martes, 10 de noviembre de 2009

Gente perdida y solitaria


Hoy en día muchas personas se sienten perdidas, solas, oprimidas, débiles, agotadas. Hay quienes son pisoteados: los pobres, los perseguidos, los hambrientos, víctimas de la guerra, el crimen y la explotación, gente a la que nadie quiere y por la que nadie se preocupa, que posee poquísimos bienes de este mundo y adolece de falta de alimento, ropa, techo y hasta de lo más esencial. Por otra parte, están los que sí tienen bienes materiales y proyectan una imagen de seguridad, pero viven perdidos y aislados, presos de sus propios intereses egoístas. Están agobiados por los problemas, el estrés, los temores y las fobias. Hay quienes esbozan una sonrisa en su rostro, mas sufren por dentro; quienes se encuentran sumidos en un abismo vacío; quienes padecen dolor y se ven asediados por el rencor, el remordimiento y sentimientos de culpa; quienes sienten pesar y desazón por el pasado o temor de cara al futuro. Existen en el mundo actual millones y millones de personas perdidas y desesperanzadas. Urge que el amor de Jesús resplandezca sobre esa pobre gente. Por tanto, como seguidor de Cristo debes sostener en alto Su luz para que todos la puedan apreciar. Si tú reflejas esa luz sobre la gente, el Señor hará lo demás. La difundirá y hará que cumpla Su propósito en la vida, el corazón y la conciencia de las personas. Procura que los demás vean a Jesús reflejado en ti.

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