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miércoles, 23 de diciembre de 2009

PALABRAS DE MOTIVACIÓN



CONÉCTATE CON EL CIELO LES DESEA UNA FELIZ NAVIDAD A TODOS Y UN FELIZ AÑO NUEVO 2010 LLENO DE BENDICIONES (ESTE VIDEO CONTIENE PALABRAS DE MOTIVACION SOLO QUE ESTA EN INGLES PERO VERLO ES MUY BONITO DIRIGIDO POR MARÍA CORDINADORA DE LA FAMILIA INTERNACIONAL EN TODO EL MUNDO)e

EL NACIMIENTO DE JESÚS (VIDEO)



Alegría en toda la tierraCurtis Peter Van Gorder
La Navidad es una época de alegría y celebración. Numerosos países tienen costumbres y tradiciones singulares que contribuyen a hacer de esta una temporada feliz. En México, nueve días antes de la Navidad empiezan las posadas. Cada noche, los niños recorren el barrio, representando la búsqueda de albergue de José y María. Dos adolescentes que cargan estatuillas de José y María van al frente de la procesión hasta una casa predeterminada. En el camino cantan villancicos. Llaman a la puerta y piden posada. Inicialmente los rechazan, pero luego los dejan entrar. A continuación hay fiesta y celebración. Con los ojos vendados, los niños se lo pasan en grande usando un palo para tratar de romper la piñata, que consiste en una figura grande de papel decorado que cuelga del techo y contiene caramelos o regalitos. En Colombia se celebran las populares novenas. Nueve días antes de la Navidad, amigos, familiares y vecinos —también se celebra en las empresas— se reúnen cada noche en una casa distinta para elevar oraciones al niño Jesús y cantar villancicos. En Escocia, la noche después de la Navidad se envuelven paquetes de comida que se entregan a las personas de escasos recursos. En Rusia, algunos cristianos ortodoxos ayunan unos días antes de Navidad. En Nochebuena, al aparecer en el cielo la primera estrella, dan comienzo a una cena de 12 platos. En la región española de Andalucía, grupos de campanilleros cantan villancicos por las calles y ante las casas a cambio de unas monedas. Esto lo hacen desde primeros de diciembre hasta el 6 de enero, día de Reyes. Van vestidos de pastores y tocan instrumentos rústicos. Costumbres similares se conservan en algunas provincias peruanas. En Ghana, África Occidental, se decoran las casas con adornos de papel brillante que confecciona la familia con ese motivo. También se suele decorar un árbol de cada jardín, que puede ser un mango, un guayabo o un anacardo. En Etiopía, los feligreses de la Iglesia Ortodoxa Etíope celebran la Navidad el 6 de enero, siguiendo el antiguo calendario romano. En el sur de la India, por la noche los cristianos decoran sus casas con lámparas de arcilla. En Filipinas se emiten villancicos por radio prácticamente desde septiembre. En la China, los cristianos arman árboles artificiales —llamados árboles de luz— y los adornan con cadenas de papel, flores, lámparas y otros elementos decorativos. En muchos países se representa con figuras el nacimiento de Jesús. En Latinoamérica son muy populares los concursos de pesebres. En Italia, la familia reza mientras la madre pone una figura del Niño Jesús (Bambino) en el pesebre. En todo el mundo se tocan campanas en momentos de júbilo. Pues ¿qué momento más dichoso puede haber que aquel en que festejamos el mayor regalo que Dios hizo a la humanidad, Su único Hijo? En Noruega, la gente da comienzo a la celebración navideña tocando campanas a las 5 de la tarde el día de Nochebuena. Naturalmente, no podemos olvidar el árbol de Navidad. Si bien existen numerosas especulaciones en torno a cómo y cuando se consolidó el árbol como símbolo navideño, muchos creen que tuvo su origen en la Alemania medieval, en la que se empleaba un árbol decorado con manzanas rojas para representar el Paradeisbaum, o árbol del paraíso, en una obra sobre Adán y Eva que se ponía en escena durante la temporada navideña y que culminaba con la promesa de la venida del Salvador. El hecho de que se usara un árbol de hoja perenne simbolizaba la vida eterna que Jesús promete a quienes creen en Él. Así como el árbol permanece verde a pesar del invierno, Jesús triunfó sobre la muerte. En otras épocas, al llegar la temporada navideña los cristianos adornaban sus casas con acebo. Las hojas espinosas de ese árbol les recordaban la corona de espinos que llevó Cristo cuando fue crucificado; y sus frutos rojos, la sangre que derramó por nuestros pecados. Quizá la tradición navideña más extendida —la de hacer obsequios a los seres que uno ama— tenga su origen en los regalos que los sabios de Oriente hicieron a Jesús. Los sabios detectaron en los cielos una señal que indicaba el nacimiento del Mesías y fueron a adorarlo. En aquellos tiempos no era fácil viajar. Es probable que a aquellos hombres les tardara un par de años hacer los preparativos y trasladarse a Judea para entregar aquellos obsequios a Jesús. «La estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el Niño» (Mateo 2:9). Los sabios le entregaron lo mejor de sus respectivos reinos: oro, incienso y mirra. El oro simbolizaba Su realeza. Además, es indudable que José y María sacaron buen provecho de aquel regalo cuando al poco tiempo tuvieron que huir a Egipto para salvar a Jesús del atentado herodiano contra Su vida. Aquel don en metálico seguramente les sirvió de fuente de sustento durante su estancia allí en calidad de extranjeros, hasta que pasó el peligro y pudieron retornar a Judea. El incienso simbolizaba Su divinidad. Es una resina aromática con la que se elaboraban perfumes para los reyes. El tercer obsequio, la mirra, era también una resina aromática con la que se elaboraba un ungüento para embalsamar a los muertos. Simbolizaba la humanidad de Jesús y el hecho de que moriría por nosotros. Es decir, que el nacimiento, el martirio, la muerte y la gloria de Jesús fueron anunciados mediante los obsequios de aquellos sabios. En todo caso, ¿a qué obedecen todas esas tradiciones? Volvamos por un momento a aquella noche en que unos pastores apacentaban a sus rebaños en la ladera de un monte cercano a Belén. De golpe apareció una luz fulgurante, y unos ángeles anunciaron con cánticos el nacimiento de Cristo. Los pastores se emocionaron tanto que salieron corriendo a contar su experiencia a todo el que se les cruzara en el camino. Cabe imaginarse la dicha de María y José al sostener en sus brazos al Hijo de Dios. Aun hoy, todos cuantos abren su corazón para aceptar el amor de Dios encarnado en Jesús pueden experimentar esa misma dicha.
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Milagro en Navidad


Tomoko Matsuoka Aquella Navidad Eiko pesaba treinta y un kilos. La piel se le estiraba ajustadamente por los pómulos y ni la gruesa ropa de invierno podía disimular su extrema delgadez. Solo tenía trece años y padecía una grave anorexia desde los nueve años. Mis padres y nosotros, sus hermanos, no nos habíamos dado cuenta antes de aquella lucha, pero en ese momento el impacto era muy evidente. Por un tiempo dio la impresión de que mejoraba, pero unos meses antes de Navidad la situación empeoró. De la noche a la mañana, nuestra hermana que había sido fuente de alegría y risas para la familia, apenas si sonreía. Por el contrario, tenía una mirada muy contenida de aislamiento, incluso de animosidad. Mientras más la animábamos a comer, más nos rechazaba. Mis padres observaban impotentes cómo perdía peso y su ya esquelética constitución. Se dedicaron horas a la oración y a largas charlas hasta altas horas de la noche para ayudarla a a afrontar la realidad: si no empezaba a comer, su vida se apagaría con rapidez. Nuestros padres y todos nosotros somos misioneros de plena dedicación. Las navidades anteriores siempre habían estado llenas de emoción, de la alegría de montar espectáculos en centros de beneficencia para niños y hogares para jubilados. Pero aquella Navidad fue distinta. Los preparativos se rezagaban y la acostumbrada atmósfera festiva fue reemplazada por una marcada tensión. Llegó diciembre, y nuestros ambiciosos planes habituales para Navidad quedaron en un segundo plano. No sabíamos qué hacer. A Eiko se le acababa el tiempo. Entonces llegó la semilla de un milagro que nos conmovería a todos en un mensaje que recibió mi padre mientras oraba: «Ve a Niigata para Navidad, y realiza labores humanitarias con los niños. Necesitan vivir lo que es la Navidad. Lleva también a Eiko.» La idea parecía disparatada. La necesidad era grande, ya que hacía poco un fuerte terremoto había sacudido Niigata y muchas familias habían quedado sin hogar y vivían en albergues. Pero estábamos en pleno invierno, y en Niigata -situada en una zona montañosa de Japón- las temperaturas eran bajo cero. ¿Tendría Eiko las fuerzas para aguantar un día de viaje? No habíamos conseguido previamente alojamiento, y el alimento especial que estaba dispuesta a consumir seguramente no lo encontraríamos allí. De todos modos, el mensaje era claro: «Los niños necesitan vivir lo que es la Navidad». Preguntamos a Eiko si le gustaría ir, y por primera vez en mucho tiempo brilló en sus ojos una chispa de interés. Papá y mamá le dijeron que si iba tendría que comer lo que se sirviera. Aceptó. Durante los cinco días que estuvimos allí nos presentamos en tres albergues. En cada uno había cientos de personas que dormían en el piso: niños, padres y abuelos; todos pasaron la Navidad en gimnasios de institutos de enseñanza secundaria. Actuaron e interpretaron canciones, confeccionaron figuras con globos que luego regalaban a los niños y abuelos, y a todos regalaron libritos de lecturas reconfortantes. Mientras más daban, más despertaba el espíritu de Navidad que hasta entonces había faltado. Eiko también lo sintió. Antes de ese viaje le faltaba motivación para vivir, pero luego expresó que quería vivir para servir a Jesús y al prójimo. El milagro había comenzado. Regresando a casa, vimos un arco iris doble que atravesaba el cielo: Dios quería celebrar con nosotros la victoria del giro que se había obrado en la vida de Eiko. Al cabo de una semana, consumía más de lo que había comido en muchísimo tiempo. Mientras se acercaba aquella Navidad, la perspectiva no podía haber sido más sombría para nuestra familia. Pero cuando nos preocupamos más por las necesidades ajenas que por las propias, en la arrasada Niigata redescubrimos el secreto de una Navidad feliz y una vida diaria dichosa: dando se recibe.

DESPIERTA OH TIERRA

La estrella de Belén
Curtis Peter van Gorder
Dicen los pastores que vieron brillaruna linda estrella por la madrugá.Dicen que la estrella los llevó a Belény los santos Reyes llegaron también... Villancico popular venezolano Cuando Jesús nació, en Belén de Judea, en días del rey Herodes, llegaron del oriente a Jerusalén unos sabios, preguntando: —¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido?, pues su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarlo. Al oír esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Y, habiendo convocado a todos los principales sacerdotes y escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo.Ellos le respondieron: —En Belén de Judea, porque así fue escrito por el profeta [Miqueas]: «Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá, porque de ti saldrá un guiador, que apacentará a Mi pueblo Israel». Entonces Herodes llamó en secreto a los sabios y se cercioró del tiempo exacto en que había aparecido la estrella.Y enviándolos a Belén, dijo: —Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño y, cuando lo halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya a adorarlo. Ellos, habiendo oído al rey, se fueron. Y la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que, llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo.(Mateo 2:1-10) Muchas veces me he preguntado qué motivaría a los Reyes Magos a recorrer una distancia tan grande y a tan gran costo para llevar presentes al Niño Jesús. ¿Quiénes eran esos Magos? ¿Y cuál fue la estrella? La palabra que se empleó en el texto original griego fue magoi. Proviene de una raíz indoeuropea que significa grande, exaltado, pudiente, y se aplicaba a los miembros de una casta sacerdotal del Cercano Oriente. Se cree que los Magos eran seguidores de Zoroastro o Zaratustra, maestro religioso y profeta persa que enseñaba la fe en un solo dios. Los Magos habrían conocido las profecías de Daniel. Después de que Babilonia destruyó Jerusalén y la mayoría de judíos fueron esclavizados en el año 586 a.C., Daniel se convirtió en sirviente del rey de Babilonia y, a la larga, por la sabiduría que le había otorgado Dios, fue muy estimado en la corte real de Babilonia y Persia como un rab-mag o mago-jefe. Daniel dio la única profecía específica de la Biblia relativa a cuándo moriría el Mesías. Esa profecía se puede encontrar en el capítulo 9 de su libro. A partir de esos datos, los Magos habrían sabido que el Mesías iba a nacer en su época, lo cual explica por qué buscaban una señal. (Actualmente sabemos que Jesús murió aproximadamente en el año 30 a la edad de 33 años, lo que sitúa la fecha de Su nacimiento el año 4 ó el 3 a.C.) Los Magos tal vez conocían otra profecía que había dado un adivino de Mesopotamia llamado Balaam, que en el año 1400 a.C. intentó maldecir a Israel, pero en vez de eso profetizó la llegada del Mesías: Lo veo [al Mesías], mas no ahora; lo contemplo, mas no de cerca: Saldrá estrella de Jacob, se levantará cetro de Israel. [...] De Jacob saldrá el vencedor (Números 24:17,19). Sin embargo, al parecer los Magos desconocían la profecía de que el Mesías nacería en Belén, porque el rey Herodes tuvo que facilitarles esa información; y a su vez, Herodes se enteró por boca de sus consejeros. Entonces, ¿cuál fue la estrella que siguieron los Magos? Es importante entender que la palabra griega del texto original en el Evangelio de S. Mateo es aster, que no solo significaba estrella sino que tenía el sentido más amplia de astro, palabra que ha derivado de ella. En la época del nacimiento de Cristo, los movimientos de las estrellas y planetas estaban considerados en gran medida predicciones confiables de sucesos futuros, que en particular tenían que ver con gobernantes. En Génesis 1:14 dice que Dios creó las estrellas y los planetas para que sirvieran de señales. Los judíos creían que eran señales del cielo que tenían por objeto ayudarles a conocer las obras y la voluntad de Dios. ¿Qué ocurrió en el cielo en aquella época para que los Magos emprendieran la búsqueda? Es imposible saberlo a ciencia cierta, porque se sabe que entre el año 7 y el 2 a.C. ocurrieron varios fenómenos importantes: dos novas, dos cometas y unas doce conjunciones en las que, por su gran proximidad, varios planetas adquirían el aspecto de una estrella o estaban alineados de forma que pudieran haber tenido un significado importante para los sabios. Johann Kepler fue el primero en sugerir que la estrella fue un alineamiento de planetas. En 1605 calculó que en el año 7 a.C hubo una conjunción de tres planetas: Saturno, Júpiter y Marte. Pues bien: en ese año no hubo una, sino tres conjunciones de Júpiter y Saturno, fenómeno que solo se da cada 900 años aproximadamente. Los tres encuentros de dichos planetas tuvieron lugar en la constelación de Piscis, que durante mucho tiempo se había asociado con la nación hebrea. En el año 5 a.C. los astrónomos chinos registraron una nova en la constelación de Capricornio. También avistaron dos cometas, uno en el año 5 y otro en el año 4. Llamaron al cometa del año 5 estrella-escoba, por ser un cometa con cola que barrió el cielo durante setenta días. Como cruzaba el cielo de la noche, algunos creen que el cometa fue la estrella que guió a los Magos en su viaje. En agosto del año 3 a.C., Júpiter (el planeta rey) hizo una cercana conjunción con Regulus (rey en latín), que también es la estrella principal de Leo, la constelación real. En los meses siguientes, Júpiter pasó de nuevo por Regulus, luego volvió e hizo conjunción por tercera vez con la estrella. Los astrólogos pudieron ver en la aparente revolución del planeta rey en torno a la estrella real una señal de que estaba a punto de aparecer un rey importante. Sea lo que fuera lo que guió a los Magos, sabemos que encontraron lo que buscaban. Al entrar en la casa, vieron al niño con María su madre, y postrándose lo adoraron. Luego, abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. (Mateo 2:11.) Hoy en día, nosotros también podemos encontrar a Jesús, el Cristo, si obedecemos la Palabra de Dios, que ha prometido que si buscamos lo encontraremos. «Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá, porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.» (Mateo 7:7-8). Es más, tal vez le sorprenda al lector saber que el propio Dios lo busca. Jesús dice: «Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye Mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo» (Apocalipsis 3:20).

martes, 8 de diciembre de 2009

La esencia de la Navidad es... el amor


Mensaje de Jesús Se dice que la Navidad es una época de alegría y felicidad. Sin embargo, ¿cómo es que a veces en estas fechas todo es más bien agobio y trajín? Después de un año agotador, plagado de problemas, es normal que sientas cansancio, y que la Navidad represente para ti una presión más, una exigencia más. Es lógico que te vengan a la cabeza cantidad de preocupaciones y de interrogantes. ¿Apreciarán tus seres queridos los esfuerzos que haces con vistas a que disfruten de una Navidad entrañable? ¿Lograrás cumplir sus expectativas? ¿Resultarán tus planes tal como esperas? ¿Será esta una Navidad dichosa? Aunque consideres que no dispones de tiempo, te ruego que hagas una pausa. Me gustaría ayudarte a tener paz y tranquilidad. ¡Quiero que, en vez de limitarte a sobrevivir, goces de esta temporada! Eso sí, te costará algo. Tendrás que dejar de lado una parte de tu ajetreo a fin de crear espacio para algo mejor. Quizá te parece que cada Navidad tiene que ser mejor y más a lo grande que la anterior, y te desvives haciendo preparativos con esa intención; pero recuerda que a veces menos es más. ¿Te has detenido a pensar si son necesarias tantas idas y venidas? ¿De verdad servirán para que tú y los tuyos disfruten de una Navidad más feliz? ¿O estás descuidando lo que más importa en la vida a fin de escoger los regalos ideales, disponer impecablemente los adornos y reunir los más exquisitos ingredientes para las comidas? Cuanto menos te atosigues por preparar una Navidad perfecta, más tiempo tendrás para gozar de ella. Cuanto menos te dejes arrastrar por el estrés y las presiones, más alegres y felices serán los momentos que pases con tus seres queridos. La Navidad se disfruta más cuando no se centra en los adornos, los regalos y las fiestas, sino en el amor. La esencia de la Navidad es el amor. La Navidad es para pasar buenos momentos con tu familia y tus amistades. Es para apreciar y celebrar el amor que sienten unos por otros. Por desgracia, en medio de la confusa agitación típica de estas fechas es fácil que el amor quede relegado a un segundo plano por tantos adornos y regalos, tantas compras, fiestas y opíparas cenas. La Navidad es mucho más que una celebración. Es Mi cumpleaños. Es una ocasión de festejar el mayor regalo que ha recibido la humanidad. ¿Podrías dedicarme unos instantes ahora mismo, en memoria de Mi nacimiento? Quiero expresarte cuánto te quiero. ¿Podrías hacer una pausa para darme las gracias por Mi amor y meditar sobre cómo puedes difundir más amor por el mundo? Fue por amor a ti que estuve en la Tierra hace unos 2000 años. Fue el amor lo que me motivó a andar por tu mundo y ser uno más de tus semejantes, a vivir y morir por ti. El amor fue y sigue siendo la razón de Mi existir. Todo lo que he hecho lo he hecho por amor a ti y a toda la humanidad. ¡Para que veas lo mucho que significas para Mí! Esta Navidad, tómate tiempo para amar. Así me harás un regalo tremendo, y a la vez crearás las condiciones para que pueda hacerte valiosos regalos durante el próximo año. Que el amor sea el protagonista de tus celebraciones navideñas. Los adornos, las comidas espléndidas y los abundantes regalos quedarán en su mayor parte perdidos en el olvido, opacados por los recuerdos de muchas otras navidades. En cambio, el amor que compartas y cultives perdurará para siempre. Amar es dedicar tiempo a los demás, aunque eso signifique menos regalos y una celebración no tan elaborada. Cuantos más detalles superfluos elimines, más tiempo te quedará para lo que realmente vale, lo que de verdad importa, la esencia de la Navidad: ¡el amor!
Si todavía no conoces el hermoso amor de Jesús —el alma de la Navidad—, invítalo ahora mismo a entrar en tu corazón y tu vida. Dile, por ejemplo:
Te doy gracias, Jesús, por el amor que me manifestaste al venir a la Tierra y vivir y morir por mí. Quiero celebrar esta Navidad contigo. Me gustaría conocerte mejor y recibir Tu amor y la vida eterna que me ofreces. Te ruego que transformes mi existencia con Tu amor y que me ayudes a transmitir ese amor a los que me rodean.

lunes, 7 de diciembre de 2009

FELIZ NAVIDAD JESÚS


Siendo el cumpleaños de Jesús, es lógico que pensemos en algo lindo que regalarle, de la misma manera que hacemos obsequios a nuestros seres queridos o preparamos algo especial para ellos el día de su cumpleaños. Lo que pasa es que a veces resulta difícil saber qué darle al Rey del universo, que ya lo tiene todo. Justamente me encontraba dándole vueltas a ese pensamiento cuando se me ocurrió que la forma más fácil de dar con la solución era preguntarle directamente a Él qué sería lo que más le gustaría que le regalásemos. A continuación reproduzco seis de Sus respuestas:Regálame amor Ya sabes cómo es eso de los cumpleaños: a todo el mundo le gusta sentirse querido en su día. Yo soy igual: la Navidad es Mi cumpleaños. Lo que más me interesa eres tú. Tenerte a ti y disfrutar de tu amor representa más para Mí que ninguna otra cosa. Y claro, en estas fechas tan entrañables, cuando a todos les gusta reunirse con sus seres queridos, familiares y amigos, Yo quiero reunirme contigo. Pasar un rato juntos hará que Mi cumpleaños sea una ocasión verdaderamente significativa. No tiene que ser nada complicado. Es fácil complacerme. Lo único que pido es estar contigo. Podemos hacer lo que te apetezca, siempre y cuando estemos los dos juntos. Podemos sentarnos a conversar. O leer algo juntos y hacer una pausa cada tanto para reflexionar sobre ello. Podemos decirnos las cosas que nos gustan y que valoramos el uno del otro. Con detalles así puedes manifestarme que me amas y que no te has olvidado de quién es el homenajeado.Regálame tu generosidad La Navidad es época de dar. Fue cuando Mi Padre me entregó a Mí, Su Hijo unigénito, por amor al mundo. Fue cuando vine a la Tierra y ofrendé Mi vida para dar vida eterna a todos los que la aceptaran. Es asimismo la época en que las personas intercambian regalos para conmemorar las dádivas que Mi Padre y Yo les brindamos. En esta Navidad te pido que me ofrezcas generosidad, haciendo por tu prójimo tanto como harías por Mí. Si bien en Navidad se celebra la buena voluntad de Dios para con los hombres, también deseo que sea una temporada de buena voluntad entre los hombres. Haz una pausa para preguntarme qué puedes hacer por algún ser humano. Corresponde a la buena voluntad de Mi Padre demostrando tú también tu buena voluntad.Regálame tu corazón agradecido Agradéceme todo lo que te sucedió este año que termina. Dame gracias por las bendiciones que te envié y también por las pruebas y exigencias que fortalecieron tu carácter. Agradéceme el amor que recibiste y alábame por las oportunidades que tuviste de brindar amor a quienes te rodean. Es decir, dame las gracias por todo. Me hace feliz escuchar tus alabanzas y expresiones de gratitud. Unen tu corazón al Mío, nos acercan y pueden hacer que esta Navidad sea la mejor que hayas celebrado hasta ahora. Ahora bien, todo eso no tiene por qué terminar después de la Navidad. Cuando pase algo que te haga feliz o te demuestre que otras personas te aprecian y te aman, alábame por ese regalo. Así los dos intercambiaremos regalos. Soy Yo quien te concede esos favores que te brindan felicidad; y al agradecérmelos, tú también me brindas a Mí felicidad. Sigue dándome las gracias por todo lo que te obsequie, y Yo seré cada vez más generoso contigo, tanto que cada día será como Navidad.Regálame tus oraciones Orar por otros es un acto de abnegación: requiere tiempo y esfuerzo. Es, sin embargo, un sacrificio que me agrada. Si no tienes la costumbre de rezar por otros a diario, no te preocupes: Yo miro tu corazón. Si no te consideras elocuente, no te preocupes: Yo miro tu corazón. Si sientes que no tienes mucha fe, no te preocupes: Yo miro tu corazón. Lo que me impulsa a satisfacer las necesidades de las personas por las que oras son tu amor y tu interés genuino. Traduce, pues, tu amor en hechos. Lleva a la práctica tu fe y pon a prueba Mis promesas, orando por otras personas. Te lo retribuiré con creces.Regálame perdón La Navidad es una buena fecha para reconciliarse. Y a menudo hay que empezar haciendo el esfuerzo de perdonar a alguien, aunque te parezca que esa persona debería pedirte perdón a ti. ¿Alguien dijo o hizo algo que te hirió? Perdona. ¿Albergas resentimiento hacia alguien? Perdona.Comparte Mi amor con los demás No habría dudado en venir a vivir a la Tierra y morir exclusivamente por ti; pero amo en la misma medida a los demás pobladores del mundo. Mi mayor anhelo es que todos tengan la oportunidad de conocer ese amor, que mucha gente ni siquiera sabe que existe. Necesita que alguien se lo diga y se lo enseñe. Se ha dicho con razón que no tengo otras manos, ni otros pies, ni otros ojos que los de Mis seguidores. Si quieres hacerme un regalo verdaderamente estupendo esta Navidad, déjame servirme de ti. Permite que te llene de Mi amor y deja que ese amor fluya a través de ti hacia los demás.

SUENEN CAMPANAS

NAVIDAD OH NAVIDAD

ANGELES NAVIDEÑOS

VENGAN A VERLO

A NACIDO UN NIÑO