martes, 24 de noviembre de 2009

Sueño del microchip


El siguiente artículo se escribió en noviembre de 1983, muchos años antes de los primeros implantes de microchips en seres humanos.
Tuve un sueño por medio del cual creo que el Señor quiso darme una idea de cómo va a ser la marca de la Bestia, porque fue muy claro y todavía lo recuerdo vívidamente. Vi un pequeño chip de computador, aunque en realidad no era tan pequeño, porque me parece que los hay mucho menores. Tenía unos tres centímetros de largo y poco más de uno de ancho. Era muy fino, como una laminita de plástico, y por el reverso tenía una especie de alfiler. La cabeza del alfiler estaba sujeta al centro del reverso de la microplaqueta. Primero lo colocaron en algo así como un tablero grande que estaba conectado a una computadora gigantesca, evidentemente con el fin de programarlo. Luego vi que lo tomaban y —sé que esto parece inverosímil— le clavaban el alfiler en la frente a una persona, en el lóbulo frontal del cerebro. Le hicieron una incisión, introdujeron por ahí el chip y se la cerraron con esparadrapo. La microplaqueta había sido programada de tal manera que no solo contenía el número de identificación y todo el historial de la persona —su nombre, dirección, número de teléfono, registros tributarios, etc.—, sino que también servía para informar a las autoridades de lo que estaba pensando y para condicionar sus opiniones y su conducta. Una vez que uno tenía implantado ese chip en la frente, se convertía en esclavo de quienes ostentaban el poder. Lo que más me sorprendió fue que las computadoras centrales pudieran saber hasta lo que uno pensaba. Quizás el chip transmitía esa información, o tal vez el portador tenía que estar dentro del radio de alcance de un escáner. No sé, porque eso no lo llegué a ver. Lo último que vi fue cómo le introducían el chip a una persona, y me quedé horrorizado. El concepto de implantar microcircuitos tiene desde luego un aire muy científico, y así era en el sueño. Pero si la marca de la Bestia resulta ser algún tipo de implante, y si tal implante va a permitir leer y controlar los pensamientos de la persona, cabe imaginarse lo perverso y diabólico que será el régimen del Anticristo. El lóbulo frontal es la parte del cerebro que tiene que ver con la toma de decisiones, el autocontrol y el discernimiento entre el bien y el mal. El oído, la vista, los reflejos y las funciones motrices los controlan otras zonas; por eso al parecer los que tenían esos implantes podían llevar una vida normal en todos los demás sentidos. Pero aquello los sentenciaba a ser esclavos del régimen del Anticristo, porque ya no eran dueños de sí mismos. Quedaban marcados por el Diablo y perdían su independencia. La intervención quirúrgica parecía algo insignificante. La persona a la que le aplicaban el implante estaba sentada en una especie de sillón de dentista, supongo que bajo los efectos de un sedante, porque no daba la impresión de sentir mucho dolor. ¡Qué astuto sería por parte del Anticristo esconder los implantes, para que la mayoría de la gente no sepa quién es quién, quién es amigo y quién es enemigo! Siempre me había imaginado que la marca de la Bestia sería un número bien grande —666— grabado de forma muy visible en la frente o en la mano; pero en este sueño estaba oculto bajo la piel. Mucha gente se someterá a la marca de la Bestia para gozar de una vida aparentemente más cómoda, pues sin la marca no se podrá comprar ni vender, de modo que resultará muy difícil conseguir comida y subsistir (Apocalipsis 13:16,17). Otros, sin embargo, se negarán a recibir la marca de la Bestia y a rendir culto al Anticristo (Juan 10:4,5; Apocalipsis 7:2,3; 9:4). Estarán dispuestos a morir antes que aceptarla; y algunos, en efecto, serán muertos a consecuencia de esa decisión. Otros sobrevivirán y continuarán proclamando la verdad. «El pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará» (Daniel 11:32,33). El Señor también les indicará lugares inhóspitos a donde huir, en los cuales se ocultarán y Él les proveerá sustento (Apocalipsis capítulo 12). Muchos que no han aceptado a Jesús como Salvador también rechazarán la marca. Si a causa de sus profundas convicciones religiosas se niegan a adorar al Anticristo, Dios estará con ellos. Estoy convencido de que millones de personas se resistirán al Anticristo y pregonarán la verdad hasta que todo el mundo haya tenido su oportunidad y se revele el carácter diabólico del Anticristo. Los que opten por adorar a Dios y no al Diablo en la persona del Anticristo contarán con protección divina hasta que Jesús regrese a rescatarlos.
Prepárate El mejor preparativo que puedes hacer para los tiempos turbulentos que se avecinan es aceptar a Jesús en tu corazón. No solo te dará vida eterna en el Cielo, sino que en la medida en que cultives una relación más estrecha con Él por medio de la oración y la lectura de Su Palabra, te dará lo necesario para resistir al Anticristo y sus fuerzas. Recibe a Jesús ahora mismo haciendo la siguiente plegaria: Jesús, gracias por morir por Mí. Te ruego que me perdones todos mis errores, que entres en mi corazón y me concedas la vida eterna. Llévame a conocer mejor Tu amor y lléname de Tu gozo. Amén.

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