miércoles, 18 de noviembre de 2009

REVISTA CONÉCTATE 43 AÑO 2004


Hace unos meses en esta misma columna reproduje unas concluyentes palabras de Mahatma Gandhi (1869-1948), que afirmó: «No conozco a nadie que haya hecho más por la humanidad que Jesucristo». Gran parte de la humanidad —tanto la que abraza el cristianismo como la adherida a otras creencias— coincidiría con dicha afirmación. Sin embargo, cabe preguntarnos ¿qué cambios y renovaciones se habrían frustrado en el mundo de no haber divulgado los discípulos de Cristo lo que vieron, oyeron y aprendieron estando con Él. Todo lo acontecido habría caído fácilmente en el olvido. Debemos tener presente que el ministerio público de Jesús —de escasos tres años y medio de duración— no quedó documentado en artículos de periódico ni dio la vuelta al mundo en grandes noticieros de TV, como habría sucedido en la actualidad. ¿Cuántas personas calculamos groso modo que presenciaron alguna vez un milagro de Cristo u oyeron hablar de Él? ¿Cincuenta mil? ¿Cien mil? ¿Cuántos lo vieron morir en la cruz? Unos trescientos o cuatrocientos tal vez. ¿A cuántos se les apareció luego de resucitar en la mañana de Pascua? Según 1 Corintios 15:4-6, el número apenas superó los quinientos. Si bien Jesús hizo lo que nadie más podía hacer —morir por nuestros pecados—, Sus discípulos también hicieron lo que solamente ellos podían hacer: mantener vivo Su mensaje. ¿Qué habría pasado si después de la muerte de Cristo, Simón Pedro y sus condiscípulos ex pescadores hubieran vuelto de forma permanente a su anterior actividad, la pesca (Juan 21:2,3)? ¿Qué habría sucedido de haber retomado Mateo su oficio de cobrador de impuestos? ¿Qué habría sido de la doctrina cristiana si el escéptico de Tomás hubiera seguido aferrado a sus suspicacias? ¿Qué habría pasado si los discípulos hubieran desoído las instrucciones finales que Jesús les comunicó poco antes de Su ascensión —que esperaran la promesa del Padre, el Espíritu Santo— y por tanto no hubieran recibido «poder desde lo alto» (Lucas 24:49)? ¿Cuántos millones habrían muerto sin conocer al Salvador? ¿Habría perdurado siquiera el Evangelio hasta el día de hoy? Al conmemorar la resurrección de Jesús esta Semana Santa, celebremos también el poder del Espíritu Santo y aclamemos a quienes mantuvieron vivo el Evangelio dando a conocer a Jesús entre sus congéneres. En aquellos tiempos la misión les fue confiada a ellos; ¡hoy depende de nosotros! Gabriel Sarmiento En nombre de Conéctate

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