jueves, 19 de noviembre de 2009

REVISTA CONÉCTATE 45 AÑO 2004


En un episodio de la serie original de Viaje a las estrellas, que salió a la luz en 1968, la tripulación de la nave Enterprise se topa con una especie intergaláctica cuya vida transcurre a un ritmo mucho más vertiginoso que el de sus equivalentes humanos. Pero eso tiene un precio. «A ese paso se deterioran muy rápidamente —comenta el capitán Kirk—. Como si vivir aceleradamente los desgastara». Al parecer los creadores de aquella afamada serie de TV se proponían hacer una observación acerca del rumbo por el que nos lleva el creciente ritmo de nuestra vida moderna. Puede que su diagnóstico fuera más acertado de lo que se imaginaron. La Organización Mundial de la Salud predijo hace poco que para el año 2020 la mitad de los 10 trastornos médicos más frecuentes en el mundo tendrá su origen en el estrés. Otro estudio reciente arrojó que el 54% de los habitantes del orbe se quejan de estrés en el trabajo. En el Japón, la era moderna ha acuñado dos palabras nuevas: karoshi y karojisatsu, que significan respectivamente muerte por exceso de trabajo y suicidio por exceso de trabajo. El estrés es un problema muy real que nos afecta a todos en mayor o menor medida. Quizás el aspecto más preocupante es que se perpetúa: el solo hecho de ponernos a deliberar sobre cómo superarlo nos somete a más estrés. Hay, sin embargo, una salida, una vía de escape segura y sencilla, tan sencilla que muchas personas la desestiman antes de probarla siquiera, y por ende continúan en su estado de agobio. «Venid a Mí —dice Jesús—, y hallaréis descanso para vuestras almas; porque Mi yugo es fácil, y ligera Mi carga» (Mateo 11:28-30). Apenas unos momentos de quietud con Jesús pueden disipar la tensión, proporcionarte paz interior y colocar en su debida perspectiva las situaciones que ocasionan estrés. ¿Será posible que sea así de sencillo? Mientras no lo intentes, ¡nunca conocerás el alivio del que podrías gozar! Gabriel Sarmiento En nombre de Conéctate

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