sábado, 21 de noviembre de 2009

REVISTA CONÉCTATE 57 AÑO 2005


Hay quienes viven en perpetua inseguridad. Por muchas buenas obras que hagan y por muchas otras cosas que eviten hacer, no tienen la certeza de que irán al Cielo cuando mueran. Eso nos puede producir una enorme intranquilidad y hasta nos puede llevar a la neurosis. Es más, una vez supe de un hombre al que le ocurrió precisamente eso. Él había aceptado a Jesús como Salvador. Pese a que se esmeraba en amoldar lo más posible su vida a las enseñanzas de Cristo, se dio cuenta de que no lograba cumplir con las exigencias que le imponían otras personas, con lo que le decían que tenía que hacer para alcanzar la salvación, pues tenía la impresión de que cada vez que cometía un error o abrigaba un pensamiento vano, perdía su salvación y tenía que empezar otra vez de cero, como cualquier pecador perdido. Eso lo llevó a tal crisis nerviosa que terminó hospitalizado. Mientras se recuperaba en el sanatorio dedicó largas horas a la lectura de la Biblia, hasta que un día dio con el pasaje de Efesios 2:8,9: «Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe». Esas palabras le abrieron el entendimiento. Comprendió que la salvación no estaba supeditada a nada que él hubiera hecho o dejado de hacer. No llevaba aparejada ninguna condición salvo la fe en que Jesús había muerto por pecadores como él. Fue tal la alegría que lo embargó en ese momento que mejoró instantáneamente de su dolencia, superó su crisis y resolvió comunicar su descubrimiento a todas las personas que tenía a su alrededor. Decía: —¿Saben que para obtener la salvación basta con creer? Eso es todo. Hace falta la gracia de Dios combinada con nuestra fe, ¡y nada más! Cargado de razón estaba ese señor. Nos salvamos por gracia por medio de la fe; no por nuestras buenas obras, ni porque seamos perfectos, o hagamos penitencia, o respetemos una interminable lista de obligaciones y prohibiciones. Jesús ya lo hizo todo. Y así como nos salvamos por gracia, también por gracia nos mantenemos salvos. No tenemos que preocuparnos de perder la salvación, pues una vez que nos salvamos es para siempre. Gabriel, en nombre de Conéctate

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