sábado, 14 de noviembre de 2009

Por dictamen judicial


Cierta vez, en un tribunal civil, una mujer enumeró todas las faltas de su marido ante al juez. Simplemente no podía vivir con aquel hombre un día más, alegó. Luego de una larga perorata, hizo una pausa para recobrar el aliento, y el juez le preguntó: —Y ¿cómo es que se casó con él? Alguna cualidad debía de tener para que se sintiera atraída por él. ¿Qué era? —Pues —le dijo—, que era muy bueno y muy trabajador, que se preocupaba de mantenernos, quería a los niños y era fiel. —¿Y ya no lo es? —preguntó el juez. —Pues... sí. Lo que pasa es que ¡el hombre es un desastre! ¡Deja la ropa tirada por el suelo, nunca cuelga ni guarda nada, siempre llega tarde a cenar, le cuesta levantarse por la mañana, se mete el dedo en la nariz en público, y si le quemo la tostada, ¡se me queja! Eran todas ofensas relativamente insignificantes. —Muy bien —le dijo el juez—. Este es mi dictamen preliminar. Váyase a su casa y fije el pensamiento en esas buenas cualidades por las que al principio lo quería y se casó con él. Procure no pensar siquiera en esas cositas que Él hace y que tanto la molestan a usted. Si al cabo de 30 días todavía quiere divorciarse, venga a verme. El juez nunca más vio a la señora.

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