sábado, 14 de noviembre de 2009

REVISTA CONÉCTATE 28 AÑO 2003


En mayor o menor grado, casi todos estamos insatisfechos con nosotros mismos y con las circunstancias en que nos hallamos. Pero no necesariamente debemos recriminarnos por ello. Para hacer progresos es menester cierta medida de insatisfacción. Si queremos desarrollar nuestro potencial es preciso que soñemos con ser más de lo que somos. El problema es que muchos nos quedamos estancados en esa fase. ¿Por qué será? Las más de las veces ello obedece a que nos consideramos incapaces de convertir nuestros sueños en realidad. Y normalmente tenemos razón. Algunos cambios los podemos efectuar a fuerza de voluntad o de trabajar más arduamente. Por ejemplo, alcanzar una meta más alta en ventas o bajar unos kilos. Pero... ¿qué pasa cuando se trata de cambios más profundos, de transformaciones internas que sabemos que nos proporcionarían mayor felicidad y nos permitirían ejercer una influencia positiva en nuestro rinconcito del mundo? Por lo general esos cambios de fondo son los más esquivos. Nos convencemos de que nos falta entereza y fuerza de voluntad, de que tenemos muchos defectos y cometemos infinidad de errores. Simplemente no somos capaces -aducimos-. Si piensas así, el presente número de Conéctate será un aliento para ti. Jesús lo resumió de modo muy sencillo cuando dijo: «Para los hombres es imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios» (Marcos 10:27). La clave está en ponernos en manos de Dios y dejar que Él haga lo imposible por medio de nosotros, y a veces a pesar de nosotros. Tenemos nuestras limitaciones, somos débiles, somos incapaces, pero hay un Dios grande, fuerte y muy capaz que está presto a asistirnos. Esas imposibles transformaciones interiores resultan mucho más alcanzables cuando dejamos que Él gobierne nuestros asuntos. Basta con que seamos como piezas de ajedrez en Sus manos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario