Entrevista con Dios sobre el Fin del mundoEntrevistador: Aquí estamos, en el tercer milenio desde que Jesús vino a la Tierra. la gente lleva 2.000 años hablando del fin del mundo, probablemente más. sin embargo, el mundo sigue adelante, aunque sea a trompicones. Me parece que muchos se han cansado un poco de oír hablar del fin del mundo.Dios: El que se hayan cansado no quiere decir que no vaya a venir.E.: Creo que existe en la mente popular un estereotipo del catastrofista como una persona que no está del todo en sus cabales y anda por ahí con carteles anunciando el fin del mundo. Me parece comprensible que la gente haga caso omiso de ese tipo de cosas.D.: El solo hecho de que un par de locos anden por ahí pregonándolo no significa que lo que digan no sea bastante cercano a la verdad.E.: ¿O sea que confirmas que el fin está cerca?D.: El fin del mundo como ustedes lo conocen sí.E.: Te ruego que nos expliques con más pormenores eso de «como ustedes lo conocen». ¿Qué va a pasar?D.: ¿Quieres que te cuente las malas noticias o las buenas?E.: Me tranquiliza que no sean todas malas. Quizá lo mejor sería que las expusieras según un orden secuencial.D.: Muy bien. Hay muchos detalles, pero en aras de la claridad lo simplificaré ciñéndome a los acontecimientos más destacados. Muchos coincidirán conmigo en que la Tierra está en bastante mal estado. Sus recursos, especialmente el agua, se están consumiendo a un ritmo insostenible. Aunque la situación no estuviese aproximándose a su clímax, conforme al cronograma que dispuse desde el principio, algo habría que hacer. Pero dado que se vislumbra una catástrofe planetaria no solo medioambiental, sino también económica y militar -escenario más que aceptado en muchos círculos-, estos factores contribuirán a impulsar a la humanidad a la formación de un único gobierno mundial.E.: Estilo Naciones Unidas.D.: No. Las Naciones Unidas es una organización que cuenta con representantes de todos los países, pero con escasa autoridad real. No pasa de ser un círculo de debates de alto nivel. Yo me refiero a que las naciones se unirán para formar un gobierno supranacional que tendrá poder para ejecutar sus decisiones a escala mundial.E.: Me suena un poco descabellado. Los países se resistirán a renunciar a su soberanía. D.: Ya lo han hecho. Muchos renunciaron a su soberanía económica hace largo tiempo, cuando se vieron obligados a llevar a efecto programas económicos dictados por organismos internacionales como el FMI. Otros, como las naciones de Europa, han cedido ciertos aspectos de su soberanía a fin de formar uniones regionales con otras naciones. Así que esas vallas ya han caído.E.: De acuerdo. Digamos que accedan. Un gobierno mundial no sería mala idea. Al menos podría poner fin a las guerras y propiciaría, por ejemplo, una distribución más equitativa de la riqueza.D.: No te dejes engañar. La mayoría de las guerras que se libran hoy en día en el mundo son internas, guerras civiles. No hay un solo país en el planeta en que no exista gran disparidad entre pobres y ricos. Así que todo ese discurso de que la paz y la igualdad dependen de que las naciones del mundo se unan bajo un gobierno internacional establecido por los hombres es pura palabrería.E.: Pero según lo que acabas de decir, dicho gobierno mundial de todos modos se instituirá.D.: Así es.E.: Todos los gobiernos, aun un gobierno mundial, tienen que tener una cabeza.D.: Exactamente. Y ¿sabes quién estará a la cabeza de éste?E.: ¿Tú?D.: (Se ríe.) No, al menos no por el momento. Las riendas se le entregarán a un hombre brillante que infundirá respeto y tendrá gran poder de convocatoria.E.: Un dirigente capaz, para variar. la solución ideal.D.: Eso pensarán todos -es decir, casi todos- inicialmente. Pero ese hombre tendrá un secreto siniestro. Se lo conoce por varios nombres, pero el más difundido de todos es el Anticristo.E.: no muy atractivo que digamos. ¿Por qué habría de querer llamarse así?D.: El nombre no se lo pondrá él. Soy Yo el que lo ha llamado de esa manera. Los millones de cristianos que están al tanto de su inminente aparición en la escena internacional lo reconocerán y también lo apodarán así.E.: Si lo llamas el Anticristo, me imagino que debe de ser la antítesis del verdadero Cristo.D.: ¡Exactamente! Y no hace falta hilar muy fino para inferir que, siendo el Anticristo, recibirá sus instrucciones de una fuente muy distinta de la que tenía Jesús. Así como Cristo fue la encarnación de Dios, el Anticristo, para parodiarlo, será la encarnación del Diablo.E.: ¿Por qué habríamos de elegir a la encarnación del Diablo como dirigente planetario?D.: La humanidad estará desesperada y se dejará embaucar. La mayoría no distinguirá quién es; antes lo verá como un personaje dotado de la capacidad y de la influencia necesarias para rescatar al mundo. Para entonces ya habrá probado su valía resolviendo algunas cuestiones muy espinosas y habrá obtenido reconocimiento como el político más astuto y el negociador más hábil de su época.E.: Y ¿por qué estaremos tan desesperados?D.: Porque la coyuntura política y económica será caótica. Un desplome económico mundial no tendrá consecuencias puramente económicas; también se vendrá abajo toda estabilidad política. El mundo clamará por un liderazgo fuerte. Y lo conseguirá en la figura de ese hombre.Continuará en el próximo número de Conéctate.Extracto de Dios según Dios, de Scott MacGregor. © Aurora Production AG, Suiza, 2001.
jueves, 26 de noviembre de 2009
Se avecina un cambio grande
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