miércoles, 18 de noviembre de 2009

Déjame reconfortarte esta Navidad


Aunque el abatimiento se haya apoderado de ti, aunque estés cesante y tengas la billetera o la cuenta corriente vacía, aunque te aflijan la soledad o la enfermedad, aunque hayas perdido a un ser querido, aunque la guerra, el odio, la injusticia o la indiferencia de los demás te hayan enfriado el corazón esta Navidad, Mi amor puede cambiar eso. Quiero que hoy se recuerde Mi nacimiento y todo lo que anunciaba. Deja que Mi amor te colme y otorgue sentido a tu existencia. El mundo también estaba plagado de males en la época en que nací y a lo largo de Mi vida en la Tierra. Ten en cuenta las horrorosas circunstancias que rodearon Mi nacimiento. Piensa en las madres que lloraban la matanza de sus hijos varones ordenada por un rey ebrio de poder. Recuerda la opresión reinante en aquel tiempo. En medio de aquellas densas tinieblas apareció la luz más esplendorosa que el mundo haya conocido; en medio de gran angustia se concedió el más grande de los obsequios. Mi Padre me envió como un niño débil e indefenso para que me criara y viviera en las mismas condiciones que cualquier ser humano, para que experimentara los mismos pesares y sufriera a manos de personas injustas. Me hice hombre para salvar a los hombres. Abre tu corazón para que la verdad y el amor que traje conmigo aquel primer día de Navidad te iluminen interiormente en este preciso instante. Déjame disipar tus temores y enjugar tus lágrimas. Déjame reconfortarte esta Navidad.

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