martes, 17 de noviembre de 2009

REVISTA CONÉCTATE 37 AÑO 2003


La vida se edifica sobre la base de una serie de decisiones que van desde lo trivial hasta los dilemas más profundos: ¿Qué me pongo hoy? Qué voy a desayunar? ¿Con quién me caso? ¿Qué carrera debo seguir? Tanto las grandes como las pequeñas decisiones se combinan para ordenar nuestros días, definir quiénes somos y en gran medida, establecer el grado de felicidad y satisfacción de que gozamos. Irónicamente, suelen ser las decisiones más intrascendentes las que ocupan la mayor parte de nuestro tiempo y atención, mientras que las más medulares, las que más pesan e influyen, quedan desatendidas o postergadas. ¿Qué quiero hacer en la vida? ¿Qué clase de persona aspiro a ser? Es muy posible vivir día a día sin zanjar esos grandes interrogantes: millones de personas lo hacen. Lo malo es que esa forma de abordar el futuro las más de las veces deriva en desencanto y pesar en lugar de redundar en verdadera satisfacción y felicidad. Alguien dijo con cierta cuota de ingenio: «Si no sabes a dónde vas es probable que acabes en otra parte». No te metas en ese laberinto. Descubre qué es lo más importante para ti y persíguelo con tesón. Jesús dijo: «El reino de los Cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró» (Mateo 13:45,46). ¿Te has puesto a pensar en cuántas personas vieron esa perla antes que el mercader sin percatarse de su valor? Otras tal vez ansiaron adquirirla, pero ya habían malgastado todos sus recursos en objetos de mucho menor valía. ¿Cuál es tu perla preciosa? ¿Qué cosas sacrificarías para obtenerla? Esas son decisiones que solo tú puedes tomar, con la ayuda de Dios. Pero esperamos que el presente número de Conéctate te lleve a discurrir por la senda más acertada. Que Dios te bendiga con lo más excelso de Sus tesoros. Gabriel Sarmiento En nombre de Conéctate

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