martes, 24 de noviembre de 2009

REVISTA CONÉCTATE 72 AÑO 2006


Desde el siglo xv, cuando en Alemania empezaron a imprimirse panfletos y volantes en las primeras prensas de tipo móvil, el sensacionalismo ha primado en los titulares. Lo que está cambiando son los temas que generan noticias de primera plana. Por supuesto, las guerras, los crímenes, las catástrofes y las enfermedades, que siempre han sido objeto de titulares, siguen siendo noticia. Sin embargo, cada vez se dedica más espacio a reportajes sobre avances científicos y tecnológicos y sus repercusiones. Según los resultados de una encuesta realizada por Newseum —exposición en línea de periodismo— entre profesionales del ramo, 38 de las 100 noticias más importantes del siglo xx están relacionados con la ciencia. Un estudio minucioso del ranking es todavía más revelador. La mayoría de las noticias sobre temas científicos son de las postrimerías del siglo, y los últimos avances se sitúan por delante de los primeros. Por ejemplo, los computadores personales (número 31 en la lista) y la Internet (32) están más arriba que la radio (40) y la televisión (43). Y no es de sorprenderse que en la encuesta de Newseum el primer puesto lo ocupe el mayor logro tecnológico del siglo: la bomba atómica. Cabe preguntarse qué puestos ocuparán los temas candentes de hoy en día —la clonación, la investigación con células madre, la manipulación genética, los implantes de microchips y la miríada de secuelas medioambientales de la tecnología— en la próxima encuesta de Newseum. ¿De qué depende el efecto que tendrá en nuestra vida y nuestro mundo el continuo avance de la ciencia y la tecnología? El historiador inglés Arnold Toynbee lo sintetizó muy acertadamente cuando escribió: «La tecnología es una fuerza moralmente neutral. Es capaz de convertir la superficie del planeta en un matadero, pero también puede convertirla en un vecindario. […] Suponiendo que hemos decidido estar del lado de los ángeles, ¿cómo hemos de tratar a quienes todavía no han discernido las señales de los tiempos? La única respuesta promisoria es devolver bien por mal, y nunca cansarnos de desempeñar ese difícil papel»*

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