viernes, 13 de noviembre de 2009

El deber de todo cristiano


Si el único propósito de nuestra existencia fuese aceptar a Jesús y salvarnos, ¿por qué no nos llama el Señor al Cielo en cuanto nos salvamos? Porque al salvarnos se nos asigna una tarea, adquirimos una responsabilidad. Hay muchas otras personas que necesitan conocer a Jesús, y nosotros somos los medios por los que Él desea darse a conocer. Sólo Jesús salva; pero no quiere salvarnos solamente a nosotros. Desea salvar a toda la humanidad, y para poder hacerlo necesita que nosotros hablemos a los demás de Su amor; que hagamos llegar Su amor y el mensaje de la salvación al mundo entero. Jesús dijo a Sus más estrechos seguidores: «Como me envió el Padre, así también Yo os envío» (Juan 20:21). Ese principio sigue válido para Sus seguidores de hoy en día, a quienes llama a ofrecer su vida a diario sirviendo con amor y desinterés a los demás y compartiendo el amor de Dios con quienes buscan «el camino, la verdad y la vida» (Juan 14:6). Él vino a manifestar amor al mundo, y nos pide que hagamos lo mismo. ¿Responderás a Su llamamiento? ¿Harás cuanto puedas por convertir almas? ¿Difundirás la Palabra, el mensaje, Su amor?

No hay comentarios:

Publicar un comentario