lunes, 2 de noviembre de 2009

La fe el título de propiedad


En la versión Reina-Valera de la Biblia, Hebreos 11:1 dice: «Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve». Ahora bien, la palabra certeza que figura en este versículo de la versión en castellano es traducción del vocablo griego hypóstasis. Hace cientos de años, cuando se tradujo el Nuevo Testamento del griego a distintas lenguas, la palabra hypóstasis planteó un dilema. Parecía ser un término administrativo que no se utilizaba en la literatura clásica griega. Todo lo que lograron dilucidar por entonces los estudiosos es que se trataba de algo bastante concreto, por lo cual el término fue traducido por palabras como certeza, garantía y otras. No obstante, hace pocos años los arqueólogos descubrieron las ruinas calcinadas de una vieja posada en el norte de Israel. Allí encontraron un pequeño cofre de hierro que contenía documentos valiosos, a nombre de una dama de la nobleza romana que había comprado tierras y propiedades en Israel. Resulta que casi todos los encabezamientos de los documentos decían a grandes letras: «Hypóstasis». ¡Eran todos títulos de propiedad de sus tierras! Es probable que aquella dama romana nunca hubiera visto sus propiedades en Israel, pero sabía que eran suyas y lo podía probar, toda vez que tenía en su haber los títulos de propiedad. ¿Qué es, pues, la fe? ¡El título de propiedad! Conociendo el significado original de la palabra, ese versículo de la epístola de Pablo a los hebreos podría lícitamente traducirse: «La fe es el título de propiedad de lo que se espera». Si has pedido algo al Señor y aún no has visto la respuesta, no te preocupes. Si tienes verdadera fe, ¡en tus manos está el título con tu nombre estampado en él! ¡Es tuyo, y a la larga llegarás a ver lo que has pedido en oración!

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