jueves, 26 de noviembre de 2009

En sintonía


Deseo ser una ayuda constante para ti, tu compañero, colaborador y amigo a lo largo de tus ajetreadas jornadas. Quiero establecer una buena comunicación contigo a primera hora del día y mantenerla hasta el final. Me gustaría que conversáramos, que disfrutáramos el uno del otro y resolviéramos juntos las dificultades. Tienes la costumbre de meterte de lleno en el día sin establecer esa sintonía. Luego, cuando surgen problemas o complicaciones, tratas de resolverlos por tu cuenta lo mejor que puedes. Para cuando te acuerdas de orar —si es que te acuerdas— generalmente ya has decidido cómo proceder basándote en tu experiencia o en lo que te parece más razonable. Dado que Yo tengo una visión más clara y cabal que la tuya, por lo general te puedo ofrecer un plan mejor. Pero me resulta difícil comunicarme contigo porque tus pensamientos se interponen. Tienes buenas intenciones, pero todo resultaría mejor si tu comunicación conmigo fuera más estrecha. Antes que comience el día, tómate unos minutos para comulgar conmigo en silencio. Procura hacer a un lado todos tus planes y proyectos para el día y dedica ese ratito a leer Mi Palabra, meditar en Mí, agradecerme todo lo que he hecho por ti y agradecerme también de antemano la ayuda y las bendiciones que voy a seguir concediéndote. Cuando haces eso, nos unimos mental y espiritualmente. Una vez establecida esa conexión, continúa dirigiendo tus pensamientos hacia Mí. Verás que Mi amor, Mi paz y Mi poder te sostendrán a lo largo del día, pase lo que pase. Cuando surjan dificultades, no te preguntes: «¿Qué hago ahora?», o: «¿Qué digo?» Consulta conmigo. Cuando te encuentres en un dilema o haya cuestiones que te exasperen, te agiten, te inquieten, te confundan o te abatan, cuéntamelo. Acude a Mí, y te daré exactamente lo que necesites en ese momento, trátese de soluciones, orientación, consuelo, tranquilidad o aliento. En Mi presencia encontrarás poder para salir adelante. Permanece en Mí y déjame permanecer en ti. Háblame, cántame, conversa conmigo, escúchame, sintonízate conmigo. Puede que pienses: «Todo esto se ve muy bien, pero yo no soy muy espiritual», y dudes que vayas a poder hacerlo. La verdad es que es algo muy práctico que reporta beneficios igualmente prácticos. No es difícil si se cultiva el hábito. Al fin y al cabo, te pasas el día pensando, ¿no? ¿Acaso no tienes siempre algún pensamiento en la cabeza: cómo vas a hacer tal o cual cosa, a dónde vas a ir, cuándo, qué vas a decir, etc.? Hablas contigo continuamente. Pues prueba a hablarme a Mí. ¿Por qué hablar contigo cuando puedes hablarme a Mí y obtener Mi ayuda? Ansío llegar a ser una presencia constante en tu vida. ¿Me lo permites? ¿No te gustaría hablarme más mientras haces tu trabajo, contarme tus pensamientos y deseos? Yo también quiero expresarte Mi sentir, comunicarte lo que pienso, cultivar una relación amistosa y cordial contigo, ser para ti una presencia constante, un compañero constante, pues te amo. A medida que me des más cabida en tus pensamientos, adoptarás Mi mentalidad, Mis actitudes, Mis puntos de vista. Te ayudaré a enfocar objetivamente tu trabajo, tus relaciones con los demás, tu propia vida y el mundo en que te desenvuelves. Podré recordarte cosas que debes hacer, inspirarte nuevas ideas o métodos y aportarte las soluciones que necesites. Ven a Mí en quietud y confianza, y hallarás las fuerzas y las energías que necesitas. Acércate a Mí, y Yo me acercaré a ti, te lo prometo.

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