viernes, 13 de noviembre de 2009

Cuatro bebitos


Hace casi dos siglos, la humanidad contenía el aliento ante la marcha de Napoleón y aguardaba con impaciencia febril las noticias que llegaban desde el frente de batalla. Entretanto, seguían naciendo niños en los hogares. Pero ¿quién iba a interesarse por aquellos pequeñuelos? Todo el mundo andaba pendiente de las batallas. Sólo en el año 1809 vinieron al mundo algunos niños destinados a ser estrellas de primera magnitud: William Gladstone, considerado por muchos el mayor estadista británico del siglo xix; Abraham Lincoln, uno de los más famosos presidentes de los EE.UU.; Alfred Tennyson, galardonado poeta inglés; el francés Louis Braille, ciego que inventó un sistema de lectura para no videntes que se usa en todo el mundo. En la época en que ellos nacieron, nadie pensaba en bebés, sino en batallas. Sin embargo, ¿cuál de las batallas de 1809 tuvo mayor trascendencia que los niños nacidos aquel año? Hay quienes piensan que Dios sólo puede intervenir en este mundo con grandes ejércitos, cuando en realidad lo hace por medio de nenes. Cada vez que se vuelve necesario remediar un mal o difundir la verdad, Dios envía al mundo un bebé para que lo haga.

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