sábado, 21 de noviembre de 2009

Las dos voces


Debes saber que te amo y que siempre estaré contigo. En muchos sentidos, esa será la mayor prueba que afrontarás: poder creer en el amor que albergo por ti. Muchos son probados hasta tal punto en ese sentido que pierden totalmente la fe. Quedan tan confundidos por la lucha espiritual que se libra en su interior que piensan que la única forma de seguir adelante y hacer frente a la situación es decirse a sí mismos que ni siquiera existo, que todo es pura fantasía. Claro que no es simplemente que se digan eso a sí mismos; quien se lo insinúa es el Enemigo de su alma, el Diablo. Hace mucho tiempo que viene rebatiendo su fe, tratando de destruir la poca que les quedaba, y por fin puede facilitarles los medios con que piensa que asegurará su derrota, convenciéndolos de que ni siquiera existo y de que Mi Palabra no es más que un mito.
- - - - - - - - - -Es imposible ser demasiado malo para Jesús. Sería como decir: «Estoy muy enfermo para ir al médico. Primero tengo que mejorarme».- - - - - - - - - - Pero lo cierto es que sí existo. Incluso quienes han llegado a tal sima de desesperación saben que soy real y que siempre estoy presente. Lo malo es que piensan que no podría amarlos y que Mi Palabra ya no les podría servir. Ese pensamiento es tan doloroso que para defenderse han endurecido su corazón y comprobado que es mucho más fácil seguir lo que les dicen el Diablo y otras personas: que soy una mentira. Pero, ¿soy una mentira? ¿Es Mi amor una mentira? Tú sabes que no soy una mentira y que Mi amor es verdadero. Sé que hay veces en que piensas que me he cansado de amarte, que desistí de ello y que no mereces siquiera que me preocupe por ti o por lo que haces. Puede que a veces te cueste creer que Mi Palabra dará resultado en tu situación o que puedes invocar Mis promesas. Pero estás en un error. Soy tan real para ti como siempre lo he sido. Estoy casado contigo, por la eternidad. No habrá acta de divorcio. Aunque el Enemigo te diga que has firmado los documentos de divorcio, Yo nunca los firmaré. Siempre seré tu Esposo, tu Protector, tu Salvador, tu Amparo. Nunca te abandonaré. Claro que Mis promesas de bendición y amparo están sujetas a condiciones. Quienes se esfuerzan por no apartarse de Mí y por obrar bien recibirán más ayuda, apoyo y bendiciones en todo lo que hagan. No te estoy dando carta blanca para que hagas lo que se te antoje con una actitud totalmente irresponsable. No pienses que esa actitud no afectará Mi flujo de provisión y de abundantes bendiciones. Los que siguen ese modo de vida lo pagarán caro, mucho más de lo que se imaginan, tal como algunos han comprobado: los efímeros placeros de que disfrutaron les han pasado la cuenta. Con todo, prometo que ocurra lo que ocurra nunca te dejaré. Siempre estaré presto a ponerme a tu lado. Nada puede apartarte de Mí, nada en absoluto. Nada te separará de Mi amor. Ten la plena certeza de que esto es verdad. A veces la voz de Mi Espíritu te advertirá, te amonestará y te avisará: debes prestarle atención. Otras veces oirás voces que simplemente te infundirán pensamientos negativos, como que no sirves para nada, que tu situación no tiene remedio, que nada te saldrá bien, que nadie te quiere y así por el estilo. El Diablo pretenderá suscitarte pensamientos de infelicidad, de abatimiento, de culpa y hasta de depresión. Esos pensamientos te asaltarán al mismo tiempo que los temores en torno a Mi amor, los recelos de que no velo por ti ni estoy dispuesto a ayudarte en nada. Todo ello son mentiras de Satanás y producto del espíritu de desdicha y depresión que lo caracteriza. Te suplico que cuando te asalten esos pensamientos me busques y clames a Mí. Si empiezas a aceptar y creer las mentiras del Diablo, incluso las que dice sobre ti y tu capacidad, seguirá influyendo en ti hasta convencerte de que eres un fracaso total, de que no sirves para nada, no tienes remedio y ni Yo te puedo ayudar. No le creas cuando te diga que nadie te ama; Yo te amo. No le creas cuando te diga que tu vida no tiene remedio; no es así. No dejes que te diga que te he abandonado, pues nunca te abandonaré. Adondequiera que vayas, Yo iré; nunca tendrás que estar a solas. Siempre estaré a tu disposición. Siempre te amaré. Siempre estoy a la espera de que acudas a Mí y te desahogues. No pienses que has hecho algo imperdonable o que no volveré a dirigirte la palabra. Depende de ti. Si todavía me quieres a tu lado, ahí estaré. Lo prometo.

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