sábado, 5 de diciembre de 2009

Perspectivas


Los dos tipos de relojes ilustran muy bien la diferencia entre nuestra visión normal de las cosas y la óptica de Dios. El reloj digital da la hora exacta en horas, minutos y segundos, y en algunos modelos hasta en fracciones de segundo. Es de fácil lectura. Así suele ver la gente las cosas, considerando solamente el presente. En cambio, el reloj de agujas —que ahora suelen llamar analógico— presenta la totalidad del ciclo de tiempo, y en eso se asemeja más a la perspectiva que tiene Dios, el cual ve la eternidad en toda su magnitud. Ver la hora en un reloj digital es como ver solamente un árbol, mientras que el de manecillas nos muestra todo el bosque. En el digital, el árbol no nos deja ver el bosque: el pasado y el futuro son opacados por el presente. En el analógico, en cambio, se nos presenta el árbol con relación a todos los demás que constituyen el bosque. De un vistazo se puede apreciar cuánto tiempo ha transcurrido desde un momento anterior dado o cuánto falta para que llegue determinado momento futuro.
El apóstol Pablo dijo: «Si la esperanza que tenemos en Cristo fuera sólo para esta vida, seríamos los más desdichados de todos los mortales»
. Es decir, nos es preciso ver más allá de las complicaciones cotidianas y fijarnos más bien en el objetivo a largo plazo, en la felicidad y los galardones celestiales que nos están prometidos si tomamos decisiones juiciosas y llevamos una vida que agrade a Dios. María Fontaine Guiarse únicamente por un reloj digital es como conducir de noche por una carretera oscura y sinuosa. Uno sólo ve lo que tiene delante mismo de los ojos. Del pasado no queda más que el recuerdo, y del futuro no se ve más allá del siguiente instante. Uno en realidad no sabe adónde se dirige. Por otra parte, usar un reloj de manecillas es como tener la posibilidad de consultar un mapa. En cualquier momento uno puede determinar dónde se encuentra, cuánto ha avanzado, cuánta distancia ha recorrido y cuánto le falta para llegar a su destino. La Biblia puede compararse con un reloj analógico. Así como éste refleja mejor en qué momento del día nos encontramos al relativizar el instante presente con respecto al tiempo ya transcurrido y el que queda por delante, la Biblia nos da una perspectiva más amplia de la vida, pues nos lleva a considerarla en relación con la eternidad. El reloj analógico es más complicado, pero ofrece una visión más global. Requiere más tiempo y esfuerzo aprender a leer la hora en un reloj de manecillas que en uno digital. Sin embargo, vale la pena que los niños se familiaricen con ese tipo de reloj, porque da mucha más información. Para entender la Biblia es preciso estudiarla, y eso toma tiempo. Exige más dedicación y esfuerzo que limitarse a vivir el momento. No obstante, constituye una actitud mucho más prudente frente a la vida. 1 Corintios 15:19

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