martes, 26 de enero de 2010

¡Alguien te ama!


Alguien te ama y suspira por estar siempre contigo en todo lugar.Alguien te ama, no es una ilusión.¡Quiere vivir en tu corazón!
Es verdad, Alguien te ama, ¡y por esa razón te ha hecho llegar este pequeño mensaje! ¡Alguien te quiere y desea brindate felicidad! Todos anhelamos amar y ser amado. ¡Para la mayoría de la gente el Amor es lo más sublime y grandioso que hay! ¡Todas las bellezas de la Creación son una obra de Amor: la hierba, los árboles, las flores, un espléndido atardecer, el romanticismo de una noche estrellada, las maravillas del mundo animal! Aun nuestros animalitos domésticos entienden el lenguaje del amor. Es más, a veces ni sobreviven sin él. Mueren de pena y tristeza. Los seres humanos también ansiamos amor. Tan es así que hay ocasiones en que nos morimos de pena por falta de amor, pues todos tenemos necesidad de afecto y ternura y de querer a alguien. Esa es la razón fundamental de nuestra existencia. Por eso vinimos al mundo, porque Alguien nos quiere y desea que seamos felices, que amemos y seamos amados, que disfrutemos de todas las cosas lindas de la vida, y que tengamos de todo en cantidad suficiente. Pero ¿por qué hay tanta tristeza y sufrimiento en el mundo? ¿Por qué tanta perversidad, horror, dolor y muerte? ¿Por qué no puede ser todo bondad, belleza, encanto, placer y deleite? Lo cierto es que en un principio todo se creó con esa intención. Pero el hombre optó por el egoísmo, la desconsideración y la falta de amor por los demás, y al tomar su propio camino, se alejó del Paraíso de la Creación original. Todos somos culpables en alguna medida de la desolación que vemos en el mundo. Seamos sinceros. ¿No es cierto que todos hemos obrado equivocadamente en alguna ocasión y hemos hecho cosas que sabemos que estaban mal, que luego no pudimos remediar? El Amor es capaz de sanar cantidad de heridas y devolver la alegría a muchísimos corazones, aliviar gran parte del dolor y la agonía que sufre la humanidad y evitar innumerables muertes. En cambio, el egoísmo, la codicia, la inconsideración y la terquedad son causa constante de la mayor parte de las penas del mundo, incluidas las que padecemos nosotros mismos. Hemos echado a perder el Paraíso terrenal que se nos confió para nuestro deleite. Lo hemos arruinado con tanto odio, avaricia, violencia, dolor, guerras y matanzas. Sin embargo, hay Alguien que quiere salvarte de todo eso, y un día hasta piensa sacarte de aquí, y ahora mismo desea guardarte de muchas de esas cosas y concederte alegría, paz, satisfacción, felicidad, y por sobre todas las cosas, ¡Amor! ¡Amor por Él, por los demás, y hasta por ti mismo! Él es el Dador de todo lo bueno, el Dios del Amor. Nos ama porque Él es el Amor mismo. ¡Sí, hay Alguien que te quiere, Alguien que sintió tanto amor por ti que entregó Su Vida para salvar la tuya! «¡Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos!» (S.Juan 15:13.) Eso mismo hizo Él por ti, para pagar por tus pecados y ofrecerte Su Amor y Su perdón. Lo único que te pide es que te vuelvas a Él y te arrepientas, que lo aceptes en tu vida y creas en Él, y que te muestres agradecido por lo bueno que ha sido contigo. También quiere que trates de brindar amor y hacer el bien a los demás, tal como Él ha hecho contigo, tal como Él desea hacer contigo, y como hará aún en mayor medida en el futuro lleno de esplendor que nos aguarda, cuando Él venga a buscarte para llevarte a Su Reino celestial. En ese entonces se apoderará de la tierra y la regirá con justicia, Amor, misericordia, benignidad y bondad. ¡Acabará con todas las guerras, el odio y la enemistad, y creará un fascinante y glorioso Reino de Amor aquí en la tierra para que todos lo gocemos por la eternidad! A ese Ser extraordinario que te ama no tienes más que pedirle que venga a vivir a tu corazón. Se llevará todas tus lágrimas y disipará todas las angustias provocadas por la soledad, el menosprecio, el miedo y la confusión. ¡En su lugar te dará una vida magnífica llena de amor que durará eternamente! ¿Le pedirás hoy mismo a Jesús que entre en tu corazón? Él es el fruto de Amor del propio Dios, la señal de Su Amor, Su propio Hijo, enviado al mundo para transmitirnos el Amor del Padre, ¡aunque fue perseguido y crucificado por gente perversa! ¡Pero gracias a Dios, resucitó y volvió al Cielo para reunirse con el Padre de Amor, y ahora está con nosotros, así como Su Espíritu Santo! ¡Imagínate, el propio Hijo de Dios murió por ti por amor a fin de que tú vivieras! Él quiere que seas feliz, yo quiero que seas feliz, ¡todos queremos que lo seas! Somos muchos los que te amamos y podemos ayudarte si acudes a Él y a los que te quieren. Lo tienes a tu alcance ahora mismo por medio de esta pequeña oración:
«Padre celestial, ¡te ruego que me perdones las cosas malas que he hecho! Lo siento mucho. Quiero recibirte en mi corazón por medio del Amor de Tu Hijo Jesús. Enséñame a amarte y a amar a mis semejantes, para que pueda hallar felicidad y brindársela a los demás. Instrúyeme más en Tus caminos mediante Tu maravilloso libro, la Biblia. En el Nombre de Tu Hijo Jesús, amén.»
Si has rezado esta oración con sinceridad y de buena fe, Jesús ha entrado a tu corazón. ¡Él prometió hacerlo! Dijo: «He aquí, Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno abre la puerta, entraré a él y tendré amorosa comunión con él» (Apocalipsis 3:20). Si aún no has tomado esta decisión, ¡hazlo ya, mientras puedes! ¡Que Dios te bendiga y te guarde, y haga de ti una bendición!
Se despiden cariñosamente, Tus amigos

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