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viernes, 30 de octubre de 2009

ARROYOS QUE NUNCA SE SECAN


Virginia Brandt


Qué grato es mi recuerdo de niña, cuando los contratiempos surgían
Y la fe valiente de mi madre dejaba en ridículo la mía.
Porque en momentos de gran angustia mucho se debilitaba mi fe,
Mientras que la suya ante las pruebas aún más parecía florecer.
Mis dudas se iban volando tan pronto oía su voz:
"Pues Dios todavía está en el trono, y TODO LO CAMBIA LA ORACION . "

Mas pasados algunos años, el santuario de su regazo dejé,
Cuando me demostraron unos hombres, sabios y eruditos al parecer,
Que una fe tan simple e infantil había quedado anticuada;
Que pertenecía a otra época, y sólo para tontos era apropiada.
"Todo decían es sólo un mito que de la ignorancia resultó,
Que Dios todavía esté en el trono, * y TODO LO CAMBIE LA ORACION . "
Su camino me pareció bueno, pero a la hora de la verdad
No era más que un juego inútil, que no satisfizo la necesidad.
"Agárrate bien decía un burlón , no hay otra cosa en esta vida".
Cuando ése era justo el problema: a donde asirme no tenía.
Porque perdí la fe sencilla, que tanta seguridad me dio,
De que Dios todavía está en el trono, y TODO LO CAMBIA LA ORACION.

Regresé entonces de corazón a la vieja senda de siempre;
Y ahora SE BIEN que existe Dios no me importa qué diga la gente.
Pues no hay prueba como la oración contestada de tal manera
Que nos haga conocer sin dudas que Dios está allí a la espera;
Ni se encuentra mayor felicidad que la que este dicho cierto me aportó:
Que Dios todavía está en el trono y TODO LO CAMBIA LA ORACION.

Nunca olvidaré el día en que me di cuenta del HECHO de que las promesas de la Biblia eran reales y prácticas, y que efectivamente se podían aplicar a mis necesidades diarias. Para mí fue una revelación. Desde muy pequeña me habían enseñado la Biblia, pero nunca me había dado cuenta de que Dios hablaba totalmente en serio en las numerosas promesas que da en su palabra, y que las cumpliría al pie de la letra si extendiésemos nuestra fe y reclamásemos las promesas de forma categórica.
La palabra de Dios dice: "Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia.(2ª de Pedro 1:4.)
De modo que después de todo es grave eso de pasar por alto o tomarse a la ligera las promesas de Dios, porque por ellas nos hacemos "participantes de la naturaleza divina". Yo jamás habría osado tomar una promesa y caminar conforme a ella esperando que Dios me respondiera, porque según mi limitado conocimiento de la fe, no eran sino cosas del idioma bíblico, muy bonito, que no había que tomar en serio ni considerar que tuvieran aplicación práctica. Me temo que actuaba como la señora a la que le preguntaron: "¿Y por qué piensa usted que Dios hizo todas esas promesas en su palabra? ¿Para qué están ahí?" "Pues de relleno", me imagino.
De todas formas, creo que cuando pensaba en ellas anteriormente, si alguna vez lo hacía, me debía de parecer más a aquella señora escocesa muy ignorante que se había pasado casi toda la vida apartada en las montañas de Escocia, y que era tan pobre que no podía ni pagar su alquiler, por lo que tenía que depender de su iglesia para su mantenimiento. Un día, cuando su pastor, que era muy bondadoso, le trajo la cantidad del alquiler, le dijo: "Sra. McKintrick, perdóneme que le hable con tanta franqueza, pero estoy seguro de que entenderá. Sus amigos que le están ayudando a pagar el alquiler no comprenden por qué no la mantiene su hijo. Tengo entendido que goza de una buena posición en Australia, que es muy bueno y que la quiere mucho. ¿No es así?" "Oh, sí," dijo la madre, "y nunca se olvida de mí. Todas las semanas me escribe y me manda mucho cariño; me gustaría que viera alguna de sus cartas." Al instante el pastor indicó que le gustaría ver algunas cartas, curioso por saber algo más de un hijo como ese que podía amar tanto a su madre y sin embargo no la mantenía. La mujer no tardó en regresar con dos paquetes, y poniendo uno de ellos en las manos del pastor, dijo: "Estas son sus cartas." El pastor estaba desatando la cuerda ya gastada que envolvía el paquete, cuando ella dijo: "En cada carta me envía siempre un dibujo bonito. No son muy grandes, y encajan exactamente en el sobre, pero eso demuestra que se acuerda de mí." El pastor levantó la cabeza interesado. "Un dibujo en cada carta." Tenía más curiosidad que nunca. Dijo: "¿Puedo verlos también?" "Claro que sí,"--respondió ella-- "algunos tienen la cara de un hombre, otros son de un hombre a caballo, y hay unos cuantos que llevan el dibujo del rey. Mire éste del rey de Inglaterra, ¡viva el rey!" "¡Viva su hijo!" - dijo el pastor asombrado-. "Amiga mía, ¿se da usted cuenta de que es rica? Esos son billetes de banco, es dinero. ¡Pero si tiene usted una fortuna! ¡Pensar todo lo que ha sufrido y vivido privada de necesidades cuando aquí en casa tenía dinero y creía que sólo eran dibujos bonitos. "
Y ése era sin duda el problema que tensa yo respecto a las promesas de la palabra de Dios. Me parecían sólo ilustraciones bonitas, un lenguaje hermoso. Por ejemplo el salmo 23: "El Señor es mi pastor, nada me faltará . En lugares de delicados pastos me hará descansar, junto a aguas de reposo me pastoreará . " Para mí no era sino poesía hermosa, un relato pintoresco. Ni por un momento soñé que tuviera una aplicación literal, que Jesús puede ser para nosotros une pastor y que puede cumplir en nuestra vida todos y cada uno de los versículos de ese salmo, si confiamos en El. Qué lástima que tantas personas lean hoy en día los cientos de promesas de la palabra de Dios de la misma forma que lo hacía yo .
Qué pocos hay que sean como aquella buena mujer que había recibido la visita de un ministro de Dios; mientras ella estaba en la cocina preparando el té, él tomó la Biblia de ella, que estaba muy gastada, y empezó a pasar distraídamente las páginas, y entonces se dio cuenta de que en los márgenes aparecían de vez en cuando estas dos letras: E . C . Cuando regresó ella con el té, él le dijo: "Tía, ¿qué significan estas letras que has escrito en tantos sitios; E.C. ? Y aquí también están, y aquí." "Hermano," --dijo ella iluminándosele la cara de gozo-- "eso quiere decir: 'experimentado y comprobado'. En momentos de gran necesidad he tomado esas promesas y las he reivindicado como si fueran para mí. Esas son las que he experimentado y comprobado que son verdad. "
Realmente son inapreciables. Y esa es exactamente la manera en que el Señor quiere que nos sirvamos de ellas . Desea que pongamos a prueba y nos sirvamos de su Palabra en los momentos de necesidad. "Probadme ahora en esto, dice el Señor", hasta que con fuerza, fe y dulce confianza podamos anotar al margen de muchos versículos: "experimentado y comprobado" .
La palabra de Dios dice: "Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas", y hay cientos de ellas.
¡ Cantidad abundante ! ¡ Fuente ilimitada ! "Arroyos que nunca se secan . " "Entremos y poseamos la tierra", o seremos como los testarudos israelitas para quienes Dios había provisto con tanta abundancia y que nunca llegaron a heredar la promesa a causa de su incredulidad. "Esta es la victoria que ha vencido al nardo, nuestra fe."
Pero te preguntarás: ¿Cómo puedo tener esa fe vencedoras ¿Cómo puedo apropiarme yo de esas promesas? ¿Cómo puedo experimentarlas y comprobarlas?
En las páginas siguientes trataremos de darte consejos sobre la forma de obtener cosas de Dios.

¿Cuando no se
debe orar?
Parece extraño que pueda haber momentos en los que no se debería orar. En cierto modo es verdad. Pero por otra parte, llega un momento en que ya no debes seguir pidiendo al Señor el deseo de tu corazón. Para empezar te voy a dar un versículo: Josué 7: 10. "Y el Señor dijo a Josué: Levántate; ¿por qué te postras así sobre tu rostro?" Este versículo se explica por sí solo. Josué ha estado suplicándole a Dios que le conceda el deseo de su corazón, y conforme vamos leyendo, da la impresión de que continúa suplicando mucho tiempo después de que Dios ya le ha oído y la respuesta está en camino. Así que el Señor le pregunta por qué sigue perdiendo el tiempo, y le indica muy claramente que ya es hora de que se levante y vaya a hacer sus asuntos, porque el Señor le ha oído y no necesita que le pida más. No cabe duda de que llega un momento en el que seguir orando es incredulidad. Algunos han descubierto que pueden orar hasta quedarse sin fe. Examinaremos detenidamente esta cuestión para ver si esta suposición tiene fundamento bíblico.
Hace algunos años, di una vez una conferencia en un pueblecito del oeste, y al final de la reunión la gente estaba bastante interesada en quedarse con un recuerdo que dábamos que tenía nuestra foto. La última noche que asistí a la reunión, sólo me quedaba uno y lo había guardado como muestra para imprimir más. Aquella noche, al entrar en el edificio, se me acercó un joven de carácter muy amable pero un poco retrasado mental y me pidió la foto y estaba tan interesado que prometí darle la que tenía de muestra y escribí su nombre y dirección por detrás diciéndole que era suya y que se la enviaría tan pronto como la hubiera visto el impresor. Aquella noche, al terminar el servicio, el joven se me acercó otra vez insistiendo en que no me marchase del pueblo sin que él tuviese una foto. La saqué del bolso y le enseñé su nombre escrito en ella, mostrándole que ya era suya del todo y que yo sólo la tenía temporalmente. Después de terminar el servicio oí como le pedía una foto de recuerdo a otro integrante del grupo, diciendo que ya llevaba dos noches viniendo a la reunión y que no se la habían dado. Había un tono de irritación en su voz porque otros la habían recibido, y al parecer a él le habían pasado por alto. La iba a imprimir en otra ciudad a la que íbamos a ir en nuestra siguiente campaña-, por lo que a la noche siguiente, que era la última noche que pasábamos en la ciudad donde vivía el joven, todavía tenía el recuerdo conmigo.
Al terminar la última reunión se me acercó alguien y me dijo que había un joven de aquella ciudad que le daba mucha lástima, que era un poco infantil pero que también se merecía tener uno de los recuerdos y estaba muy desilusionado porque no se lo habían dado, y que se sentirían muy agradecidos si yo le diera uno. Estaba claro que el joven se había quejado a ese grupo. Le busqué y apartándole un poco le expliqué claramente que él sí que tenía una foto, que yo había escrito ya su nombre y dirección en ella, y que aunque no la tuviera en sus manos para llevársela a casa, era tan suya como si ya la tuviera.
Volviéndome entonces al grupo, que estaba allí al lado, hice de la circunstancia una lección objetiva explicándoles que ésta es precisamente la forma en que tratamos al Señor cuando le pedimos algo que El nos promete dar con seguridad, y luego, si no lo recibimos al instante, o mejor dicho, si no vemos que lo recibimos, o no lo tenemos en nuestras manos, o reconocemos de alguna manera con alguno de los cinco sentidos que lo hemos recibido, inmediatamente volvemos al Señor otra vez y empezamos a renovar nuestra petición, como si El fuera sordo, mudo y ciego, y como si no nos hubiera oído o se hubiera mostrado completamente indiferente a su propia palabra, por la cual nos ha dado clara autoridad para acercarnos a El y pedirle el deseo de nuestro corazón. No una, sino muchas veces, nos acercamos a El como niños tontos balbuceando vanas repeticiones, y nos comportamos como si Sus promesas no significasen más que las de algún ser humano infiel que irreflexivamente hizo muchas promesas sin la menor intención de cumplirlas, o sin darles demasiada importancia. Verdaderamente es un insulto al corazón infinito del Padre Celestial, cuya Palabra, que es infalible por los siglos de los siglos, ha dicho: "El nunca ha faltado a ninguna de todas Sus promesas"; "las promesas de Dios son sí y Amén para la gloria de Dios"; "el cielo y la tierra pasarán, pero Mis palabras no pasarán"; "por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas."
No se pueden comparar las promesas de Dios con las promesas del hombre. El hombre es humano y puede faltar a su palabra, pero Dios no puede faltar a la Suya. Su justicia, misericordia, verdad, amor y fidelidad sostienen Su palabra, y no sólo eso, sino que Dios tiene poder para cumplir Sus promesas y no siempre está al alcance del hombre el cumplir las suyas.
Estar a la
expectativa
¿Cuál es la razón por la que tan poca gente RECIBE COSAS DE DIOS? Hay dos clases de cristianos: los que oran y esperan que algo suceda, y los que sólo oran y no esperan que suceda nada. La oración es un medio para alcanzar un fin, un eslabón que enlaza las necesidades humanas con los recursos divinos, el llanto que derrama un niño ante su Padre sabiendo que al gran Corazón Paternal le gusta más dar de lo que a él le gusta recibir. "Porque si un padre terrenal sabe dar buenas dádivas a sus hijos, cuánto más el Padre Celestial dará buenas cosas a los que Le pidan."
Un amigo nuestro dijo un poco en plan de broma que a toda su congregación se le había contagiado el "dame", ya que continuamente estaban pidiéndole cosas al Señor pero sin fe de que lo recibirían. No paraban de decir: "Dame, dame, dame . "
Me recuerda al sacristán de una iglesia rural de las colinas de Virginia, al que un día se encontraron en lo alto de una escalera, arreglando algo en el campanario que estaba justo encima de la sala donde tenían las reuniones de oración. Al final se sentó en la escalera y se dirigió a un grupo de personas que frecuentaban dichas reuniones y que habían llegado antes de la hora. "¿Saben lo que pasa con esa campana que no toca? El campanario está tan lleno de oraciones que nunca llegaron más allá del techo de la iglesia, que la campana no tiene sitio para moverse. Hay montones de oraciones atascadas allí dentro que nunca llegaron más alto porque ustedes no las creyeron cuando as hicieron. ¿No saben que una oración no es ideal a menos que esperen que algo suceda? Ustedes no esperaron que algo sucediera cuando hicieron la mayoría de esas oraciones. Les digo que la verdadera fe espera algo cuando ora, y si no se espera nada,
eso no es fe, es sólo basura." Aquella noche subo una reunión de oración diferente, y todo sería muy distinto si cuando oráramos estuviéramos realmente a la expectativa. Nos limitamos simplemente a orar, o contamos con que algo suceda? ¿Cambian situaciones nuestras oraciones?
La oración no es meramente un "ensueño piadoso" que tiene un efecto subconsciente sobre el individuo que la practica, sino que la Oración es algo inmensamente práctico, y un medio para llegar a un fin tan real, tan instante y cierto como el empleo del teléfono o el telégrafo, sólo que MUCHÍSIMO MAS. El está siempre al otro lado del hilo, y nos dice: "No tenéis porque no pedís."
¿Acaso no es verdaderamente angustioso que nosotros, que somos creyentes, hagamos que nazca la incredulidad en los corazones de los demás y hagamos de nuestro Padre Celestial un objeto de burla a los ojos de los incrédulos por no haber recibido respuestas a nuestras oraciones, y les hagamos pensar que Dios no existe, que está dormido o se ha marchado a hacer un largo viaje?
Igual que Elías cuando se burló de los paganos que clamaban a su dios (1 Reyes 18: 26 ): "Oh Baal, ¡ respóndenos ! Pero no había voz, ni quien respondiese. Y aconteció al mediodía, que Elías se burlaba de ellos, diciendo: Gritad en alta voz, porque dios es ¡ quizá está meditando o tiene algún trabajo o va de camino; tal vez duerme y hay que despertarle. Y ellos clamaban a grandes voces, y se sajaban con cuchillos y con lancetas conforme a su costumbre, hasta chorrear la sangre sobre ellos. Pasó el mediodía, pero no hubo ninguna voz, ni quien respondiese ni escuchase. Entonces dijo Elías a todo el pueblo: Acercaos a mí, Y todo el pueblo se le acercó; y él arregló el altar del SEÑOR que estaba arruinado Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: SEÑOR DIOS de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que Tú eres Dios de Israel, y que yo soy Tu siervo. Respóndeme, Señor, respóndeme, fiara que conozca este pueblo que Tú, oh SEÑOR, eres el Dios, y que Tú vuelves a Ti el corazón de ellos. Entonces cayó fuego del Señor. Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: El SEÑOR es el Dios, el SEÑOR, es el Dios. "
Hace algunos años en Big Cabin (Oklahoma, EE.UU. ), se me acercó un señor y me pidió que orara por su hijo, que era muy impío. Todos los días orábamos mucho por él, y cada vez que se hacían peticiones de oración, él volvía a pedir por la salvación del muchacho y por fin una noche éste salió al frente respondiendo a la invitación y entregó
su corazón a Dios. El local estaba atestado y me fue difícil llegar a la parte posterior del edificio de donde algunos obreros me habían llamado para orar por alguien. Después le hacerlo vi a aquel padre que había orado tanto tiempo por su hijo. Extendiendo la mano, le tomé del brazo y le dije: "Hermano, tu hijo está ahí enfrente y ya se ha salvado. " Y ¿qué te crees que dijo? "No puede ser. Debe de haberse equivocado. No será mi lijo. Debe de ser otro chico que se llama igual. En esta comunidad hay otro muchacho que tiene el mismo nombre . " Tardé más de cinco minutos en convencer a aquel hombre le que era su hijo y de que efectivamente se había salvado.
Aquella noche el padre dio este testimonio: 'Llevo veinte años orando por este chico mío, y nunca me he llevado una sorpresa tan grande como la de esta noche al enterarme le que se había salvado. " Imagínate, veinte Años orando sin esperar que Dios hiciera nada. Tenía amor a Dios, y profunda confianza fin que la Biblia era verdaderamente la palabra de Dios, pero de lo que se dice una auténtica actitud de expectativa no tenía ni jota. ¡Qué lástima! ¡Cómo le debe de doler el corazón al Eterno al ver que Sus hijos oran una y Otra vez, continuamente, pero sin esperar lo más mínimo. Porque como ya hemos dicho antes, esperamos que Dios nos dé y reciba también por nosotros. Queremos que El, sin el menor esfuerzo por nuestra parte, venga directamente a nosotros y nos lo ponga en las manos. El lo hará, pero con Sus condiciones, y Sus condiciones son: "Creed que lo recibiréis y os vendrá."

El tiene derecho a establecer Sus propias condiciones, y ¿qué menos podría El pedir que Le honremos creyendo Su palabra? Su palabra no dice que si no se es perfecto es imposible agradar a Dios. Si en tu corazón tienes el deseo de agradar a Dios, no tienes más que honrar Su palabra creyendo algo que te es imposible obtener por ti mismo. Da un paso de fe en dirección a lo imposible donde no tengas otra cosa visible a qué aferrarte que no sean Sus promesas, contando con que El te responderá y te dará lo que deseas. Eso es lo que le agrada.

Hay cristianos ejemplares, en cuyas vidas casi no se podría encontrar una falta, que sin embargo raras veces consiguen cosas de Dios, simplemente porque fallan en esto mismo. Carecen de una actitud expectante. Desconocen por completo este poderoso principio de fe. Mientras que por otro lado he conocido a algunos cristianos muy débiles --quiero decir débiles por sus repetidos tropiezos en momentos de tentación, aunque al parecer se afanan por hacer sólo lo bueno-- que han recibido algunas respuestas extraordinarias a sus oraciones, debido a su fe sencilla e infantil, notándose después de cada oración una genuina actitud expectante.


Receptividad

En la vida de oración, es donde hay más fracasos, por la sencilla razón de que empezamos muchas peticiones y nunca esperamos la respuesta; seguimos enviándolas hacia arriba una tras otra, sin tener la menor esperanza de recibir las respuestas, hasta que los músculos de nuestra alma acaban por ablandarse por no ejercitar nuestras facultades para recibir. Yo prefiero enviar al trono una sola oración que esté respaldada por una fe verdadera y recibir la respuesta, que enviar cientos de peticiones y nunca ver las respuestas. Sería mucho mejor pedirle al Señor menos cosas y recibir las respuestas, que hacer daño a nuestra fe debilitando nuestras facultades para recibir. Cómo se debe de compadecer el corazón del Eterno con lástima por los que oran y oran, que esperan y esperan y luego lloran y lloran porque parece que sus oraciones no son oídas ni contestadas, y finalmente con el corazón quebrantado, se rinden desanimados pensando que Dios no se interesa, cuando en realidad son ellos mismos los que están violando todas las leyes de fe de Dios porque no han descubierto aún el principio mismo de la fe que aparece muy bien descrito en Su Palabra

¿Cuál es el problema? Nos comportamos como si Dios fuera un dictador de corazón duro, cuya terca indisposición nos vemos obligados a vencer mediante muchas súplicas, montones de oraciones y largas peticiones con el corazón quebrantado, cuando la verdad es que El está tratando de vencer NUESTRA incredulidad y anhela concedernos el deseo de nuestro corazón. Pero El no puede dar y recibir por nosotros .

Aceptación

A NOSOTROS NOS CORRESPONDE RECIBIR. A Dios, en cambio, el dar. Sí, claro, es cierto que pedimos, pero no aceptamos. Marcos 11:24 dice: "Todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis." El te lo ha dado, y está esperando que tú lo recibas; y lo puedes recibir porque te ha dado la facultad para hacerlo. Hay un himno que dice: "Yo puedo creer, y quiero creer, y creo. " Yo PUEDO, porque Dios me da la facultad de hacerlo. El nunca le ordenaría a uno de Sus hijos algo que le fuera imposible cumplir, de modo que yo puedo creer si verdaderamente quiero. Por tanto yo QUIERO, porque Dios espera que yo ejercite mi voluntad creyendo Su Palabra; y yo sí CREO, porque ahora es cuando Dios quiere, y porque ahora es cuando estoy orando por ello, y creo que lo recibo ahora, tal como dice la escritura: "Todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá. "

Así pues, hay un momento determinado en que debo dejar de orar y empezar a creer, y ese momento es "cuando oro". Si pido ahora, tengo que creer ahora, y no en algún momento futuro. Creer en el futuro es tener esperanza, no fe; y como ha dicho alguien muy sabiamente: "Fe no es lo mismo que esperanza. " La esperanza te hace situar las cosas en el futuro en un momento todavía lejano en que, si a Dios le parece conveniente, puede que te lo
conceda . Con fe, en cambio, lo consideras pasado y lo das por hecho. Está hecho simplemente porque Dios lo dice. Como El ha dicho: "Todo lo que pidiereis ORANDO ( EN EL MOMENTO DE ORAR ), creed que lo recibiréis, y os vendrá. " La esperanza mira sobre la valla, hacia el futuro, mientras que la fe deja el asunto al otro lado de la valla, en el pasado, como si ya estuviera terminado el negocio; y la fe siempre mirará hacia ese lugar diciendo: "Allí fue donde cerré el trato con el Señor. Acepté Su palabra, lo di por hecho, y es un hecho porque El lo dijo." 1 Juan 5:14,15 dice: "Y esta es la confianza que tenemos en El, que si pedimos alguna cosa conforme a Su voluntad, El nos oye. Y si sabemos que El nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que Le hayamos hecho. "

No dice "vamos a tener, " sino "tenemos". Lo tenemos ahora. Pero me dirás: "No lo veo ni lo palpo, de modo que en realidad no sé si lo habré recibido. " Pero sí que lo sabemos, porque Dios lo dijo, y Su Palabra nos basta. Creemos que lo tenemos, no porque nos lo diga cualquiera de los sentidos, sino por el testimonio de Dios. "Sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso. " Es así, simplemente porque lo dice Dios. "Es pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. " Pero si esperas a VER antes de creer, eso NO es fe. Lo que importa no es lo que pensemos, sino lo que dice Dios. No es lo que nos parece, es lo que la fe reclama. No es lo que vemos, porque "El justo por su fe vivirá. " Yo recibo las cosas con un acto de fe tajante .

Fe apropiadora

Puede que tengas fe, pero ¿tienes fe apropiadora?

Uno de nuestros evangelizadores más importantes, se esforzaba una tarde por explicar en qué consiste la fe y desesperado le ofreció al mayor de un grupo de chicos que estaban sentados en el primer banco de la iglesia un reloj de marca Ingersoll que tenía en la mano.

"¿Te gustaría tener este reloj?" Dijo el predicador extendiéndoselo.

"Vamos, ¿se cree que soy tonto?", --contestó el muchacho-- "no me va a engañar." Fijándose en el siguiente, el predicador repitió la pregunta, y no tardó en venir la respuesta: "¿Por quién me ha tomado? Hoy no es el Día de los Inocentes . "

Nuevamente volvió a hacer la misma pregunta, y una y otra vez a lo largo del banco le fueron dando respuestas por el estilo. Por último le ofreció el reloj a un chaval de unos cinco años que estaba sentado al filo de su asiento, y le miraba atentamente a la cara con los odas brillantes de entusiasmo. Sus pies no le llegaban al suelo, pero mantenía el equilibrio al filo del asiento, listo para saltar, y el pastor no tuvo tiempo ni de terminar la frase, que empezó así: "Jovencito, ¿te gustaría...?" No necesitó decir más para que la mano regordeta echara mano rápidamente al reloj y se apresurara a metérselo en el bolsillo. Las únicas palabras que sirven para describir la acción afanosa, directa y creyente del chaval son echar mano. Y mientras se arrellanaba en el banco, dijo con un suspiro de alivio que era lo que siempre había deseado.
Al terminar el servicio la muchedumbre de chicos rodeó al predicador en son de protesta, diciendo: "Vaya hombre, ¿cómo íbamos a saber que iba en serio?", y "Ese era justo el reloj que yo quería." "¿Por qué no nos dijo que iba en serio?", y dijo otro: "Si de verdad hablaba en serio, por qué no me lo puso en la mano, o por qué no me lo volvió a decir para que yo lo supiera . "

Todos deseaban que el pastor se lo hubiera puesto en la mano, en vez de extenderla y agarrarlo por sí mismos, menos aquel pequeñín que tenía verdaderamente fe apropiadora y extendió la mano para recoger por sí mismo lo que le ofrecían. El sí que poso su fe en acción .

A mucha gente le falta esta fe apropiadora De alguna manera creen que están salvados, pero aceptan las promesas de Dios de forma impersonal y poco clara. No saben como "apropiarse" de las promesas de Dios. Sencillamente no saben recibir cosas de Dios, y aunque siempre están pidiendo, nunca reciben, por la sencilla razón de que no saben en qué consiste la fe. La cita que hemos explicado tantas veces lo explica de forma muy clara: "Todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá . " Porque si nuestra alma no hace ese acto de apropiación, no podremos heredar los privilegios gloriosos de los hijos de Dios, ni tampoco gozar plenamente de nuestra primogenitura.


Sé preciso

Tenemos que ser claros en nuestro trato con Dios. El ha sido muy claro con nosotros, y nos ha dado unas promesas muy concretas, afirmándolas en unos términos muy categóricos y de una forma tan sencilla que hasta un niño puede comprenderlas. Tú tienes que ser preciso con Dios. En nuestros negocios con los demás somos específicos, sobre todo en los asuntos importantes que implican una transacción monetaria. Tenemos mucho cuidado para que todo quede claro. Decimos que estamos "haciendo un trato", o "cerrando un trato" con una persona. Luego firmamos sobre la línea punteada y cerramos el trato de una manera precisa. Del mismo modo, tiene que haber precisión al cerrar un trato con Dios. Tiene que haber un momento preciso en el que nosotros, por así decirlo, firmamos sobre la línea punteada debajo de Sus promesas, aceptando Su Palabra y cerrando el trato. En ese momento ya está hecho; lo sellamos y damos el caso por cerrado. La oración entonces se convierte en alabanza. El pedir es ahora recibir. La súplica se ha convertido en alabanza. El futuro ya es presente. Ya no estamos pidiendo, estamos apropiándonos. Toda nuestra actitud ha cambiado y la esperanza se ha vuelto fe. Fe: evidencia de lo que no se ve. ¡Qué lástima que aceptemos la palabra del hombre con tanta facilidad, y seamos tan decididos en nuestras relaciones con los demás y sin embargo tan imprecisos y tan tibios en nuestro trato con Dios, como si la oración fuese algo etéreo o incierto que no quiere decir gran cosa al fin y al cabo.

Nos acostumbramos a pedir, pedir y pedir sin recibir, y después nos inventamos excusas para disculpar al Señor, como si nosotros Le hubiéramos obligado a hacer algo que no podía y tuviéramos que dar explicaciones por El, diciendo: "Me imagino que yo no era digno", o "No oré el tiempo suficiente", o "No conseguí que orasen suficientes personas", 0 "El Señor tendrá alguna razón desconocida para no habérmelo dado", cuando la pura verdad es que en la mayoría de los casos no tuvimos fe apropiadora. No fuimos decididos con El. Desconocemos el principio fundamental de la fe, que consiste en creer que recibimos. Este es el principio de fe en el que la "ciencia", las "sociedades filosóficas" y los "filósofos modernos" han basado enseñanzas que no están de acuerdo con las escrituras, presentándolas al mundo como algo nuevo. Son religiones sin espíritu que toman una parte de las maravillosas escrituras y la distorsionan hasta tal punto que no se las puede reconocer. Miles y miles de personas han dejado sus iglesias para buscar consuelo espiritual y físico en sectas modernas, sólo porque tratan más a fondo este pequeño grano de verdad, este principio de fe y los cabecillas de estas religiones se lo han explicado por primera vez, y se agarran a un clavo ardiendo y ven esperanza donde no la hay, y no se dan cuenta de que con ese grano de verdad hay mezclada mucha falsedad, y que al aceptarla están negando algunas verdades fundamentales del Evangelio. Muchos lo han hecho para obtener liberación física. Pobres corazones engañados; no se dan cuenta de que muchas veces, el enemigo emplea la verdad de la palabra de Dios y la mezcla con lo falso para tratar que la falsificación religiosa parezca real. Y mucha gente acepta la falsificación porque contiene escrituras. Y mientras, nosotros los cristianos hemos descuidado este importante principio de fe, y como resultado ni siquiera una persona entre mil entiende de fe apropiadora, es decir, de cómo recibir cosas de Dios.


Acción

El hombre que obtiene cosas de Dios pone SU FE EN ACCION. Santiago 2:17-26 dice: "Como el cuerpo sin el espíritu está muerto, así la fe sin obras está muerta." ¿Qué es una fe muerta? Es una fe que no FUNCIONA. No es una fe EFICAZ. La fe verdadera no es algo pasivo, si la tienes actúas en consecuencia con lo que crees. Es algo práctico. No esperas que Dios haga lo que sólo puedes hacer tú. Una persona creyente pone su fe en acción. Cuando ha pedido algo a Dios, procede como si ya lo poseyese. Cuando le toma la Palabra a Dios en alguna de Sus promesas, la palabra se convierte en obras para esa persona, y entonces actúa como si ya tuviese lo que quería (lo cual, efectivamente, posee ya mediante la fe), aunque nuestros sentidos nos nieguen a cada paso del camino aquélla que ha reclamado la fe. Esto es lo que muchas veces se llama "afirmarse en la fe."

El pasaje de la escritura en el que Jesús envía los leprosos a presentarse ante el sacerdote para quedar limpios, ilustra muy bien esta idea. Dice la escritura: "MIENTRAS IBAN FUERON LIMPIADOS". Eso quiere decir que en cuanto pusieron su fe en acción, Dios hizo Su parte. Si nosotros hacemos el esfuerzo de creer, Dios hace honor a nuestra fe y hace Su parte. En el caso del hambre de la mano seca, Jesús dijo: "Extiende la mano." Realmente, al hombre le era imposible extender la mano, pero cuando Cristo se lo ordenó, él hizo el esfuerzo y se le curó la mano del todo. La fe se apoya en la voluntad, y he podido comprobar que Dios espera que pongamos nuestra fe en acción. Alguien ha dicho: "Cuando la fe va al mercado se lleva una cesta." En una ocasión una anciana se dirigía a una reunión de oración en que iban a hacer rogativas por la lluvia, pues tenían una sequía, hacía mucho calor y todo estaba muy seco. Y resulta que se sintió avergonzada de su poca fe cuando camino de la misma reunión se encontró con una niña de ocho años que tenía puestos un impermeable y botas de lluvia, y además llevaba un paraguas. La siguiente anécdota es un ejemplo de lo que quiere decir "poner la fe en acción" y "actuar como si ya se hubiera recibido. "

Cuando yo era pastora de una iglesia de Wagoner (Oklahoma, EE.UU. ), había una chica cristiana muy dedicada que se llamaba Etta, que deseaba ardientemente estudiar para hacerse misionera. Durante dos años estuvo orando y esperando recibir el dinero que necesitaba. De hecho, el último año que se pasó en casa orando y buscando el dinero que necesitaba para sus estudios, se quedó llena de deudas, y parecía que le sería totalmente imposible realizar sus estudios. Vino a mí llorando y muy desanimada. Le pregunté si sabía que era la voluntad de Dios que fuese, y me contestó que estaba completamente segura. Entonces le di je: "Yo desde luego no esperaría más. Llevas dos años pidiéndole el dinero al Señor, pero nunca lo has exigido de forma tajante ni has demostrado con ninguna de tus acciones que verdaderamente estás esperando que El te lo dé. Si verdaderamente creyeses que El va a contestar tu oración y te va a dar el dinero para el tren, para la matrícula y todo lo demás, ¿qué harías?" "Haría el equipa je, escribiría al seminario diciéndoles que voy y haría todos los preparativos para marcharme", contestó ella. Y le respondí: "Bueno, pues eso es exactamente lo que yo haría si verdaderamente creyese que Dios ha escuchado mi oración y que es Su voluntad que vaya. Me afirmaría sin duda en Su promesa y me pondría a arreglarlo todo, tal como harías si tuvieras el dinero, porque con fe de verdad se obra como si ya se tuviese el dinero. Si alguien te enviara un telegrama diciéndote que te va a mandar el dinero, tú creerías lo que dice esa hojita de papel, pero sin embargo, cuando Dios mismo te ha enviado un telegrama por medio de Su preciosa palabra y ha prometido de forma tajante darte el deseo de tu corazón, tú no Le crees, sino que actúas como si dijeras: "Bah, no es más que la palabra de Dios; no quiere decir nada. Ojalá algún hombre o mujer me enviara una palabra de ayuda." "No, Sra. B.," me respondió, "Yo no pienso así de la palabra de Dios. Le voy a demostrar que Le creo y que confío en Sus promesas hasta el límite. Ahora mismo me voy a casa a hacer las maletas y prepararme. El curso empieza dentro de poco y tendré que darme prisa. " Y reivindicó una promesa de Dios y no dudó jamás desde ese momento, sino que siguió adelante con sus preparativos exactamente como si ya tuviera el dinero, pues estaba segura de que Dios no le fallaría, y de que "el banco del cielo abriría sus ventanas" (ver Malaquías 3:10) justo en el momento propicio. Si ella algún día lee esta historia, sonreirá conmigo al recordar el incidente que tuvo lugar mientras se preparaba. Justo el día antes de marcharse me llamó por teléfono diciendo que ya tenía preparadas sus ropas y todo lo demás, y lo tenía todo bien ordenado en su cuarto, pero le hacía falta un baúl. Y por teléfono reclamamos la promesa de la escritura que dice: "Mi Dios suplirá todo lo que os falta conforme a Sus riquezas en gloria", y seguí trabajando y no me volví a acordar más del asunto. Y cosa de una hora más tarde, una amiga mía, la Sra. Martin, me llamó por teléfono y me dijo que estaba limpiando la casa y que entre otras cosas tenía un baúl que no le servía y le estorbaba en el armario, y pensaba que a lo mejor a mí me servía. Me eché a reír y le dije que estaba sirviendo un pedido del cielo, sólo que se había equivocado de dirección, y que el Señor quería que enviaran el baúl a casa de Etta. A la noche siguiente fuimos unos cuantos a la estación para despedirnos de esta buena amiga que se marchaba a estudiar. Una vez en la estación me dijo al oído: "Hermana B., el dinero no ha llegado todavía, pero estoy completamente tranquila, porque sé que el Señor ha escuchado mi oración y sé que tengo la petición que Le he hecho" (1 Juan 5:14-15). He de admitir que yo estaba un poco preocupada y pensaba que tenía que haber algún error por parte de alguien, porque el consejo de la iglesia me había dicho que había hecho una pequeña colecta para ella, Mientras lo pensaba, escuché el silbido del tren en la distancia y a lo lejos vi la luz del faro. Noté que Etta me estaba mirando a la cara muy fijamente. No tenía nada que decir. No podía dejar de maravillarme, pero estaba segura de que Dios no se atrevería a. decepcionar una fe como la de ella. Y de pronto un amigo nuestro, que se llamaba Trollinger, y era un cristiano muy activo, y por aquel entonces era presidente del consejo, entró corriendo en la estación, se acercó a nosotros y nos dijo estas palabras: "Estaba trabajando en mi oficina, que está a un par de calles de aquí, cuando de pronto escuché el silbido del tren y me acordé del dinero que me habían dado para Etta, y además traigo algo más, obsequio de mi esposa y yo. " "Y aquí hay otro poco," dijo otra voz. Era un amigo del Sr. Trollinger que se había encontrado con él camino de la estación. ";Viajeros al tren!", gritó el revisor, " j viajeros al tren!" "Viajeros al tren de las promesas de Dios, " le di je a Etta. "Da resultado, ¿verdad?" "Es maravilloso", --contestó ella-- "es increíble lo que puede lograr la fe. "

Y esta es la historia de alguien que se atrevió a poner la fe en acción y a actuar como si ya lo hubiera conseguido. Alguien que contó con la fidelidad de Dios.


Firmes en la fe

Hay un momento que recuerdo muy bien en mi vida en que había estado orando sin parar, o al menos así me lo pareció, y había hecho casi todo lo que sabía hacer, y sin embargo parecía como si los cielos estuviesen vacíos y el Señor fuera sordo; mis oraciones no encontraban respuesta. Había llegado a un extremo en que ya no podía hacer más. ¿Por qué no contestaba Dios? Saqué la Biblia, y mientras la hojeaba oraba fervientemente, hasta que de pronto mis ojos se fijaron en estas palabras: "Y habiendo acabado todo, estar firmes" (Efesios 6:13). Enseguida me di cuenta de la verdad; Le había estado pidiendo y pidiendo al Señor pero no había estado haciendo nada por recibir, y me dije: "Vaya, le he estado echando casi toda la culpa al Señor por no responder a mis oraciones cuando era yo quien no había estado haciendo mi parte, aunque yo pensaba que ya no tenía más que hacer. Voy a hacer lo que dice este versículo, es decir, 'habiendo acabado todo, ESTAR FIRME'." Y justo después de tomar esta decisión, se formaron en mi mente estas palabras. Aunque nunca se me habían ocurrido antes, parecía que iban saliendo del corazón, frase tras frase, hasta que cada estrofa hubo tomado forma:

"Yo lo creo, para mí hecho está,
A través de Su Hijo, Dios me lo da.
Aunque todo el infierno me atacara
Su preciosa Palabra no fallará.
Pase lo que pase, la promesa mía,
la mantendré hasta el último día.

Yo lo creo, para mí hecho está,
A través de Su Hijo Dios me lo da.
Gloria a Su Nombre, El jamás falló
Porque Jesucristo nunca cambió.
Ya me hunda o flote, viva o muera,
En El espero yo en mis pruebas.

Yo estaba convencida de que el Señor me había escuchado, de que Su palabra no podía fallar y de que lo que yo Le pedía entraba dentro de los límites de Su voluntad. De modo que empecé a alabarle y a darle gracias porque la respuesta estaba en camino. "Habiendo acabado todo" ME PLANTE FIRME esperando con ilusión que pronto me respondiera. A1 cabo de 6 horas la oración tuvo por fin su respuesta, pero no Le podía alabar más de lo que ya lo había hecho cuando tomé la decisión de "estar firme en la fe" apoyándome en Su palabra, porque estaba firmemente convencida y esperando muy entusiasmada, porque sabía que por fe ya lo había recibido, por "la convicción de lo que no se ve " Sé que está muy arraigado el deseo natural de tener alguna evidencia que nos demuestre que se nos va a conceder lo que hemos pedido, pero si tienes alguna otra prueba que no sea la palabra de Dios, eso no es fe, Si Dios lo dice, es más que suficiente. Quien anda por fe no necesita más pruebas. Veremos porque hemos creído, y NO: creeremos cuando hayamos visto. David dice en el salmo 27:13: "Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad del Señor en la tierra de los vivientes. " Como puedes ver, todavía no había visto la respuesta, pero "creyó que iba a ver "

En ese momento en que estamos "creyendo que vamos a ver" (estando firmes en la fe, pero sin ver todavía que lo hayamos recibido), es cuando viene el período de prueba. Recuerda que Daniel pasó una temporada de prueba, y que el Señor le dijo: "Desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras"; sin embargo la palabra de Dios nos indica que hubo un retraso de 3 semanas antes de que Daniel recibiera la respuesta, aunque la escritura dice que fue oído desde el primer día. Esta anécdota es un consuelo para nosotros, porque en este momento podemos decirnos en nuestro corazón: "Desde el primer día que oraste, El te oyó. "

La respuesta viene,
no temas jamás.
La respuesta viene,
pronto la verás.
Cree y obedece
y sigue confiando
porque la respuesta
se está acercando.
( Phil Kerr )

En este punto me gustaría añadir un versículo más de la Biblia. Es uno de los versículos más tranquilizadores de la palabra de Dios: "Los que hemos creído entramos en el reposo. "

Tendría gracia si no fuera algo tan serio, el ver lo que le cuesta a la gente entender el sencillo principio de la fe que les puede asegurar tantas bendiciones y respuestas seguras a sus oraciones. Esta dificultad estriba quizás en su sencillez.

En innumerables ocasiones he orado con otras personas y hemos reclamado algunas promesas preciosas de Su palabra, sabiendo que todo estaba en orden y entraba dentro de los límites de Su voluntad, y que podíamos alabarle por la respuesta; pero al levantarme después de estar arrodillada, descubría asombrada que la persona con quien había estado orando no creía en absoluto, sino que sólo esperaba que de una forma u otra el Señor hubiera oído. Y una y otra vez les he dicho: "Tu deber es creer que recibes, no tienes más que creer. " Y lo repetían, pero por la expresión de sus caras yo sabía que en ese momento no creían, sino que más bien esperaban de forma bastante vaga alguna prueba futura de que Dios había oído esa oración. Y a veces meses, incluso años después, han venido a mí emocionados como niños con la cara radiante de alegría y muy animados como si hubieran descubierto algo completamente nuevo, de lo que nunca nadie les hubiera hablado. "¿Sabes? Hermana, el Señor me ha revelado algo estupendo, que no tengo más que creer que lo he recibido, como dice Marcos 11:24, 'todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis y os vendrá.' Ay, es maravilloso descubrir que lo único que tengo que hacer es creer. " Y un poco harta le tenía que responder: "Eso es lo que llevo dos años tratando de decirte"; y entonces me han mirado sorprendidos y me han dicho: "Ah, ¿con que eso era?"

Así que al final el espíritu de Dios tiene que iluminar los corazones para que comprendan este gran principio de fe. Pídele y El "hará todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos." (Efesios 3:20).

Eso de ESTAR FIRMES EN LA FE viene descrito en Efesios 6:13, que dice: "Tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. " Y luego viene explicado con mucha precisión lo que debemos hacer cuando queremos algo del Señor, o sea, cuando queremos "obtener cosas de Dios. "

Tomemos esta armadura pieza por pieza y pongámonosla para estar preparados para salir y hacer frente al enemigo, que como es natural luchará contra nosotros a cada momento para evitar que recibamos cosas de Dios. Es un enemigo tan poderoso que no hay ninguna fuerza natural con que se puedan combatir sus ataques. Efesios 6:12 dice: "Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. "

Pero con esta armadura que nos da el Señor estamos perfectamente equipados para resistir los ataques más feroces.

En primer lugar vemos que dice:
"TOMAD TODA LA ARMADURA DE DIOS. " Efesios 6:13. No es necesario FABRICAR esta armadura; Dios ya lo ha hecho. Sólo tenemos que TOMARLA. La escritura dice que tenemos que tomarla para resistir "en el día malo"; es decir los días en que más nos ataque Satanás, lo cual puede suceder en cualquier momento, ya que la guerra es continua. Y luego "habiendo acabado todo, ESTAR FIRMES". Estar firmes quiere decir mantenernos en nuestro terreno, sin rendirnos ni huir. Todo esto ya lo hemos explicado más detalladamente.

"CEÑIDOS VUESTROS LOMOS CON LA VERDAD", es decir, con sinceridad. La verdad es el cinturón que ciñe y ata las vestiduras sueltas para que no le estorben al soldado cristiano cuando tiene que luchar. La sinceridad es absolutamente necesaria para estar firme en la fe, porque estamos tratando personalmente con el Señor mismo, y cualquier falsificación o subterfugio es inmediatamente desenmascarado por el espíritu de Dios.

"Y VESTIDOS CON LA CORAZA DE JUSTICIA." Está claro que el corazón debe estar limpio para recibir cosas de Dios; cualquier pecado sin confesar supondrá un obstáculo para la fe. Cualquier cosa que no hayas sometido a Dios surgirá ante ti y te acusará en un momento de prueba. No dejes que esto te desanime, porque Dios no pide perfección. El sólo pide que pongamos nuestra voluntad de Su parte y que nos esforcemos de todo corazón lo mejor que podamos. Aquí es donde muchos tropiezan ¡ dicen: "Ah, yo no soy lo suficientemente bueno. Puede que otros sean dignos, pero yo no. " Y sin embargo en sus corazones tienen un profundo deseo de obrar el bien y un gran anhelo de agradar al Señor. Lo único que El pide es una sumisión perfecta, una entrega total, y que hayas entregado todo en Su altar; entonces El hará todo lo demás.

"Y CALZADOS LOS PIES CON EL APRESTO DEL EVANGELIO DE LA PAZ" . Esto se refiere al calzado que empleaban los soldados de aquella época, y es un símbolo de estar preparado y dispuesto para la marcha. El soldado cristiano debe estar preparado en todo momento para hacer y sufrir todo lo que Dios quiera.

"SOBRE TODO, TOMAD EL ESCUDO DE LA FE, CON QUE PODAIS APAGAR TODOS LOS DARDOS DE FUEGO DEL MALIGNO." La palabra de Dios dice: "Es, pues, la fe la convicción de lo que no se ve. " Hebreos 11:1. La fe es una actitud del corazón con la que llamas a las cosas que no son como si fuesen, tal como dice la Palabra de Dios en Romanos 4:17: "Dios, el cual da vida a los muertos, y llama a las cosas que no son, como si fuesen. " Si le pedimos a Dios que nos deje ver antes de creer, eso no es fe, sino incredulidad. Puede que esto te suene extraño, pero sabemos que no hay un solo negocio en el mundo que no se base en este mismo principio de fe. Pero la actitud del hombre natural hacia Dios es que, aunque acepta la palabra del hombre, se niega a creer en Dios de la misma manera . "Lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual", "el hombre natural está enemistado con Dios. " ¿Por qué será que si un hombre nos hace una promesa, le damos las gracias en el momento en que nos la hace, cuando todavía no tenemos la menor evidencia de que la va a cumplir, y sin embargo no estamos dispuestos a darle gracias a Dios por Su promesa antes de ver la respuesta. A esto se le ha llamado la estima de la fe. Es navegar a ciegas guiados por la palabra de Dios. Una gran autoridad bíblica lo describe de maravilla con la ilustración del marinero que se orienta de día cuando hace sol y todo va bien. Luego, cuando viene una tormenta por la noche y ya no puede guiarse por la vista, no puede volver a tomar su posición, navega lo que se llama "por estima", basándose únicamente en la estima que hizo cuando había sol. Cuando uno quiere recibir algo de Dios está en el mismo caso: toma una promesa de Su palabra, se apoya en ella y a partir de ese momento se guía por ella exclusivamente, sin importar lo que pueda suceder después de que ha reivindicado esa promesa, y aunque quizás no vea más allá de sus narices, sigue navegando a ciegas y dice: "Ahí atrás reclamé esa promesa del Señor y sigo aferrado a ella, aunque navegue en la más completa oscuridad. " Entonces, como dice Romanos 4:21, estaremos "plenamente convencidos de que es también poderoso para hacer todo lo que ha prometido." Entonces no miramos las olas, la niebla ni la tempestad --las circunstancias que nos rodean--, sino que simplemente mantenemos los ojos en la promesa de las escrituras, como alguien ha dicho y con razón: "Por cada mirada a tus problemas hecha cien miradas a las promesas de Dios " A veces esto parecerá ridículo, tanto para ti como para los demás, pero te puedes permitir hacer el ridículo al defender la palabra de Dios, porque sólo Le honramos cuando creemos Su palabra por encima de todas las sensaciones, circunstancias y condiciones que nos rodean,

La fe no es algo grandioso, un sentimiento glorioso o una sensación maravillosa como muchos piensan, sino que es simplemente TOMAR AL PIE DE LA LETRA LA PALABRA DE DIOS. La fe dice amén a todo lo que Dios dice. La fe es depender por completo de la veracidad de otro. Si le dices a un hambre que no tienes fe en él, entonces no puedes hacer negocios con él. Del mismo modo la palabra de Dios dice: "Sin fe es imposible agradar a Dios." Los momentos difíciles se producen por la pérdida de confianza por parte de los hombres, por eso hay "momentos difíciles" en la vida de fe, cuando se pierde la más mínima confianza en la palabra de Dios. La escritura dice en Hebreos 11:1: "Es, pues, la fe la convicción de lo que no se ve. " Del mismo modo que tu mano física se extiende para tomar las cosas, la fe es la mano espiritual que se extiende y agarra las promesas de Dios y se apropia de ellas.

Dios nos ha dado cinco sentidos: tacto, visión, oído, gusto y olfato. Cuando probamos algo dulce tenemos la seguridad de que es dulce porque el gusto nos lo ha demostrado. Digan lo que digan los demás, nosotros SABEMOS que es dulce porque hemos hecho la prueba. Esto mismo lo podemos aplicar a los otros sentidos. En la vida espiritual Dios nos da fe como prueba de las cosas espirituales, del mismo modo que los cinco sentidos nos manifiestan las cosas materiales. Si aceptamos lo que nos dicen nuestros cinco sentidos, ¿por qué no aceptamos la fe como evidencia? Ella hará que se cumpla y se haga realidad para nosotros todo lo que aceptamos por fe. Mateo 8:13 dice: "Como creíste, te sea hecho. " Del mismo modo que el gusto nos demostró que lo que probamos era dulce, también la fe nos demuestra que tenemos lo que hemos pedido. La fe no es algo incierto, sino que es un principio válido en el mundo espiritual y tan seguro como la fuerza invisible que opera en el mundo material. En el mundo social, es decir, en el ámbito humano, la fe es un principio que une las familias y cimenta las amistades. Entre los hombres, es la piedra angular de las transacciones comerciales y la confianza en los negocios. ¿Por qué habría de resultar extraño aplicar este principio al dominio espiritual? Porque del mismo modo que una fuerza de atracción invisible mantiene unido al mundo material, y del mismo modo que se mantiene unido el mundo social y financiero, así también hay una ley invisible de la fe que sostiene y mantiene unido el mundo espiritual. Es la fuerza más poderosa del mundo espiritual, la fuerza activa y creadora que produce efectos y hace que sucedan cosas. A pesar de que la fe en las promesas de Dios no entra dentro del dominio de lo natural, no por ello deja de ser una verdadera fuerza activa del universo.

La fe es práctica. La ley de la fe es tan real como cualquier otra ley de Dios. Y por eso Dios dice: "El justo por su fe andará"; "sin fe es imposible agradar a Dios"; "esta es la victoria que ha vencido mundo, vuestra fe" . Y luego da una definición muy clara y sencilla de lo que es la fe: "Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. " Pero ahora, sigamos poniéndonos el resto de la armadura.

"Y TOMAD EL YELMO DE LA SALVACIÓN. " La cabeza era una de las partes que el soldado más tenía que proteger, ya que en ella podía recibir heridas mortales, y además es la que dirige el resto del cuerpo. La mente reside en la cabeza, y cuando se aferra a la garantía de vida eterna que nos da el evangelio, no aceptará doctrinas erróneas, ni cederá cuando Satanás nos tiente para desesperarnos. El yelmo está unido por debajo al escudo de la fe, que es su acompañante inseparable.

"Y LA ESPADA DEL ESPIRITU, QUE ES LA PALABRA DE DIOS. " Es completamente imprescindible, que cuando le pedimos algo a Dios, nos basemos en la autoridad de Su palabra. Debemos aferrarnos a Sus promesas, no sólo memorizándolas, sino metiéndolas en lo más profundo de nuestro corazón, hasta que lleguen a formar parte de nuestro ser. Primero tenemos que descubrir la autoridad de la palabra de Dios, y entonces la fe vendrá por sí sola. La palabra de Dios dice: "La fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. " Nunca podrás tener fe para nada si no estás seguro de que Dios te ha concedido autoridad para pedirlo. Si realmente crees que la escritura quiere decir "todo lo que pidiereis", entonces tendrás fe para "todo". Por mucho que se intente nunca se podrá recalcar lo bastante lo importante que es memorizar algunas de las promesas más notables. A continuación te vamos a dar algunas que han sido el recurso de muchos guerreros de la fe durante años: Marcos 11:24: "Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá"; Marcos 9:23: "Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible"; 1 Juan 5:14: "Y esta es la confianza que tenemos en El, que si pedimos alguna cosa conforme a Su voluntad, El nos oye"; 1 Juan 5: 15: "y si sabemos que El nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que Le hayamos hecho"; Jeremías 33:3: "Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces. "

Quizás no puedas memorizar muchas promesas, pero incluso una o dos fortalecerán tanto tu fe en la hora de la necesidad, que te preguntarás cómo te las podías arreglar antes sin ellas.

Ocho consejos prácticos

Creo que te será de utilidad que lo resumamos todo brevemente en los siguientes pasos:

1°. UNA ENTREGA al Señor completa y sin condiciones; pon en el altar toda tu vida, tu pasado y tu futuro; tu corazón y tu mente; tu voluntad y tus sentimientos; tus esperanzas y deseos; tus planes y ambiciones, es decir, TODO.

2°. ESTUDIA la Palabra de Dios para edificar tu fe, leyendo promesa tras promesa hasta que formen parte de tu corazón.

3°. MEMORIZA por lo menos una promesa y conócela a fondo ( si es posible tres o cuatro) .

4°. REIVINDICA la promesa del Señor. Muéstrasela y dile: "Esta es Tu palabra, en la que Tú me has hecho esperar".

5°. CIERRA el trato con Dios. Haz que la operación sea definitiva, y firma con tu nombre en la línea de puntos. Porque la verdad es que debes darlo por hecho.

6º. CUENTA con ello; acabas de cerrar el trato. Ya no tienes que volver atrás, como no sea para señalar el momento en el que hiciste la transacción, diciendo: "Fue en ese momento cuando me arriesgué y di el paso de fe." Ahora, "habiendo acabado todo, estoy firme. "

7°. AFÍRMATE ahora en la promesa que has escogido. AFÍRMATE en la Palabra de Dios.
RESISTE, a pesar de todos los ataques del enemigo. RESISTE EN TU TERRENO aunque las dudas y temores traten de hacerte retroceder. RESISTE, diciendo: "Creo en la Palabra de Dios por encima de todo lo demás; yo creo, aunque cada uno de mis sentidos diga lo contrario."

"Sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso, para que seas justificado en Tus palabras." Romanos 3:4.

8°. ALÁBALE. Dale gracias ahora por la respuesta y alábale por Su fidelidad. El paquete todavía no ha llegado a tu puerta, pero tú ya le has hecho el pedido a través del teléfono real, y tu corazón está tranquilo y confiado en Su promesa mientras esperas que suene el timbre. Empezamos con oración y terminamos con alabanza. "Fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar." 1 Corintios 10:13.


Aventuras de fe

Para terminar esta pequeña charla, me gustaría pedirte que emprendieras algunas aventuras de fe. En el mundo hay muchos aventureros. Han invertido fortunas considerables en hacer exploraciones. Muchos han arriesgado sus vidas e incluso las han perdido al intentar descubrir nuevos territorios.

¿No podríamos nosotros, como cristianos, lanzarnos a la aventura con las promesas de Dios para conquistar nuevos dominios de fe y bendiciones? ¿No somos capaces de arriesgarnos para escalar y llegar más alto? ¿Tan cobardes somos, tan faltos de valor que no somos capaces de lanzarnos pisando sobre las promesas de Dios y jugándonos todo lo que tenemos a Su fidelidad? No importa que Pedro se hundiera por un momento entre las olas; por lo menos tuvo el valor de "arriesgarse a salir". ¿Nos quedaremos siempre dentro de los mismos límites? Si no nos arriesgamos y ponemos a prueba Su Palabra nunca sabremos lo que quiere decir con eso de "cosas grandes y ocultas" que menciona en Jeremías 33:3. "Clama a Mí, y Yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces." Su palabra dice que El te llevará 'al lugar espacioso'. Te "mostrará una cosa nueva." ¿Cómo vas a saber si tienes poca o mucha fe si no pones a prueba Sus promesas y corres aventuras con la fe? Algún día se te presentará una emergencia y sólo Dios te podrá ayudar, y vas a necesitar mucha fe. Tendrás que saber cómo aprovechar esas promesas para tu apremiante necesidad. Luego tendrás una oportunidad maravillosa para bendecir y servir a los demás, al ver cómo se cumple la palabra de Dios en sus vidas. Las posibilidades de la fe son ilimitadas. Que nadie se atreva al limitar nuestra fe. Sólo hemos tocado el borde exterior de lo que Dios tiene reservado para nosotros. Jesús dijo: "Yo he venido para que tengáis vida, y para que la tengáis en abundancia." La vida de fe es verdaderamente una vida de abundancia. Las promesas de Dios son tan numerosas y abarcan tantas cosas, que hay una promesa para cada necesidad. Hay cientos de promesas en la palabra de Dios: promesas abundantes que no fallan; promesas preciosas y grandísimas que son inagotables... "Arroyos que nunca se secan".

¿Quieres regalos? ¿O
prefieres al que los da?

¿Prefieres tener una bendición que al que te la da? ¿Prefieres un regalo al que te lo da? Parece imposible que haya alguien que prefiera tener las bendiciones que le da el Señor que al Señor mismo, que alguien busque Sus regalos sin querer conocer al que se los ha hecho; y sin embargo, a veces sucede así. Con las personas que no quieren entregarla todo, lo cual es indispensable para ponerse en contacto con Cristo Mismo. Leen libros sobre Sus bendiciones y promesas, y les piden a otros que oren por ellos y asisten a toda clase de reuniones, pero lo que NO hacen es estar a solas con E1 en oración y pasar tiempo delante de El con el corazón abierto hasta que E1 tenga una oportunidad de tratar directamente el asunto. No quieren tener RELACIONES MUY DIRECTAS con E1, porque les podría mirar directamente a la cara y hablarles de algunas cuestiones que ellos preferirían dejar de lado. No quieren tener TRATO PERSONAL con E1 porque a la luz de Su presencia se podrían revelar algunas cosas para las cuales no están preparados. No buscan un CONTACTO PERSONAL porque ahora mismo no están preparados para pagar el precio que exige siempre un contacto personal. No; es mejor seguir de lejos, piensan ellos. Es mejor tratar de conseguir la bendición de otra manera que acercarse demasiado a la clara y brillante luz de Su Presencia.

Les costaría demasiado: tendrían que hacer un examen de conciencia para el que no están preparados. Más nos vale no extender la mano y TOCARLE, como hizo aquella mujer que tocó el borde de Su manto, porque seguramente E1 se daría la vuelta preguntando: "¿Quién es el que me ha tocado?" Y entonces habría una conversación que seguramente sacaría a la luz algunas cosas que es mejor que estén ocultas en las sombras, y fuera del dominio público, No; es mejor no intentar tocarle, porque eso supondría una entrega incondicional, una lealtad indivisible, un profundo examen de conciencia. Es mejor dejar al corazón fuera de la cuestión y sólo creer con la cabeza en vez de con el corazón. Así razona, quizás inconscientemente, el que quiere tener la bendición sin E1 que la da y el regalo sin El que lo hace. Pero creyendo con la cabeza no obtendrás la bendición, y es imposible tener el regalo sin El que lo da, porque CRISTO MISMO es el cumplimiento de toda promesa, la solución a todo problema y para cada necesidad. Separado de EL nada podrás hacer. Tienes que ponerte en contacto personal con E1. Tienes que tener un trato personal con Cristo Mismo. TIENES QUE ACERCARTE A JESUS; ¡porque NO puedes tener un regalo sin E1 que lo hace, ni una bendición sin E1 que las da! A1 fin y al cabo es la manera más rápida y sencilla: entras directamente en la luz radiante de Su presencia, derribas todos los obstáculos y subterfugios, y te entregas por completo. Si tratas de entrar por una ventana para robar los almacenes del Cielo eres ladrón y salteador. No puedes forzar las cerraduras del tesoro de Dios. Tienes que entrar por la puerta. Cristo Mismo es la Puerta. ESTA es la bendición suprema, el beneficio más grande de la vida de fe, la recompensa más alta, que te hace tener un contacto personal con el Señor Mismo y te lleva directamente hasta la presencia del mismo Rey de Reyes, que es Quien da todas las bendiciones. Eso vale más que todos los regalos. Este contacto personal es muchísimo mejor que todas las bendiciones, porque no sólo solucionas tus necesidades materiales, sino también las espirituales, y da inmediatamente al alma nuevas perspectivas de gloria, nuevos logros y visiones de riquezas en Cristo Jesús que nunca soñaste. A ti que estás buscando una bendición, y quieres "recibir cosas de Dios", te voy a dar este versículo para terminar. Espero que se quede profundamente grabado en tu corazón, y oro fervientemente para que se cumpla en tu vida: "Deléitate EN EL SEÑOR, y E1 te concederá las peticiones de tu corazón". Ojalá Dios revelara a cada uno AHORA que Cristo Mismo, que Jesús es la necesidad más grande de nuestra vida, y la única Fuente, por encima de todas las demás cosas que son secundarias. Revélanos, oh Señor, que no podemos disfrutar de las bendiciones sin E1 que las da; de la victoria sin el Victorioso; de la luz sin el Sol de Justicia; de la fragancia sin la Rosa de Sarón; de la santidad sin E1 que es Santo; de la curación sin E1 que cura; y de vida en abundancia sin E1 que la da... ¡porque Jesús es TODO y está EN TODO, y es la Fuente y el Arroyo que nunca se seca!

La búsqueda de la verdad

1. ¿Qué sentido tiene la vida? ¿Para qué estoy en el mundo? ¿Existe algún plan trazado, algún objetivo para mí? De ser así, ¿cuál es?
Interrogantes como esos han inquietado el alma y la mente del ser humano a lo largo de toda la historia. Sea cual sea nuestra nacionalidad, credo o color de piel, nuestro corazón padece hambre de las mismas cosas: amor perdurable, felicidad verdadera, sosiego espiritual, verdad y belleza, comprensión de la realidad y un derrotero para nuestra vida. Todos los seres humanos, desde las tribus más primitivas que habitan en los bosques, hasta los miembros de las sociedades más modernas y avanzadas tecnológicamente, parecen percibir de manera instintiva que la vida es más que un mero azar o accidente evolucionista. A pesar de que siga en aumento el número de personas que buscan en la ciencia moderna y en sus teorías, tan variables y muchas veces contradictorias, el secreto de nuestros orígenes y la verdadera esencia de la vida, a lo largo de miles de años el principal solaz para los hombres ha sido sus diversos credos, a través de los cuales ofrece reconocimiento o adoración a las fuerzas sobrenaturales o invisibles que él intuye deben existir. En esa búsqueda de Verdad, de iluminación y de paz para el alma, de la Realidad Suprema, son muchas y variadas las creencias y rituales que las distintas religiones humanas han ofrecido. Por intermedio de dichas religiones, el hombre invoca asistencia sobrenatural, con la esperanza de alcanzar la benevolencia y el favor del Poder o los poderes invisibles a los que rinde culto.
2
. Pero, ¿cómo voy a preocuparme de algo tan trillado como la religión, si ya dedico todos mis esfuerzos a "destacar" en la vida?
Vivimos en un mundo mutable, cada vez más complejo y dominado por la informática, y en el que aumenta constantemente el número de personas que se ven atrapadas en una angustiosa carrera hacia el éxito económico que les deja muy poco tiempo para considerar asuntos tan "abstractos" como el sentido de la vida, la paz del espíritu, el amor hacia los semejantes, ¡y hasta el destino eterno de sus propias almas! Después de todo, razonan, esas inquietudes podrían representar una distracción indeseada y hasta un obstáculo en su marcha en pos del "dios" más popular de este mundo, ese dios que tiene la supremacía en el culto y la devoción del mundo: ¡el dinero y los bienes materiales! Desde la más tierna infancia, a muchas personas se les inculca que la única manera de alcanzar la felicidad es: 1º) recibir una buena educación; de ser posible un título de alguna universidad de renombre; 2º) obtener un puesto "prometedor" dentro de alguna pujante empresa o institución; 3º) reunir dinero suficiente para adquirir un automóvil nuevo, una o dos casas elegantes y todo el mobiliario y los aparatos lujosos y ultramodernos que son sinónimo de una situación "desahogada". Si bien esa senda que conduce a la riqueza suele exigir una vida entera de sangre, sudor, lágrimas y esfuerzos, la mayoría de los que la recorren lo hacen sin mayores dudas ni vacilaciones, pues albergan la convicción de que una vez alcanzados los bienes que anhelan, habrán de saborear al fin la auténtica felicidad y la satisfacción. Sin embargo, mucha de esa gente descubre con desolación que a pesar de sus denodados esfuerzos por atrapar la felicidad, ésta le sigue siendo esquiva. Pasan los años, y muchos de ellos comprueban que las presiones de la empresa o del entorno social los han ido recargando de tensiones y angustias, en lugar depararles aquella paz o satisfacción que esperaban. Como consecuencia, suelen ser sus vidas privadas las que se resienten, pues no les queda ni tiempo que dedicar a sus familiares y seres queridos. Descorazonados, llegan en última instancia a una trágica conclusión: ¡ni este mundo, ni todas las riquezas y placeres que pueda ofrecer, son suficientes para satisfacer el corazón humano! Tal vez los bienes materiales puedan procurar satisfacción temporal a nuestro cuerpo, pero son incapaces de satisfacer el alma, el espíritu del ser humano, ansioso de una alegría, una paz y un bienestar duraderos que los simples logros materiales no pueden proporcionar. A esto se debe que los ricos y poderosos sean con frecuencia los seres más desgraciados. Ya tienen en sus manos todo aquello que la mayoría de la gente considera necesario para alcanzar satisfacción y dicha. Ya han alcanzado todas las cosas materiales que deseaban, ¡y descubren con tristeza que todo eso no alcanza para dar satisfacción ni plenitud a sus corazones vacíos, a sus almas hambrientas! ¡Así pues, ni siquiera tienen esperanzas de hallar su felicidad en las riquezas! Lord Byron, el famoso poeta inglés, comprendió esa realidad y se lamentó diciendo: "He bebido de todas las copas del placer y he vaciado el cáliz de la fama, mas ay de mí, ¡aún muero de sed!" Si bien la mayoría de las personas dedican muy poco tiempo a reflexionar sobre la existencia de un Creador, de un Dios, cuando las golpea una crisis individual o una tragedia, algún accidente inesperado o una grave enfermedad, el fallecimiento de algún familiar o alguna pérdida personal de gran magnitud, ¿a quién se vuelven en busca de auxilio? Una abultada cuenta bancaria, por muy grandes que sean sus cifras, no puede hacer nada por recuperar a un ser querido que haya atravesado los umbrales de la muerte. Las casas, las tierras o un cúmulo de artículos de lujo son impotentes para volver a encender la llama de un amor que se ha apagado, o para sanar las heridas de un corazón quebrantado. En esos momentos de angustia es cuando la gente suele darse cuenta de que los verdaderos valores de la vida son inmensamente más importantes que los simples bienes materiales.
3
. ¿No son todas las religiones básicamente lo mismo? ¿No se trata de diferentes caminos que llevan al mismo fin?
Si bien las necesidades fundamentales del ser humano y sus anhelos son los mismos en todos los casos, las mayores religiones del mundo prescriben fórmulas distintas y a veces contradictorias para satisfacer dichas necesidades. Un breve repaso de los credos y prácticas religiosas más comunes hace que ello salte a la vista. Los fieles creyentes de distintos credos tratan de colmar sus necesidades espirituales asistiendo regularmente a los lugares de culto, ya sean santuarios, templos, mezquitas o catedrales, en los que se elevan plegarias, se quema incienso y se observan infinidad de tradiciones, ceremonias y rituales diferentes.
Existen almas de gran consagración que se muestran dispuestas a renunciar a todo placer o posesión mundanal paraentregarse de lleno a diversas disciplinas religiosas. Hay muchos que, en lugar de honrar o acudir a iconos, ídolos o representaciones de su dios o sus deidades, prefieren buscar la verdad y la realidad dentro de sí mismos, yendo en pos de la luz por medio de la concentración intensa, la contemplación y la meditación. Algunos buscadores de la Verdad adoran a un solo dios, mientras que otros rinden culto a centenares y aun millares de dioses. De las religiones mayoritarias, algunas empezaron sencillamente como expresiones filosóficas de ética o moral, sin que sus fundadores albergaran la pretensión de propiciar el culto a deidad alguna. ¡Sin embargo, en la actualidad muchos de esos fundadores mismos son venerados como si fueran dioses! Muchos creyentes acarician como su más caro deseo y mayor aspiración la posibilidad de sobrevivir a la muerte como un ente individual, en una vida futura dichosa y celestial. Otros desdeñan la idea de continuar viviendo como individuos y buscan más bien la extinción de su individualidad para fundirse en la esencia suprema de la realidad universal. Están los que creen que después de su muerte retornarán a la tierra para reencarnarse una y otra vez, por lo que su existencia actual no sería sino producto de uno de sus muchos nacimientos y renacimientos, que se reproducirán indefinidamente hasta haber alcanzado la plena iluminación o salvación. No faltan quienes creen que sólo se vive una vez en este mundo, y que por lo tanto disponen de una sola oportunidad de vivir correctamente y asegurarse así una existencia feliz en el más allá. Al ver tantas creencias distintas y muchas veces encontradas, es comprensible que el buscador de la Verdad se sienta un tanto consternado y confuso. ¡En especial si consideramos que cada una de las mayores confesiones está convencida y proclama que su enfoque particular es la única vía hacia la luz, el éxtasis, la salvación o el Cielo!
4
. ¿Por dónde empezar, si busco sinceramente la verdad?
Si se tiene en duda que haya un Ser superior, un Dios todopoderoso, el primer paso habrá de ser comprobar si efectivamente existe. La prueba más obvia con que contamos para apreciar la existencia de un Creador divino es el mundo y el universo que nos rodean, la creación natural o física. Hay un incidente verídico que viene al caso como ilustración. El doctor Robert A. Millikan fue un reconocido físico nuclear norteamericano que obtuvo el Premio Nóbel por sus trabajos experimentales en la fisión del átomo. En cierta ocasión, durante un banquete celebrado en su honor, se le acercó un joven periodista, que le dijo: "Dr. Millikan, no cabe la menor duda de que es usted un científico brillante, un gran conocedor de la física; sin embargo, corren rumores de que sigue sosteniendo el antiguo concepto de la Creación, es decir, ¡de que usted cree en Dios! ¿Es verdad tal cosa?" Millikan guardó silencio por unos instantes, estudiando el rostro de su interlocutor. Luego sacó del bolsillo de su chaleco un elegante reloj de cadena, y le dijo: "Así como este reloj es obra de un diseñador y relojero inteligente, ¡la compleja precisión y sincronización de este grandioso universo tiene que ser lógicamente obra de un gran Creador!" El Libro Sagrado de las tres grandes religiones, la Biblia, afirma al respecto: "Desde el principio de la creación del mundo,las cosas invisibles de Dios —su poder eterno y su naturaleza divina— son claramente visibles, siendo entendidas por medio de las cosas que Él ha hecho" (Romanos 1:20*). Dicho de otro modo, la existencia de un Creador invisible se manifiesta o hace evidente a través de este mundo maravilloso hecho por Él, de la Creación, de todas las cosas que podemos ver. ¡La mejor carta de presentación del Creador es Su hermosa obra!
5. Pero la Biblia es el libro santo tradicional de Occidente. ¿Acaso no es el cristianismo una religión estrictamente occidental?
Si bien es cierto que los principios de la Biblia han sido abrazados mayormente por las culturas occidentales, ¡su revelación de la verdad es para todos! ¡Y en realidad, sus orígenes distan mucho de ser occidentales! La mayor parte de la Biblia fue escrita por profetas y videntes nativos de las tierras del Medio Oriente, de Palestina, un puente terrestre muy particular que enlaza a tres grandes continentes: Asia, Africa y Europa. Dios, el gran Creador, lanza Su amoroso llamado a todos los hombres de la tierra desde las páginas de la Biblia, diciendo:
"¡Vuélvanse a Mí y serán salvos, confines todos de la tierra, porque Yo soy Dios, y no hay otro!" (Isaías 45:22.)
El llamamiento que hace la Biblia es claramente universal, pues dice: "Todo el que invocare el nombre del Señor será salvo, pues Él quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Dios no muestra parcialidad ni hace acepción de personas, ¡puesto que en toda nación acepta a todo el que le ama!" (Romanos 10:13; 1Timoteo 2:4; Hechos 10:34,35.) ¡Es decir, que Dios ofrece amor, paz, bendiciones y salvación para todos, sin distinción de raza, color, nacionalidad o situación social!
6
. Sin embargo, el cristianismo practicado por muchas de las diversas iglesias actuales da la impresión de ser una religión bastante egoísta y exclusivista, dedicada a la acumulación de grandes riquezas, tierras, propiedades, edificios, etc.?
Lamentablemente, en muchos casos es así. Gran parte de lo que el mundo ve como reflejo de la cristiandadse ha alejado tanto de las enseñanzas que el sencillo y humilde Jesús impartió a Sus seguidores, que las semejanzas son bastante escasas, si comparamos la forma de vida de muchos cristianos actuales con la de Jesús y Sus discípulos. Jesús nunca predicó complejas ceremonias ni rituales, ni tampoco normas o regulaciones de imposible cumplimiento. ¡Ni se le escuchó decir jamás que fuese necesario levantar lujosos templos o catedrales a costa de los pobres! Dijo, simplemente, que nuestra obligación religiosa más importante es "amar a Dios y amar a nuestros semejantes como a nosotros mismos" (Mateo 22:37-39). ¡Él mismo mostró a Sus seguidores cómo hacerlo, brindándoles el ejemplo de Su propia vida, marcada por el amor y la compasión, "compartiendo lo Suyo con los pobres, sanando a los quebrantados de corazón, devolviendo la vista a los ciegos y dando libertad a los que estaban cautivos"! (Lucas 4:18.)
7
. Si el Dios de que habla la Biblia no es como el que las iglesias dicen representar, ¿cómo es en realidad?
El Dios verdadero es un Dios bondadoso, lleno de ternura y afecto, ¡que vela por todos Sus hijos en cada nación de la tierra! Dice la Biblia que es un cariñoso Padre celestial que te quiere como a Su propio y amado hijo, y que hizo este mundo maravilloso como morada de la cual pudieses disfrutar. Desafortunadamente, son muchos los que imaginan a Dios como un gran ojo que todo lo ve y que los persigue permanentemente con un garrote alzado sobre sus cabezas, dispuesto siempre a descargarlo sobre ellos como castigo ante el menor pecado, error o debilidad. Sin embargo, la Biblia afirma que tal idea es totalmente infundada y que Dios es tierno y afectuoso, misericordioso y tolerante, que la única razón por la que va tras las personas es Su esperanza de que se vuelvan hacia Él y lo conozcan, para lo cual los aguarda con los brazos abiertos. Es más, ¡la Biblia dice que "Dios es amor"! (1Juan 4:8) ¡No es un monstruo desalmado que se complazca en el sufrimiento de sus criaturas, ni que desee negarnos todo placer y felicidad, hundiéndonos en la desdicha! No es un déspota despiadado que trate de aterrorizar a todo el mundo empujándolo al infierno. ¡Es un Dios de amor que con su afecto trata de conquistarlos a todos para el Cielo!
8
. ¿Dónde está ese Dios?
Jesús dijo: "Dios es Espíritu; y los que le adoran, ¡en espíritu y verdad es necesario que adoren!" (Juan 4:24.) Él no es una persona en el sentido que lo somos nosotros, ¡ya que Él y Su Espíritu desbordan el universo entero! ¡Dios es omnipresente (está en todo lugar); omnipotente (lo puede todo) y omnisciente (todo lo sabe)! ¡No se le puede limitar a un solo lugar, y mucho menos a un simple templo, altar, santuario, edificio religioso o lugar de culto! "¿No lleno yo, dice el Señor, el cielo y la tierra? He aquí que los cielos de los cielos no pueden contenerme. ¡Porque el Altísimo no mora en templos hechos por manos humanas!" (Jeremías 23:24; 1Reyes 8:27; Hechos 7:48.) Dios es el gran poder fundamental y la luz guiadora del universo, el Creador todopoderoso, el Gran Espíritu del Amor que ha dado vida a todas las cosas. Como paternal y amoroso creador del hombre, guarda para nosotros un destino brillante y benigno, la satisfacción final de todos nuestros deseos de amor, vida, libertad y felicidad. ¡Él te ama!
9
. ¿Es ese "Gran Espíritu del Amor" el único espíritu que existe?
Aunque Dios es el único y solo Creador, el único Dios todopoderoso, existen también muchas personalidades espirituales y poderes menores creados por Él. En realidad, existe toda una dimensión, el mundo espiritual, habitado por innumerables millones de seres espirituales, que están presentes aunque sean invisibles al ojo humano. Hay espíritus buenos —los ángeles y los de aquellos que luego de vivir en la tierra están ahora con el Señor— y espíritus malignos, los diablos o demonios. ¡Pero Dios es el único Creador todopoderoso, omnipotente, omnisciente y omnipresente! Todos los demás espíritus mencionados son personalidades inferiores que actúan dentro de los confines que el propio Dios ha determinado para ellos. Los espíritus buenos, los ángeles de Dios, se ocupan en servirle lealmente. Las fuerzas malvadas del mundo espiritual, los diablos y demonios, están alzados en rebeldía contra Dios y son seguidores de un poderoso ángel rebelde que tiene el nombre de Satanás o Diablo. Éste y sus huestes representan una fuerza rival que mantiene una lucha espiritual constante contra las potencias buenas de Dios. En lugar de tratar de amar y ayudar a la humanidad, acercándonos a Dios, tal como hacen los ángeles, estos demonios buscan constantemente engañar, vencer y destruir al ser humano, ¡esforzándose por empujarlo también hacia la rebeldía contra Dios! ¡Gran parte del caos, la confusión, la crueldad, la mortandad y la destrucción que azotan a nuestro atribulado mundo es atribuible a la acción del Diablo y de sus fuerzas! Uno de los objetivos centrales de las malignas fuerzas espirituales del Diablo es tratar de obstaculizar y evitar que el ser humano descubra el divino y eterno Reino del amor, la luz y la salvación, y penetre en él. Dice la Biblia que Satanás es "el dios de este mundo, que ciega el entendimiento de los incrédulos para que no les resplandezca la luz del Evangelio" (2Corintios 4:3,4). Por ello es esencial que tú, que buscas sinceramente la verdad, tengas mucho cuidado y discernimiento al investigar las realidades del mundo espiritual, para evitar que seas entorpecido o engañado por el Diablo o alguno de sus fraudulentos espíritus!
10
. Y ¿qué de los dioses de las otras grandes religiones?
Como ya dijimos, algunos de los "dioses" a los que mucha gente ha sido inducida a rendir culto fueron en realidad seres humanos, los fundadores de dichas religiones. Aunque esos hombres nunca reclamaron para sí una naturaleza divina, luego de morir y transcurridas varias generaciones de creyentes, siguió creciendo la veneración y el respeto de éstos, ¡hasta llegar a ser considerados y adorados como dioses, desenlace que dichos fundadores nunca habían deseado ni buscado! Hay ciertas religiones, como los grandes credos politeístas, en las que se rinde culto a gran número de dioses. Es muy posible que algunas de las hazañas y leyendas atribuidas a dichas deidades fueran originalmente el recuento de acontecimientos y batallas libradas en el plano espiritual. Muchos de esos personajes y las antiguas leyendas acerca de ellos podrían muy bien haber surgido de auténticas personalidades espirituales y antiguas luchas y eventos ocurridos dentro del mundo invisible. Lo sucedido sería que con el paso del tiempo y la falta de datos precisos muchos de esos hechos habrían sido considerablemente exagerados y distorsionados al transmitirse verbalmente de generación en generación, llegando a convertirse en las increíbles historias, leyendas y epopeyas que conocemos en nuestros días. ¡Sin embargo, sigue siendo cierto que existen incontables millones de seres espirituales, que comparados con los humanos son "dioses" o "diosas", habitantes sobrenaturales del mundo espiritual —unos buenos y otros malos—, que combaten en ese plano para brindar a la humanidad salvación unos y perdición otros! Naturalmente, algunas de las grandes religiones no se basan en la veneración de ningún Dios con figura de persona. En lugar de ello, lo consideran una especie de "Realidad suprema" o de "Principio fundamental o absoluto" que sostiene la marcha del universo. Ese concepto más bien indefinible del Todopoderoso se percibe generalmente como el de un Dios que permanece un tanto distante y desconectado de las necesidades humanas específicas y de las circunstancias e individuos concretos. Por el contrario, la Biblia afirma que Dios vela personalmente por cada unode nosotros, y que "como el padre se compadece de los hijos, se compadece el Señor de los que le aman" (Salmo 103:13). Se sabe también de ciertas religiones que, reconociendo el prodigio maravilloso que puede apreciarse en la belleza y el equilibrio de la naturaleza, han llegado a la conclusión de que la Creación misma es Dios, y de que todo lo que vemos es manifestación o parte de la divinidad. Ese enfoque se acerca mucho al principio bíblico de que "Él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en Él subsisten, porque de Él, y por Él, y para Él son todas las cosas, ¡y en Él vivimos, y nos movemos, y somos!" (Colosenses 1:17; Romanos 11:36; Hechos 17:28.) Debido a que Dios es la gran fuerza que lo ha creado todo, en cierto modo Él es parte de todas las cosas y todas las cosas son parte de Él, ¡desde las dilatadas galaxias de los cielos hasta la fuerza cohesiva del átomo más pequeño! Sensibles a la estrecha relación existente entre el invisible Creador y las cosas visibles hechas por Él, ciertas religiones rinden honor y culto a la Creación misma, al sol, la luna, las montañas, el viento, las estaciones climáticas, etc. En cambio, en la Biblia se nos dice que es posible para nosotros adorar y conocer personalmente a Dios mismo, que podemos mantener con Él un vínculo vivo, y que por lo tanto no es necesario "honrar y dar culto a las criaturas antes que al Creador" (Romanos 1:25). ¡A Dios no le preocupa que sintamos admiración o deleite ante las bellezas, glorias y prodigios que son fruto de Sus manos, ante su hermosa Creación, pero no quiere que glorifiquemos o adoremos las cosas creadas dejando de lado a su Hacedor! La meditación es otro de los medios con que millones de personas tratan de acercarse a la luz espiritual. Si bien es admirable la dedicación con que muchos buscadores sinceros se entregan a esa senda, ¡los que llegan a alcanzar el estado de trance que hace falta para la meditación profunda deberían tener mucho cuidado! Pues aunque es cierto que pueden llegar a conectarse con algunas de las fuerzas espirituales sobrenaturales que buscan, no lo es menos que al hallarse en trance de profunda meditación pueden exponerse a las potencias invisibles del mundo espiritual. ¡Y si no están auténticamente protegidos por el Espíritu del Dios verdadero, podrían ser fácilmente seducidos y caer presa de espíritus engañosos, terminando poseídos por demonios!
11
. ¿Cómo es posible que una práctica religiosa sea nociva si se realiza con sinceridad?
Dice la Biblia que Satanás, el Diablo, es el supremo engañador y que muchas veces "se disfraza como ángel de luz" (2Corintios 11:14,15). Es frecuente que el Diablo agregue gran parte de verdad y de bien a sus mentiras para que su engaño sea más astuto. Es verdad que muchos de los demonios satánicos son evidentemente malignos, violentos, destructivos y horribles, ¡pero en muchas ocasiones el enemigo de nuestras almas intenta seducirnos y atraernos hacia sus mentiras recubriéndolas de ciertas verdades! ¡Es así como tienta a la gente para que caiga en sus garras! ¡Si el Diablo no proclamara ningún bien ni verdad, casi nadie se tragaría sus mentiras! Así que dora su píldora recubriéndola de caramelo, por lo que es posible que al principio se vea y sepa bien, ¡pero al final produce una intoxicación espiritual grave! ¡En realidad, casi siempre se trata de veneno puro, y si uno se lo traga se asegura la muerte espiritual! ¡Por ende, es de vital y eterna importancia que en tu búsqueda de la Verdad encuentres al verdadero Dios, al Dios del amor, a Aquel que te ama ydesea salvarte! ¡No hay formalismos, ceremonias, tradiciones ni rituales religiosos que puedan proporcionarte la maravillosa sensación de paz, alegría, amor y satisfacción espiritual que puede ser tuya si mantienes una relación viva con el Dios viviente!
12
. Muchas religiones enseñan que nos es necesario sufrir para agradar auténticamente a Dios y acercarnos a Él. ¿Es verdad tal afirmación?
¡No! ¡Como ya dijimos, Dios es amor, Él te quiere de verdad y desea que seas feliz! ¡Esa es la razón principal por la que te puso en este mundo tan hermoso! Quería que gozaras de la vida y te ha dotado de la capacidad, la sensibilidad y el entorno adecuados para ello. ¡Te creó para que disfrutaras de la vida que te ha dado, para que lo amaras y para que disfrutaras de Él eternamente! Sin embargo, lamentablemente, son muchos los que no se dan cuenta de que Dios quiere que sean felices. Su concepto de la religión recuerda a la historia del muchacho campesino que regresaba del culto religioso acompañado de su abuelo, que era un señor estricto y de religiosidad extrema, y se detuvo en el camino frente a una mula que había por allí. Acariciándole el hocico, le dijo: "¡Seguramente tú eres una criatura terriblemente religiosa, por esta cara tan larga y tan triste que tienes!" Para mucha gente la devoción y lapiedad consisten en una negación absoluta de toda felicidad humana y de cualquier forma de placer. ¡Algunos llegan al extremo de creer que todo placer físico es necesariamente perverso o pecaminoso! ¡Y suponen que la piedad religiosa requiere tal aflicción y dolor, así como flagelación, privación y crucifixión impuestas por uno mismo, que se debe permanecer en total angustia y sufrimiento para poder sentirse cerca de Dios! ¡Gracias a Dios, ese enfoque no proviene de la Biblia! No obstante, alguna pobre gente se ve tan obsesionada por el culto a la negación y la tortura autoimpuesta que llega a sentarse sobre clavos, a caminar descalza sobre tizones encendidos, a azotarse, ¡e incluso a hacerse crucificar! ¡Se someten voluntariamente a toda clase de torturas físicas porque piensan que cuanto más sufran, más "religiosos", "santos" o vinculados a Dios se volverán! Es cierto que hay ocasiones en las que tal vez debamos pasar por sacrificios o sufrimientos, pero según la Palabra de Dios no hay razón para que lo hagamos a propósito, como un supuesto medio de alcanzar méritos personales o un trato preferencial por parte de Dios! Si sufrimos, suele ser porque Dios lo permite por determinada razón, pero por lo general es como consecuencia de sacrificarnos y actuar generosamente para ayudar a los demás. No porque lo pidamos específicamente, lo deseemos ni supongamos que por hacerlo nos hagamos acreedores a alguna clase de mérito o santidad.
13
. Si la negación de mí mismo, el sacrificio y el sufrimiento no son el camino a la salvación, ¿qué puedo hacer para salvarme?
¡Nada! ¡No puedes salvarte a ti mismo! A pesar de ello, la creencia fundamental de casi todas las religiones humanas es que el hombre es básicamente bueno y justo y que es capaz de alcanzar la salvación por sí mismo. ¡En efecto, luego de un cuidadoso análisis, puede llegarse a la conclusión de que en el mundo existen realmente sólo dos corrientes de fe y conceptos religiosos, la que podríamos denominar de "Hágalo usted mismo", y la de "Sólo Dios puede salvarlo"! ¡La mayoría de las religiones del mundo enseñan a sus seguidores que pueden salvarse por méritos propios mediante la piedad y las buenas acciones, por medio de su justicia personal, sus sufrimientos, la negación de sí mismos o su acatamiento a las leyes y tradiciones de la religión de ellos en particular! ¡Pero no ha nacido aún el ser humano que haya sido tan bueno como para hacerse acreedor a su salvación! ¡"Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque"! (Eclesiastés 7:20) Desde el principio Dios quiso que cada uno de nosotros tuviese una relación íntima y personal y una comunicación directa con Él. Quería ser nuestro amigo más íntimo, Alguien de quien pudiésemos esperar siempre amor, fidelidad, afecto e interés por nosotros. Aunque por otro lado, no quería forzarnos a buscar la amistad con Él. No hubiera tenido ningún obstáculo para crearnos de modo que le obedeciéramos y adoráramos automáticamente, como si fuéramos robots, pero su deseo no era obligarnos a amarle u obedecerle. Por ello permitió que el bien y el mal fuesen revelados por igual, para que cada uno de nosotros pudiese tomar una decisión individual al respecto, escoger voluntariamente amarle y obedecerle, o rebelarnos y actuar independientemente. Lamentablemente, todos hemos elegido mal en una u otra ocasión. Hemos actuado a veces de modo egoísta, áspero o insensible, haciendo daño no sólo a los demás, sino también a Dios mismo, que como nuestro Padre celestial, se entristece al vernos tomar el mal camino. Pero a pesar de todos nuestros problemas, dificultades e imperfecciones, Dios sigue amándonos y queriendo estar cerca de nosotros, ser nuestro amigo y auxilio más inmediato y apreciado. Y por más que nos esforcemos sinceramente en tratar, mediante nuestra piedad, buenos actos, sufrimientos y demás, de acercarnos a Él, de fundirnos en Su esencia, de ser "iluminados" por Él, de merecer que nos salve, siempre fracasaremos en el intento. ¡"Por cuanto todos pecaron y todos están privados de la gloria de Dios"! (Romanos 3:23.) ¡Por muy buenos o justos que tratemos de ser, por muy severamente que nos disciplinemos o luchemos por alcanzar la santidad o la salvación, fracasaremos, porque el hombre es sencillamente incapaz de salvarse a sí mismo!
14
. ¿Qué puedo hacer entonces para salvarme? ¿Deberé resignarme a estar eternamente separado de Dios?
Dios es un Ser tan grande, tan elevado y todopoderoso, tan lejano de nuestra limitada comprensión humana, que nos resultaría imposible entenderlos completamente a Él y Su manera de obrar. Él ha dicho: ¡"Como son más altos los cielos que la tierra, así son Mis caminos más altos que vuestros caminos, y Mis pensamientos más que vuestros pensamientos"! (Isaías 55:9.) Sin embargo, era tanto Su deseo de ayudarnos, de acercarse íntimamente a nosotros, que nos envió a Alguien capaz de mostrarnos Su amor, Alguien que pudiese vivir con nosotros como ser humano, que pudiera personificar y mostrarnos la naturaleza del propio Dios. Dios nos quiere tanto que no quiere que suframos la separación de Él. Si vivimos sin el amor de Dios, nuestro corazón no puede hallar verdadero contentamiento, y permanecemos espiritualmente vacíos y sin vida. De modo que para brindarnos Su Vida y Salvación eternas, envió a la tierra a Su propio Hijo, Jesús, hace dos mil años. Jesús fue concebido milagrosamente mediante el Espíritu de Dios y nació de una joven virgen llamada María. Creció hasta convertirse, en cierto sentido, en imagen de Su Padre, para que pudiésemos ver cómo es el grandioso e invisible Creador. Dicha imagen es un cuadro de amor, pues todo lo que hizo Jesús fue hacer el bien, ayudar a la gente y enseñarle sobre el gran amor de Dios por todos nosotros. Finalmente, Jesús culminó Su misión de proclamar ante el mundo las Buenas Nuevas de la Salvación y ofrendó Su vida. Fue cruelmente crucificado por sus desalmados e hipócritas enemigos religiosos. Y tres días después de que Su cuerpo fuese depositado inerte en la fosa, ¡Jesús se levantó de los muertos venciendo a la muerte y el infierno para siempre! En la Biblia leemos que "de tal manera amó Dios al mundo (a cada uno de nosotros), que ha dado a Su Hijo unigénito (Jesús), para que todo aquel que en Él cree no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16). ¡Si a partir de este instante quieres tener una relación personal viva y plena con el Dios del amor, todo lo que tienes que hacer es sencillamente creer en Jesús y aceptar el don gratuito de la vida eterna que Él te ofrece! Jesús dijo: "Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos" (Juan 15:13). ¡Él fue el Amigo que dio Su vida por ti, para que no tengas que sufrir por estar separado de ese Dios que tanto te ama! Si deseas conocer personalmente el gran amor de Dios, hallar la solución para todos tus problemas y dificultades y recibir el perdón de todos los errores cometidos, no tienes más que creer en el Hijo de Dios, Jesús, y aceptar que entre en tu corazón. Jesús dijo:
"Venid a Mí todos los que estáis trabajados y cargados, y Yo os haré descansar... ¡porque Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida! ¡Nadie viene al Padre sino por Mí!" (Mateo 11:28; Juan 14:6.)
¡Por más sencillo, o hasta infantil, que pueda parecerte, ese es el Plan escogido por el gran Creador del universo para revelarnos y hacernos llegar Su amor, Verdad y Salvación a cada uno de nosotros! Lo hizo así de sencillo para que cualquiera pudiese recibir Su amor: el niñito, el abuelo anciano, el pobre campesino, el magnate, el indígena analfabeto o el culto intelectual; el oriental, el occidental, el norteño o el sureño, ¡todos, y tú también! En efecto, recibir a Jesús es tan simple que Él dijo: "¡Si no te humillas y te haces como un niño, no entrarás en el Reino de los Cielos!" (Marcos 10:15) ¿Estás dispuesto a humillarte y aceptar el amor, la alegría, la paz, la satisfacción y la vida eterna por medio de Jesús, como un regalo que te hace a ti, Su hijo? Jesús te ama y desea darte ese maravilloso regalo ahora mismo, si haces con sinceridad esta sencilla oración, pidiéndole que entre en tu corazón:
"Querido Jesús, sé que necesito ayuda y que no puedo salvarme a mí mismo. Se me ha dicho que Tú eres el Hijo de Dios, y que por tu intermedio puedo alcanzar y conocer personalmente el amor de Dios. Jesús, necesito que Tu amor me limpie de todo temor y rencor. Necesito Tu luz para que ahuyente toda oscuridad. Y necesito Tu paz para llenar y satisfacer mi corazón. ¡Por eso, te abro la puerta de mi corazón y te ruego, Jesús, que entres y me des Tu regalo de la vida eterna! ¡Gracias, Jesús, por haber sufrido por todas las cosas malas que he hecho, por haberme perdonado y por haber escuchado mi oración! En el nombre de Jesús, amén." ¡Luego de haberle pedido a Jesús que habite en tu vida, se abre para ti una existencia totalmente nueva! Dice la Biblia: "Si alguno está en Cristo, es una nueva criatura; las cosas viejas pasaron, ¡he aquí, todas son hechas nuevas!" (2Corintios 5:17) Si quieres saber más de Jesús, entender mejor quién es Él y por qué lo envió Dios al mundo, pídele, por favor, a la persona que te hizo entrega de este ejemplar, que te facilite otro, muy alentador, titulado "¿Quién es Jesús?" O escribe hoy mismo a la dirección que figura al final del texto y pide que te lo envíen por correo. ¡Que Dios te bendiga dándote Su amor, dicha y paz!

De jesús, con cariño


Agradecimientos
Deseo manifestar mi reconocimiento a todos los que hicieron posible este libro enviándome los mensajes que recibieron del Cielo. Si bien estas palabras que les comunicó el Señor tienen un valor muy particular para ellos, de buen ánimo accedieron a que se publicaran para beneficio de otras personas.
Que Dios los bendiga pródigamente.
María Fontaine

Selección y revisión de María Fontaine.

Traducción: Felipe Howard Mathews, Adriana Vera y Gabriel García Valdivieso.

Ilustraciones: Étienne Morel.

Título original: From Jesus with Love
ISBN de la edición original: 3-03730-106-6
ISBN de la versión en castellano: 3-03730-150-3
© 2003, Aurora Production AG, Suiza.

Derechos reservados. Impreso en Malasia por Rhythm Consolidated Berhad.

URL: http://es.auroraproduction.com

6 El eterno amor de Dios
12 El perdón divino
17 Amar al prójimo
23 Claves para ser feliz
29 En momentos de prueba
36 Hablar con Dios
44 Escuchar la voz de Dios
50 Para matrimonios

Introducción
«Las palabras que Yo os hablo son espíritu y son vida» (Juan 6:63). Eso es tan cierto hoy en día como cuando Jesús se lo dijo a Sus discípulos de antaño. Tan válido es para las palabras nuevas que habla a Sus seguidores actualmente como para las que leemos en la Biblia.
¿Que Jesús habla hoy en día? Sin duda. Él «es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos» (Hebreos 13:8). Le habla a cualquiera que crea en Él, le pida sinceramente que lo haga y luego acepte por fe que las palabras que escucha en su corazón proceden en efecto de Él. Es lo que se suele llamar el don de profecía.
El presente libro contiene casi 50 mensajes de amor, de consuelo, de inspiración y de instrucción. Son breves, pero muy conmovedores. Todos ellos se recibieron directamente de Jesús en respuesta a oraciones que hicieron diversas personas por sí mismas o por otros hermanos en la fe. Sin embargo, al igual que las palabras de Cristo reunidas en la Biblia y que originariamente también iban dirigidas a determinadas personas, estos mensajes bien pueden hablarte al alma y responder a tus necesidades.
Notarás que algunas partes son de carácter inspirativo y que otras aportan soluciones a problemas específicos. Es posible que ciertos pasajes te den la impresión de haber sido escritos para ti. Otros tal vez no parezcan tener mucho que ver con tu situación, al menos no en este momento. En cualquiera caso, todos ellos tienen algo en común: Expresan el gran amor y desvelo de Jesús por los Suyos.
La clave de este libro es la fe. Se requirió fe para que personas comunes y corrientes pidieran a Jesús que les dirigiera mensajes de amor, aliento y orientación. Asimismo les tomó fe captar y grabar —o escribir— dichos mensajes. A ti igualmente te hará falta fe para creerlos, aplicarlos y sacarles provecho.
La Biblia dice que la fe viene por el oír la Palabra de Dios (v. Romanos 10:17). Si lees las Palabras de Dios contenidas en este libro con un corazón y una actitud abiertos y le pides que te dé fe para aceptarlas, creerlas y aplicarlas, Él lo hará.

Disfruta siendo como eres
Disfruta siendo como eres: ¡una persona magnífica! Disfruta siendo como eres: ¡estás rebosante de vida! Disfruta siendo como eres: ¡tienes mucho que ofrecer! ¡Disfruta siendo como eres y disfruta de la vida que te he dado!
Te ruego que aceptes estas Palabras y confíes en que proceden de Mi corazón y van dirigidas personalmente a ti. Te amo, y ruego por ti; no sólo que tu fe no falte, sino que aumente. Que crezca tu fe en Mí y en ti. Te amo.

Aún recuerdo…
Aún recuerdo el día en que te formé. Con gran esmero, atención y minuciosidad escogí cada aptitud, cada don, cada característica, cada fibra de tu ser, hasta obtener exactamente la combinación que quería. Hasta las más mínimas especificaciones quedaron en perfecta sincronía para lograr Mi voluntad y Mi propósito en tu existencia y en la de todos aquellos a quienes irías a afectar durante tu travesía por la vida.
Recuerdo el momento en que te insuflé aliento de vida. ¡Sentí un amor tan inmenso que no pude contenerlo! Sabía cuánta felicidad ibas a brindar, no sólo a Mí, sino a todos aquellos con quienes te cruzarías en el camino de la vida.
Te amo desde la eternidad y hasta la eternidad, y en ti me complazco.

La perla de gran precio
Érase una vez un hombre que poseía grandes riquezas. Mientras iba de camino, observó una perla fulgurante y de gran precio. Entonces se dijo: «¡Esa perla ha de ser mía!» Al objeto de comprarla, vendió cuanto tenía, todas sus posesiones. Así podría hacerse dueño de tan valiosa alhaja.
Lo mismo eres tú para Mí. Eres aquella perla de gran precio que descubrí y por la que resolví dejarlo todo, hasta Mi trono celestial, con tal de bajar a la Tierra y obtenerte. Sacrifiqué cuanto tenía para adquirirte.

Más extenso que el mar
He tenido la vista puesta en ti desde antes que te formara en el vientre de tu madre. He estado contigo en cada etapa de tu crecimiento. Te he observado, te he amado, he velado por ti. Nunca te he perdido de vista.
¡Cuánto anhelo derramar Mi amor sobre ti! ¡Cuánto ansío estrecharte contra Mi seno! Si pasas ese tiempo conmigo en oración, escuchando interiormente Mi voz viva y la voz de Mi Palabra, te manifestaré el inmenso amor que albergo por ti. Es un amor más extenso que el mar, rebasa el horizonte, no cabe en la inmensidad del universo poblado de estrellas y galaxias. Escapa a la comprensión humana y alcanza el infinito, la eternidad.

Un lugar particular
Soy el buen Jardinero. He plantado un hermoso vergel, lleno de flores singulares. En Mi jardín cada flor es única. Cada una cumple un fin muy concreto y ocupa un lugar particular en el huerto, así como en el afecto del Jardinero.
Eres singular para Mí. Conozco todos tus dones y cualidades, todos tus conflictos internos e imperfecciones, todo lo que te molesta acerca de tu forma de ser. Las debilidades que te irritan y que no logras vencer, tus puntos fuertes y puntos flacos, las idiosincrasias y todas las peculiaridades que conforman tu personalidad. Yo discierno los deseos de tu corazón, tus más íntimos anhelos.
Sé de los momentos en que te sientes inferior a otros. Sé que a veces piensas que eres un desastre, y tus debilidades te incomodan, te avergüenzan y te desalientan. Yo sé todo eso y, sin embargo, te amo.

Prendas de Mi amor
Aprende a reconocer Mi mano y Mi amor hasta en los menores detalles de tu vida: en la forma en que proveo para cada una de tus necesidades, aun las más pequeñas; en la forma que conservo tu salud y tus fuerzas; en la forma que guardo a salvo a tus hijos. Esas son prendas de Mi amor por ti. El amor que te tienen tus hijos es una manifestación del amor que Yo te tengo, y la manera en que te cuidan y se preocupan por ti los demás es también una muestra del desvelo que Yo tengo por ti. Mis Palabras son una expresión del amor que te profeso.

Soy amor
En los momentos sombríos, Yo seré tu luz. En los momentos de tristeza, seré tu alegría. En los momentos de lucha, seré tu liberación. En los momentos de debilidad, te infundiré fuerzas. En los momentos de incertidumbre, Yo seré tu explicación. En momentos de duda, seré fe para ti. Y algo más importante todavía: soy amor para ti. Te amo y te perdono.
No te desanimes, pues; no te descorazones. No mires atrás. No sientas remordimiento por errores o pecados cometidos. Lo pasado ya pasó. He cubierto esos errores y pecados. Lo que era como la grana será emblanquecido como la nieve. Como está lejos el oriente del occidente hice alejar de ti tus pecados.
Desde el preciso momento en que imploras Mi perdón, en el instante en que clamas a Mí, Yo te perdono. Por tanto, no hay motivo para que sigas preocupándote, temiendo y llevando tú la carga.

Presentes para ti
He aquí que soy el Buen Pastor. Di la vida para salvar a los perdidos. Entregué Mi cuerpo para sanar a los quebrantados. No en vano sufrí todo eso. Lo hice para poder estrechar a Mis hijos contra Mi seno, consolarlos, amarlos y concederles perdón, redención y sanidad.
Tengo los brazos extendidos, y en las manos llevo magníficas dádivas para los que están quebrantados y dolientes, los que lloran y padecen. Tengo valiosos presentes para ti, dádivas de amor, perdón, misericordia y sanidad. Todo eso te ofrezco, y te lo daré generosamente si tan sólo extiendes la mano para tomarlo con fe.
Esas dádivas no se ganan a base de bondad y rectitud. Nunca podrías hacerte merecedor de los magníficos dones que te brindo. Mas te los daré gratuitamente si extiendes la mano por fe y aceptas Mi amor, Mi misericordia, Mi perdón y Mi sanidad.

Te comprendo cabalmente
Estoy tan enamorado de ti que Mi vista no capta ninguno de tus fallos e imperfecciones. El amor me ciega y me hace ver más allá de tus faltas y equivocaciones. Es un amor que solo ve lo bueno y las posibilidades que los demás no alcanzan a distinguir.
No te vigilo garrote en mano listo para atizarte al más mínimo error. No estoy a la espera de que tropieces y caigas para meterte otra vez en vereda de un estacazo. ¿Cómo iba a hacer eso? Yo también me he encontrado en tu lugar. Yo también adopté el manto de carne humana a fin de llegar a conocerte y a comprenderte cabalmente. Conozco las contrariedades que experimentas, cada uno de tus anhelos, la insuficiencia de la carne humana y hasta tus pecados ocultos. Me identifico con tu humanidad. Por ello he prometido que tendré misericordia de ti. Mis pensamientos para contigo son de paz, perdón, paciencia y compasión.

Todo te ha sido perdonado
Si te presentaras ante Mí ahora, Mi amor te inundaría de tal manera que todos los pesares, los dolores y los malentendidos de ayer y de hoy se disiparían sin dejar rastro. Tan enorme es el amor que te tengo que no da lugar a la tristeza ni a los sentimientos de culpa. De presentarte ante Mí, Yo no te comunicaría más que amor y aceptación totales. Sabrías que todo te ha sido perdonado. No hay causa de temor en Mí. Yo me llevo todos los temores. En Mi amor no hay temor.
A pesar de que todavía moras en carne humana, confía en que el amor que te tengo no es menos intenso que el que te demostraré cuando llegues aquí y te presentes ante Mí. No estoy más distante de lo que estaré entonces. Igual de presente estoy contigo ahora. Hoy obtienes el mismo perdón que obtendrás entonces. Nada tengo contra ti. Eres Mi tesoro, Mi amor.

¿Qué defectos?
No me hables de tus errores. Yo te pregunto: ¿Qué errores? ¿Qué defectos? ¿Qué fracasos? No me hables del pasado. Para Mí no existe el pasado. No puedo decir que tengas imperfecciones o debilidades, porque en este momento no las veo. Cuando te miro, cuando observo tu corazón, para Mí ya no existen tus debilidades. Se esfuman a causa del gran amor que te tengo, el cual lo eclipsa todo. Ni se te ocurra, pues, explicarme lo innoble que eres, que no te servirá de nada. Te amo demasiado para notarlo.
Quien obtiene gran perdón luego ama mucho; escarmienta por las faltas cometidas y aprende a perdonar los errores ajenos. La mirada reprobatoria se vuelve amorosa y clemente cuando piensa en lo mucho que se le ha perdonado. Se le han devuelto las esperanzas, ve la vida desde otra perspectiva, con otros ojos.

Amor sin límites
Quiero enseñarte a sentir mayor amor, abrirte los ojos al amor incondicional, para que te des cuenta de cómo es, participes de él, lo pongas en práctica y aprendas a amar al prójimo sin reservas.
Deseo que ahora veas a cada uno como Yo lo veo: con amor infinito, inconmensurable, que aprendas a amar tal como se te ha amado.
Aprende a amar a los demás con el mismo amor que te ha ayudado a salir adelante en muchas situaciones difíciles, el amor que te ha dado fuerzas para seguir adelante, el amor que te ha ayudado a perdonar, el amor que te ha permitido sincerarte: Mi amor.

Abre el corazón
Recibe la dádiva de amor que te ofrezco para que la entregues a los demás. ¿Cómo se recibe? Tal como recibirías cualquier otro regalo Mío: pidiendo, aceptando y creyendo. Y luego, ¿cómo compartes ese regalo con tus semejantes? Paso a paso, realizando un acto de amor seguido de otro, seguido de otro…
Recibe, pues, Mi ungimiento y aplícalo a situaciones concretas día tras día, paso a paso. Materialízalo de acto en acto, de palabra en palabra. En la medida en que hagas un esfuerzo para dar, compartir y amar, Yo te lo compensaré con creces. Verteré en ti un amor mayor, un nuevo amor, un amor fortalecedor.
Por tanto, no temas; simplemente recibe. Abre el corazón y di que sí. Abre el corazón y di: «Quiero tenerlo». Abre el corazón y recíbelo. Dará fruto en tu vida y en la vida de los que te rodean, de las personas a las que veas y con quienes tengas relación.

Pequeños actos de consideración
Hay muchas formas de manifestar Mi amor. Por ejemplo, puedes dar un saludo caluroso en vez de una mirada indiferente. Puedes tomar unos momentos para responder a una pregunta con consideración y franqueza, en vez de hacerlo ligero y aprisa, con lo que los demás se sienten subestimados o piensan que son un estorbo.
Mi amor se manifiesta de muchas formas: a base de perdón, de misericordia, de ternura, de amabilidad, de sencillez; con palabras de amor, de aliento y de elogio; con todo lo bueno y positivo que puedas decir de alguien; mediante pequeños actos de consideración; estimulando y recompensando a los demás; preocupándote por ellos; mostrándote atento; entregándote a ellos; dedicando tiempo a conversar, a escuchar y a compartir; ayudando a llevar la carga; rebajándote si hace falta para ayudar a una persona.

Déjalo pasar
Hay dos vías: la de la resistencia y la de la sumisión. La de la sumisión es la vía fácil. Como cuando dos cabras coinciden frente a frente en un angosto sendero de montaña, y en lugar de embestirse, una se echa para dejar que la otra le pase por encima. Así quiero que hagas tú. De lo contrario no hay sino enfrentamiento y choque de cabezas. Es mucho más fácil echarse y dejar que la otra persona pase por encima. Te digo y te repito que lo dejes pasar.
Procura ser humilde. Esfuérzate por obrar con amor. Pon empeño en adquirir bondad y comprensión. Esas virtudes son joyas de gran valor que puedes lucir y que harán resaltar en ti la verdadera belleza de Dios. Busca la sencillez, el amor. Busca ser gentil. Sé que tienes esas cualidades, pues conozco bien tu corazón. Sé que en las fuentes de tu corazón está presente el deseo de ser humilde, de obrar con amor, ternura, bondad, paciencia y comprensión. Mas para que en tu corazón afloren todas esas virtudes es preciso que te despojes del orgullo y del egoísmo.

Pensamientos amorosos
Cuando otros te fallen o cometan lo que a tu modo de ver son errores, en vez de contrariarte y estallar en ira, di: «Ruego por ellos. Los aprecio mucho. Quiero ayudarlos y facilitarles las cosas». Abriga pensamientos amorosos por aquellas personas que te desesperan. Ora por ellas.
Gracias a esas oraciones y pensamientos, el amor que tienes en el corazón podrá impregnar tu espíritu y vencerá al orgullo y al egoísmo.

Las intenciones del corazón
Soy el Creador de todas las cosas y juzgo el corazón. Conozco el corazón de los hombres. Sé todo lo que en él se aloja. Por tanto, Mi juicio es justo y verdadero. En el día del juicio, cuando comparezcas delante de Mí y se haga un repaso de tu vida, Yo juzgaré según tus actos y según los designios de tu corazón. De ese modo emitiré un juicio justo. He aquí que conozco el corazón de las personas, y no hay nada que me sea oculto.
Cuando pretendas hacer algo, recuerda que Yo veo y entiendo los pensamientos e intenciones de tu corazón. Que todos tus actos estén impulsados por el amor: Mi amor, el amor al prójimo y el amor a Mí.

Constante como el sol
La felicidad de espíritu es mucho mayor que la de la carne. La llevas siempre contigo. Jamás cesa. Ni la noche más solitaria ni las nubes más grises pueden privarte de ella.
La felicidad de la carne es temporal. Un sentimiento efímero que depende de tu estado de ánimo, de las circunstancias que te rodean, de lo visible y lo tangible. En cambio, la felicidad de espíritu viene del conocimiento de que soy tu Salvador y me intereso por ti.
La felicidad que Yo brindo es constante como el sol. ¿Acaso cuando el sol se pone por la tarde y desaparece en el horizonte te angustias pensando que se ha ido para siempre? ¿Dices a alguien: «Ya no hay sol en nuestra vida»? No. Es constante. Siempre es. Aunque cae la noche y no puedes verlo, nunca dudas de su existencia ni de que volverá a salir a la mañana siguiente. Así es la felicidad de espíritu: por muy presente que está, cuando cae la noche la pierdes de vista. Ese es el momento de confiar y descansar hasta la mañana siguiente, cuando volverá a aparecer.

Gozo sencillo
El gozo del Señor es tu fortaleza. ¿Cómo se obtiene ese gozo? En realidad, es sencillo: ámame con todo tu corazón, con toda tu mente, con toda tu alma y con todas tus fuerzas, y acuérdate también de amar a los demás. No te preocupe lo que piensen ni cuáles sean sus opiniones. Simplemente ten gestos de amor y de humildad. De hecho, eso aumentará el respeto que te tiene la gente.
No olvides manifestar amor y desvelo por los que te rodean, y Yo te colmaré de gozo, paz y felicidad.

Llenar el vacío
Cuando el corazón de una persona está vacío, se siente infeliz e insatisfecha; ansía ser feliz y saciar el hambre que padece. Mira a su alrededor y ve lo que el mundo tiene por atractivo, y trata de llenar con ello ese vacío. Lo que no ve ni comprende es que para beneficiarse plenamente de Mis promesas debe cumplir con la parte que le toca.
Para algunos no es fácil, pues piensan que no hallarán felicidad en sacrificarse o entregarse por entero a Mí. No ven cómo eso podría hacerlos más felices o llenar esa sensación de vacío que los aflige interiormente.
En cambio, los que lo entregan todo por amor a Mí, los que entregan su vida desinteresadamente, rendidos a Mí, experimentan los verdaderos placeres y éxtasis de Mi Espíritu, los cuales no tienen comparación con ninguna otra cosa de este mundo. Eso llena el corazón como ninguna otra cosa. Mas la única forma de obtener esa satisfacción es a través de la entrega y sumisión totales a Mí.

Decisiones
Los sentimientos y emociones que experimentas son consecuencia directa de las decisiones que tomas, de los pensamientos que albergas, de las veces que optas por obrar abnegadamente, de las ocasiones en que te pones en el lugar de otra persona y dejas que tu corazón se quiebre y sea movido a compasión y amor.
Yo te premio con sentimientos de amor, unidad y felicidad. Te los otorgo según las decisiones que tomes y las opciones que elijas, es decir, según la forma en que por voluntad propia actúes, te entregues, reacciones, te sacrifiques y comprendas a los demás.

¡Sé feliz!
El gozo del Señor es tu fuerza. Es Mi voluntad que halles gran dicha y placer en servirme y amarme. Me alegra verte pasándolo bien, verte contento y riendo. Me agrada verte reír. Me complace verte feliz. Así pues, vive contento, pásalo bien y disfruta de la vida. Goza de tus comidas, de tu casa, de tus ratos de ejercicio, de tu trabajo, de los momentos que pasas en compañía de otros. Al disfrutar de todo eso me disfrutas a Mí. Me place verte feliz: de modo que sé feliz. No te inhibas de reír y de pasarlo bien.

Tesoros a tu disposición
Si bien llamo a todos con los brazos abiertos para que vengan y se entreguen a Mí, y así poder comunicarles amor, felicidad, ungimiento, satisfacción y fortaleza, son muy pocos los que optan por acercarse y darse por entero a Mí.
¡Ojalá te dieras cuenta! ¡Ojalá vieras lo que anhelo darte! ¡Cuánto ansío estrecharte en Mis brazos, volver realidad todos tus deseos y hacer estallar tu corazón de alegría, de forma que se desborde y derrame Mi amor sobre los demás! He ahí la verdadera felicidad y contentamiento.


El refugio
Cuando a tu alrededor se desaten tempestades, y los vientos de la aflicción, de la adversidad y de las dificultades te zarandeen y te arrastren de un lado a otro, ven un rato a Mis aposentos, y permanece ahí hasta que hayan pasado esas calamidades. Acércate a Mis cálidos brazos. Reposa la cabeza en Mi hombro; ya verás que cuidaré bien de ti. Te acariciaré la frente y haré que se disipen las montañas de dificultades.
El refugio que te he prometido no es otro que el alivio que brinda Mi amor, el consuelo de Mis brazos, la paz que fluye de Mi corazón hacia el tuyo, que te colma y te envuelve, que transporta tu espíritu a la esfera celestial donde lo verás todo con otros ojos.
En esos momentos de quietud, cuando disfrutamos de íntima comunión, puedo hacer que veas las cosas de otro modo. Puedo infundirte nuevas ideas, nuevos pensamientos. Si entras al aposento de Mi refugio, verás todo lo que puedo hacer por ti.

¿Por qué tantas dificultades?
Te preguntas: «¿Por qué, Señor? ¿Por qué tengo que pasar por tantos trances y penalidades? ¿Será que te estoy desagradando? Te amo. ¿Por qué tengo que sufrir estas vicisitudes?»
Muchos cristianos a lo largo de los siglos se han planteado lo mismo. En todos los casos Mi Espíritu estaba obrando en ellos. A menos que se volvieran débiles, Yo no podía hacerme fuerte en ellos. A menos que se quebrantaran, Yo no podía enseñarles a ser compasivos; no podía enseñarles la empatía, el sincero interés que les hacía falta tener por los demás. No podía concederles todos los hermosos dones de Mi Espíritu que traen aparejados los apuros y los quebrantos.
Por medio de esas aflicciones te estoy enseñando a luchar, no con tu propia fortaleza, sino con Mis fuerzas, valiéndote de la oración y acudiendo a Mí por cada cosa que se te presenta en la vida.

Las ruedas del progreso
La vida se compone de ciclos. Hay épocas en que todo va bien y otras en que todo parece marchar mal. Quiero que aprendas a aferrarte a Mí en cada ciclo.
Los problemas te obligan a ejercitar tu fe, pues tienes que hacerles frente. Eso te lleva a la siguiente fase del ciclo. Acudes a Mí en busca de ayuda, combates, triunfas y haces progresos. Es como una rueda que va girando: la parte de arriba baja, y la de abajo sube. Así se genera el movimiento hacia adelante.
Cada vez que te enfrentas a una nueva prueba, debes volver a combatir. Aceptas el reto, me pides auxilio y una vez más vences y haces progresos. Cuantas más pruebas, más victorias. Ahora bien, si en algún momento no acudes a Mí para que te dé la solución o no peleas hasta vencer, el ciclo se interrumpe. Te quedas en la parte baja y dejas de avanzar. No vas a ningún lado.
Por tanto, no asocies los bajones de la vida con derrotas, sino con oportunidades de avanzar. Ya sé que es difícil pasar por esos ciclos, pero debes hacerlo para seguir avanzando. No cejes, pues. ¡Sigue adelante!


El peso del sacrificio
Yo sé que tu corazón se parte. Sé que te duele en el alma y que todo esto te parece insoportable. Ten por cierto, criatura Mía, que jamás te exigiré más de lo que puedes hacer. Siempre que llegues al punto en que ya no puedas más, cuando tu cuerpo ceda bajo el peso del sacrificio, te extenderé la mano, te levantaré, te atraeré a Mí y te daré unas fuerzas y una fe que desconocías.


Como el oro en el horno
Puede que al presente no entiendas algunas cosas, porque aún no ha llegado el momento de que te revele del todo Mi plan, Mi propósito. Pese a que no lo entiendas todo, cree y confía. Mis caminos no son Tus caminos. No se puede conocer la mente de Dios esforzándose por entender y analizarlo todo con mentalidad carnal. Yo revelaré Mis pensamientos y Mis caminos mediante el poder de Mi Espíritu a quienes se muestren receptivos y sumisos, a quienes crean, acepten y aprecien Mi voz con fe y amor.
Te prometo que si sigues adelante por fe —aunque ni siquiera sepas a ciencia cierta si tendrás fuerzas para aguantar— no fracasarás. Así como el oro se purifica en el horno del refinador, los que pasan por la llama ardiente de las pruebas saldrán cual oro puro. Te pongo a prueba a fin de eliminar todas las impurezas. Por tanto, no tengas miedo de las pruebas. Te las mando porque te amo, para purificarte, en respuesta a tus oraciones.

Sueños que no se hacen realidad
Hay muchas cosas que pueden salir mal en la vida y que de hecho salen mal. Son muchos los sueños que no se hacen realidad, los ideales que no alcanzan a cristalizarse y las situaciones que no se resuelven como uno afanosamente quisiera. No obstante, en los sueños que no se hacen realidad, en los ideales que no alcanzan a cristalizarse y en las situaciones que no se resuelven como esperabas, Yo estoy contigo. En Mi mano te tengo reservados sueños mayores que los que has abrigado jamás, ideales más hermosos que los que has deseado y cosas más sublimes que las que has esperado jamás. Tu imaginación no ha concebido las cosas fantásticas que tengo reservadas a quienes me aman, a quienes perseveran contra viento y marea.

Soluciones para Tus problemas
Cuando te sientas débil, Yo seré fuerte por Ti. Cuando te agobie la confusión, te imbuiré de paz. Cuando te invada el temor, confortaré tu corazón. Cuando te asalten dudas, te daré fe. Cuando te sobrevenga la tensión, te daré alivio. Cuando te encuentres en un laberinto, estaré a tu lado. Cuando te sientas inútil, te daré una meta. Cuando se apodere de ti la angustia, te comunicaré alegría. Cuando te falte confianza, Yo seré tu tranquilidad. Cuando lo veas todo confuso y turbio, Yo te daré claridad. Cuando todo te parezca lúgubre y tormentoso, seré para ti luz esplendorosa.


La oración es comunicación
Piensa cómo te sentirías si nunca recibieras una comunicación de la persona que amas. Probablemente te lo tomarías como un desaire. ¿Cómo te sentirías si nunca recibieras una carta de amor de la persona que más quieres, ni siquiera una breve nota? ¿O si transcurriera todo un día en que tu cónyuge no te dirigiera la palabra?
Cuando no recibo una sola palabra de ti se me desgarra el corazón. Me lleva a preguntarme si de veras me quieres y me necesitas. Comunícate. No te olvides de Mí, porque de tales sacrificios me agrado. La oración es comunicación.


Efectos de la oración
Orar no es lo mínimo que puedes hacer, sino lo máximo. Fíjate: si es lo máximo que puedes hacer, ¿por qué no oras más?
La oración es un medio muy poderoso. Si quieres Mi poder es necesario que ores. ¿Qué es la oración? Es el vínculo que te une a Dios. Es comunicación. Es explotar la mayor fuente de energía. Es ser fiel al deber más importante del hombre. Orar es sinónimo de reposo, fe y confianza absoluta.
La oración hace descender Mi paz sobre ti. La oración es dinámica. Te levanta el ánimo. Altera el curso de los acontecimientos. La oración sana, reaviva, regenera, edifica. La oración es humildad, es Mi amor. La oración mueve Mi mano y me impulsa a actuar. La oración logra resultados. Es la gracia salvadora para la humanidad.
Lo más importante es que la oración nos une a los dos. Nos funde para que tú también puedas valerte de Mi poder.

Todo tiene su tiempo
Hay un sinfín de formas de orar. Hay momentos para desahogar tu corazón conmigo en clamor vehemente y ruegos fervorosos. Pero hay también situaciones en que debes guardar silencio con serenidad, en humilde búsqueda de Mí, susurrándome suavemente tus peticiones y comunicándome lo que necesitas.
Hay momentos en que debes orar sobre la marcha, presentándome en silencio las peticiones de tu corazón; y hay otros en que es preciso que hagas una pausa y lo dejes todo de lado para buscar Mi rostro. Todos estos medios de acudir a Mí son importantes y todos tienen su momento y su razón de ser.
Poco importa la postura del cuerpo; lo importante es tu actitud. Haz largas plegarias cuando sea necesario; pronuncia una breve oración cuando tengas prisa. Debes aprender a hacer ambas cosas, según la necesidad. En todo caso, ¡ora! Es fundamental que dependas de la oración. Vive conforme a tus oraciones. Ora sin desfallecer.

Lo oigo todo
Nada me es oculto. Conozco todos los pensamientos y deseos, y hasta la más íntima de las oraciones. Cada vez que alzas los ojos a Mí, que clamas a Mí, estoy a tu lado, oigo tus súplicas y Mi corazón se mueve a compasión. Jamás se me endurece. Jamás me canso de escucharte. Jamás te rechazo. Nunca me duermo. Nunca coloco en Mi puerta un cartel rogando que nadie me moleste. Jamás estoy pensando en otra cosa. Nunca estoy demasiado cansado u ocupado para atenderte. Siempre oigo y respondo tus ruegos: unas veces de la forma en que deseas y otras de maneras que ignoras, o que aún no puedes ver. En todo caso, siempre oigo y respondo.

Ven a Mí
Ven. Sube a las montañas donde los arroyos son puros y cristalinos. Escala hasta donde el aire no está contaminado. Trepa cada vez más alto, dejando atrás las cosas de este mundo, y hallaras pureza de espíritu, pureza de corazón.
Ven a Mí con la copa en la mano, y ve si no te serviré del agua fresca de Mi Espíritu. Si acudes a Mí en oración, me buscas y me pides que derrame sobre ti Mi Espíritu, lo derramaré.
¿Seguirás trepando? ¿Echarás de ti las cosas del mundo que te sobrecargan? ¿Pondrás la mira en las cosas de arriba? ¿Pondrás los ojos en Mi rostro, únicamente en Mi rostro? ¿Beberás de Mi pozo, únicamente de Mi pozo? ¿Vendrás a Mí para que vierta sobre ti las bellezas de Mi Espíritu?

Sigamos en contacto
Ora y ora, una y otra vez. Me fascina. Lo deseo. Lo necesito. Me deleito en ello. Me agrada mantener una estrecha comunicación contigo para que seamos uno. Todas tus oraciones son importantes. Algunas tienen distintas finalidades, pero todas son importantes. No dejes, pues, de orar.
Deseo estar en constante comunicación contigo, mantener un vínculo continuo contigo. Recurre a todos los medios posibles y deja que Yo haga llover Mis riquezas espirituales. Todo lo Mío es tuyo. Te lo ofrezco gratuitamente de un pozo que nunca se seca. ¿Para qué conformarte con lo humano pudiendo tener lo divino? ¡Recibe Mi poder! Está a tu alcance, a tu entera disposición.

Todo tipo de oraciones
Oraciones breves, oraciones largas, en grupo o en privado, fervientes o rápidas; oraciones en silencio, mientras caminas o cuando yaces en la cama; oraciones matinales, vespertinas o nocturnas; oraciones entre una actividad y otra; oraciones por tus necesidades o por tus deseos; oraciones pidiendo protección, pidiendo curación, por tu trabajo, por tus viajes; oraciones para obtener victorias; oraciones de liberación o pidiendo consuelo, guía o sabiduría; oraciones por más amor, por milagros, por situaciones difíciles, por los demás, por ti mismo; oraciones para cambiar la historia o para transformar corazones: dirígemelas todas a Mí.

Extiende la mano hacia Mí
Extiende la mano hacia Mí en la mañana, en la tarde y en distintos momentos del día. Háblame a lo largo de la jornada. Ámame y alábame. No te alejes mucho. No permitas que los intervalos entre los momentos que pasas conmigo se prolonguen cada vez más. No pierdas contacto por un instante. Basta con una palabra, una mirada.
Reserva cada día un momento exclusivamente para nosotros. Un momento que puedas esperar con ilusión. Un momento en que puedas dar descanso a tu cuerpo y recostarte en Mis brazos. Un momento en que podamos hablar, en que podamos reír, en que podamos llorar. Lo que desees hacer o lo que desees decirme, dímelo. Estaré pendiente de ti. Te espero.

Sintoniza conmigo
Yo emito a toda hora. Simplemente tienes que aprender a sintonizar y recibir la señal. Otorgo el don de escucharme a cualquiera que lo desee. Es gratuito. Semejante a una emisora radial que transmite a toda hora. Cualquiera que tenga un receptor puede sintonizar y captar los sonidos, la música, la programación. He puesto un receptor en cada persona. Lo único que hay que hacer es aprender a emplearlo. Ello requiere cierto esfuerzo. No te desanimes si al comienzo la señal no es muy clara. Sigue practicando, no dejes de acudir a Mí. Sigue aguardando con paciencia, y poco a poco llegarás a escuchar con mayor claridad.

Atravesar el laberinto
A medida que el mundo se torna más complicado tendrás más necesidad de Mí para que te ayude a atravesar ese laberinto de complejidades. Deberás invocar Mi guía y Mi ayuda. Soy capaz de revelarte cosas que no puedes ver con los ojos. Puedo enseñarte muchos asuntos que no conoces. Así, el mundo se asombrará de la sabiduría que posees, de tu conocimiento, de tu comprensión de los sucesos. Todo ello te prometo si tan sólo me buscas y me escuchas.
Por tanto, no temas, no tengas miedo de preguntar. ¿Te daba miedo hacerle preguntas a tu padre o a tu madre cuando eras joven y no conocías las respuestas, pero las deseabas vivamente? No. No temías; simplemente preguntabas, y ellos te respondían. De igual manera sucede conmigo.
Adquiere mayor sensibilidad a Mí y a Mi Espíritu. Apunta tu antena espiritual hacia arriba. Pon atención, pues es mucho lo que te quiero decir.

Recursos a tu disposición
Te enseñaré a escuchar Mi voz. El día se acerca en que será importantísimo que lo hagas, en que te verás obligado a hacer uso de Mi poder, de Mis recursos. Ahora bien, esos recursos ya están a tu disposición, para lo que se te antoje. Pide, busca, ten fe.
Cuando tienes la cabeza llena de tus propias ideas y planes, cuando no quieres detenerte a mirar, a escuchar, cuando no quieres ir más despacio, orando continuamente, luego resulta que no te encuentras en el momento oportuno en determinado lugar, o que no le dices o haces a cierta persona algo que era necesario. Entonces Mi plan se frustra, y eso es causa de desilusión. En cambio, ¡qué gran alegría y regocijo se produce cuando participas en el plan de Dios y todo va sobre ruedas! Hay gran alegría y felicidad tanto en el mundo espiritual como en tu corazón cuando ves la respuesta a tus oraciones y palpas el poder de Dios.

Responderé
Me agrada oírte clamar a Mí. Me agrada oírte cuando me buscas. Me agrada que dediques a escucharme un tiempo que te parece valiosísimo. Si dedicas tiempo a escucharme, me tomaré tiempo para responder, ofrecer soluciones a tus problemas, proveer para tus necesidades y darte mucho más abundantemente de lo que podrías pedir o hasta pensar. No he dejado de hacerlo ni una sola vez. Desde el principio de los tiempos hasta este día jamás he dejado de escuchar y responder las peticiones que brotan de los labios de Mis hijos.

Siéntate a Mis pies
Permanece en Mí y Yo en ti; como el sarmiento no puede llevar fruto por sí mismo, tampoco tú puedes. Cuanto más clames a Mí y más pongas los ojos en Mí, cuanto más te apoyes en Mí, más fruto podrás dar para Mi Reino.
Si vas conmigo al huerto de la oración, te hablaré y te revelaré cosas que te harán dar más fruto y te conducirán a un mayor conocimiento de la verdad. Pero tienes que hacer el esfuerzo de sentarte a Mis pies y tener paciencia para escuchar y oír las Palabras de verdad, las Palabras de vida, que aún tengo que darte, a fin de que seas más fructífero, de que pongas los ojos más en Mí en los días venideros.

Los almacenes del Cielo
Vierto muchos arroyos de Mi Palabra, con abundante y generoso caudal. Te he dado libre acceso a las bóvedas de los Cielos donde se guardan Mis tesoros. Están todas a tu disposición. Basta que me lo pidas. Te abro los depósitos del Cielo. Te doy libre acceso a Mi Palabra viviente, pues tienes necesidad de ella. Ten presente que la batalla espiritual se libra en la Tierra. Ahí es donde tienes necesidad de que Yo mismo te conduzca comunicándome directamente contigo, que te dé Mis órdenes explícitas, Mi caudal de sabiduría, y te enseñe Mi estrategia para ganar la guerra espiritual.
Te concedo acceso a los almacenes del Cielo —siempre y cuando los abras con la mano de la fe—, a fin de que halles auxilio y fortaleza, instrucción y orientación en tu hora de necesidad.

En familia
Pasa ratos conmigo en compañía de tu cónyuge y tus hijos. Tómense tiempo para leer Mi Palabra, orar y acudir juntos a Mí. No dejen de comunicarse abiertamente y de expresarse sus deseos. ¿Quieren ser una familia más unida? Hablen de ello. ¿Sienten necesidad de Mi bendición, tanto espiritual como económica? Hablen de ello. Acudan a Mí todos juntos, y Yo derramaré Mi bálsamo sanador sobre toda la familia. Haré descender abundantemente Mis bendiciones y Mi provisión.

Renovación
Yo los junté a los dos, mas la excesiva familiaridad y el acontecer cotidiano los han llevado a abandonar la íntima relación que tenían entre sí y también la comunión conmigo. Renueven juntos su relación conmigo, dejando las viejas costumbres y las ideas preconcebidas.
Hagan a un lado todo lo que piensan el uno del otro, y concéntrense más bien en Mí juntos. Ámenme juntos. Alábenme juntos. Cántenme juntos. Ríndanme culto juntos. Adórenme juntos. Busquen Mi rostro juntos. Clamen a Mí juntos. Entonces los llenaré, y los tres seremos uno. Seremos «cordón de tres dobleces».

Sé un buen compañero
El matrimonio es sagrado a Mis ojos. Cuando veas que tu esposa padece necesidad y dolor, debes conmoverte, compadecerte, orar por ella, consolarla, expresarle amor y comprensión y tratarla con benevolencia. No te exasperes, no te hartes ni te desanimes si por un tiempo se la ve más débil. No te lo tomes como un gran inconveniente y un obstáculo. Más bien mírala con compasión y ternura. Tómala en tus brazos y consuélala, ámala, llora por ella. Y sobre todo, reza por ella.
Si no eres capaz de manifestar amor, ternura y compasión a esta mujer, que es tu esposa, ¿cómo vas a hacerlo con los demás?

Un matrimonio fuerte
Para que el matrimonio sea fuerte, debe serlo en espíritu. Y para ello debe estar centrado en Mí. La atención, la unidad y el amor de ambos deben girar alrededor de Mí. Ello los hará capaces de superar los errores, los malentendidos y las flaquezas humanas. Mas si dejan pasar mucho tiempo sin comunicarse, sin orar juntos, sin mostrarse humildes y unirse en torno a Mi Palabra, es fácil que se vuelvan inflexibles en sus posturas, orgullosos, insumisos e intolerantes. Pierden la compasión. Pierden la ternura. Pierden la dulzura.

Sé un buen compañero
El matrimonio es sagrado a Mis ojos. Cuando veas que tu esposa padece necesidad y dolor, debes conmoverte, compadecerte, orar por ella, consolarla, expresarle amor y comprensión y tratarla con benevolencia. No te exasperes, no te hartes ni te desanimes si por un tiempo se la ve más débil. No te lo tomes como un gran inconveniente y un obstáculo. Más bien mírala con compasión y ternura. Tómala en tus brazos y consuélala, ámala, llora por ella. Y sobre todo, reza por ella.
Si no eres capaz de manifestar amor, ternura y compasión a esta mujer, que es tu esposa, ¿cómo vas a hacerlo con los demás?

Un matrimonio fuerte
Para que el matrimonio sea fuerte, debe serlo en espíritu. Y para ello debe estar centrado en Mí. La atención, la unidad y el amor de ambos deben girar alrededor de Mí. Ello los hará capaces de superar los errores, los malentendidos y las flaquezas humanas. Mas si dejan pasar mucho tiempo sin comunicarse, sin orar juntos, sin mostrarse humildes y unirse en torno a Mi Palabra, es fácil que se vuelvan inflexibles en sus posturas, orgullosos, insumisos e intolerantes. Pierden la compasión. Pierden la ternura. Pierden la dulzura.

El cuidado de un marido
Entrañable hija mía, gracias por ser tan buena esposa para tu marido. Estoy orgulloso de ti. Te elogio por ser fiel a él durante tantos años y cuidarlo con tanto desvelo. Me complace mucho que el amor entre dos personas perdure en el tiempo. Me encanta que dos seres sean fieles a los compromisos que asumieron el uno para con el otro y que no dejan de amarse pase lo que pase. Naturalmente que hay altibajos y pruebas, mas ustedes son un modelo, porque se aman. Es digno de elogio.
Es particularmente bello que una pareja me incluya en su unión. Gracias por dejarme formar parte de su matrimonio.

Crisis provechosas
A veces lo que a primera vista parece un conflicto conyugal es en realidad un incidente del que me valgo para fortalecer el matrimonio, llevando a los cónyuges a una crisis. Si encaran la crisis como es debido, orando fervientemente, platicando, acudiendo a Mí y comunicándose con franqueza, a la larga la unión se fortalecerá. Gracias a lo que aprendan juntos y a las dificultades que experimenten juntos, se volverán más maduros, adquirirán mayor profundidad espiritual y se comprenderán mejor.

[BACK COVER BLURB:]
Palabras que confortarán tu espíritu, de boca de quien mejor te conoce.

¿Anhelas hallar la felicidad? ¿Sufres de angustia, de soledad? ¿Te enfrentas a decisiones difíciles? ¿Tienes conflictos matrimoniales o en tus relaciones sentimentales? ¿Estás atravesando una crisis? ¿Te sientes desprovisto de fe o lejos de Dios?
La solución está en tus manos. De Jesús, con cariño contiene abundantes consejos y palabras de consuelo que te ayudarán a salir airoso de esas y de muchas otras contrariedades. El autor es Jesús. Descubre cuánto te ama. Aprende del Maestro las claves del éxito en la vida y en tus relaciones con los demás. Estas cápsulas de amor y sabiduría divinos no tienen parangón.