miércoles, 18 de noviembre de 2009

La CENA de BODAS del CORDERO


¿Qué te parecería asistir a la fiesta de bodas más grandiosa y fascinante que se haya celebrado? Por increíble que te parezca, estás invitado. En realidad, todo el mundo lo está. Solo hay que aceptar la invitación. Pero antes de explicarte cómo se asegura la entrada te voy a contar dónde y cuándo tendrá lugar esa fiesta y lo que puedes esperar que suceda en ella: Jesús dijo que nada más terminar la segunda fase del septenio en que gobernará el Anticristo, al concluir el terrible período de tres años y medio que se conoce como la Gran Tribulación, Él volvería «en las nubes del Cielo con poder y gran gloria» para rescatar y resucitar a todos los que hayan aceptado Su salvación (Mateo 24:29-31). Todos los fallecidos que hayan reconocido a Jesús como Salvador cuando estaban con vida recibirán nuevos cuerpos y se levantarán de sus tumbas. De igual modo, los seguidores Suyos que aún sigan en este mundo serán transformados repentinamente. Y al instante, todos levantarán vuelo para reunirse con el Señor (1 Corintios 15:51,52; 1 Tesalonicenses 4:16,17). De ahí, Jesús los conducirá a todos a una gran fiesta, la más espléndida, alegre y emocionante que uno pueda imaginarse, la mejor a la que hayan asistido nunca. En ella verán a Jesús cara a cara y tendrán ocasión de conocer a todos los grandes santos y apóstoles de la Biblia, así como también a muchas otras personas que amaron y aceptaron al Señor cuando estaban en la Tierra. Esta estupenda celebración -la cena de bodas del Cordero- tendrá lugar en la ciudad celestial de Dios, un sitio de belleza y esplendor sin precedentes, y viene descrita en Apocalipsis 19:6-9: [El apóstol Juan relata una visión:] Oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: «¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y Su esposa se ha preparado». Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos. Y el ángel me dijo: «Escribe: "Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero"». Y me dijo: «Estas son palabras verdaderas de Dios». Habrá risas, canto, música, baile y amor para todos. Y por si eso fuera poco, al observar lo que ocurre en ese momento en la Tierra, los salvos van a apreciar más que nunca lo maravilloso que es estar con el Señor en esa gran cena de bodas. En efecto, justo después que el Señor rescate a los Suyos de la Gran Tribulación, se verterán sobre el Anticristo y sus seguidores las horrendas copas de la gran ira de Dios, las cuales consistirán en plagas como no ha habido nunca en la Tierra (Apocalipsis capítulo 16). Mientras los salvos celebran a lo grande y se lo pasan divinamente allá arriba en su festejo celestial, en el barrio de abajo, en la Tierra, se vivirá un infierno. En lo que podría interpretarse como una invitación desde lo alto, Jesús nos dice: «Anda, pueblo Mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación. Porque he aquí que el Señor sale de Su lugar para castigar al morador de la Tierra por su maldad» (Isaías 26:20,21). El Esposo vendrá a buscar a Su desposada, se la llevará a Su cámara nupcial, cerrará la puerta y ahí celebraremos con Él. Mientras tanto los impíos, las huestes que hayan rechazado a Jesús y los seguidores del Anticristo, sufrirán la ira de Dios. En ese momento, además de reunirse con el Señor para disfrutar de la magnífica cena de bodas del Cordero, los salvos comparecerán ante el tribunal de Cristo para ser recompensados o castigados según sus obras y su fidelidad. De ahí pasarán a ocupar los puestos que Jesús les asigne en Su reino en la Tierra (2 Corintios 5:10; Romanos 14:10,12). Lo primero que tendrán que hacer es ayudar a Jesús a acabar con el Anticristo y sus fuerzas en la gran Batalla de Armagedón (Apocalipsis 19:11-21; 17:14; 16:12-21). Luego le ofrecerán su asistencia para gobernar a los seres humanos que hayan sobrevivido al Armagedón, los cuales permanecerán aquí durante un período de mil años que se conoce como el Milenio (Apocalipsis 20:6; 2:26; Daniel 7:18). Jesús dijo: «He aquí Yo vengo pronto, y Mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra» (Apocalipsis 22:12). Todos los salvos serán recompensados en el tribunal de Cristo según sus obras. No hay que confundir este juicio y las recompensas de los cristianos con el juicio final de los no salvos, un acontecimiento diferente que tendrá lugar mil años después, al final del Milenio, cuando los no salvos resuciten para comparecer ante Dios en el juicio del gran trono blanco, descrito en el capítulo 20 del Apocalipsis. ¿Aceptas, pues, la invitación a la cena de las bodas del Cordero? Si todavía no lo has hecho, simplemente pide a Jesús que entre en tu corazón. ¿Quieres recibir también elogios y recompensas? En ese caso, «ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y toda tu mente [...] y a tu prójimo como a ti mismo» (Mateo 22:37-39). En la Biblia dice que Dios no se olvida de nada que hagamos movidos por el amor (Hebreos 6:10). Tiene un gran libro donde lo apunta todo (Malaquías 3:16,17). Aunque nadie más advierta o aprecie el bien que haces, Dios lo ve y lo recordará. Nos vemos entonces en la celebración de bodas más grandiosa y espléndida que haya habido o vaya a haber.

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