lunes, 16 de noviembre de 2009

Respuestas a tus interrogantes


P.: Si Dios es amor —y eso afirma la Biblia—, ¿cómo puede ser que envíe al Infierno a tanta gente inocente que no ha tenido ocasión de aceptar a Jesús, a los millones de personas que nacieron en otras culturas y recibieron otra formación religiosa, así como a las nacidas en países cristianos a quienes nunca se les transmitió el verdadero mensaje de la salvación? R.: Muchos cristianos creen y enseñan que cualquiera que no haya aceptado a Cristo en esta vida será condenado para siempre al Infierno, que no hay segunda oportunidad en el más allá. Esa creencia se basa casi siempre en un solo versículo: «Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio» (Hebreos 9:27). Por otra parte, hay muchos versículos más que indican claramente que Dios es un Dios de amor, un Dios comprensivo que conoce a cada una de Sus creaturas y se interesa profundamente por ellas. No solo envió a Jesús a morir por nosotros, sino que cada día obra en nuestro corazón para acercarnos a Él. Un Dios capaz de amarnos a tal extremo para que alcancemos el Cielo, ¿abandonaría tan fácilmente a Sus amados? La Biblia nos enseña que la misericordia divina se extiende desde la eternidad hasta la eternidad» (Salmo 103:17). El Señor no quiere «que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento» (2 Pedro 3:9). Dios dio a Su Hijo Jesús al mundo «a fin de que todos creyesen por Él» (Juan 1:7). «Tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación» (2 Pedro 3:15). Dios no tiene favoritismos en lo tocante a la salvación. No concede la oportunidad de aceptarlo únicamente a los de ciertas culturas o religiones. Su designio es que todos conozcan Su mensaje de salvación y tengan ocasión de aceptar a Jesús en esta vida. No obstante, quienes no lo lleguen a conocer por diversas circunstancias o porque los cristianos no se lo den a conocer, tendrán su oportunidad en la otra vida. Un ejemplo bíblico de salvación en el más allá se produjo después de morir Jesús en la cruz. Reza la Escritura que descendió al corazón de la Tierra y predicó durante tres días a los espíritus que estaban allí presos (Mateo 12:40; 1 Pedro 4:6). Si éstos no tenían posibilidad de creer en Él y salvarse, ¿para qué se molestó en predicarles? Dios es justo. Él dará su oportunidad a cada persona, una oportunidad justa, fruto del amor —ya sea en esta vida o después de la muerte, ahora o entonces—, de oír el Evangelio, creer y reconocer que Jesucristo es el Salvador. Additional Reading: For more Activated magazine content, as well as many extras and never-published material, please check out the Reading Area.
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