miércoles, 18 de noviembre de 2009

Comienza por ti mismo


Cuando era joven y no tenía ataduras ni nada que pusiera coto a mi imaginación, soñaba con cambiar el mundo. A medida que me hice mayor y más sabio, me di cuenta de que el mundo no iba a cambiar; así que reduje mis expectativas y me decidí a cambiar sólo mi país. Pero éste también parecía inamovible. Al llegar al ocaso de mi vida, en un último y desesperado intento, me conformé con tratar de cambiar solamente a mi familia, aquellos más cercanos a mí. Pero muy a pesar mío, no querían saber nada de eso. Ahora que me encuentro en mi lecho de muerte, de golpe caigo en la cuenta de que, si hubiera cambiado yo primero, mi ejemplo habría transformado a mi familia. Con esa inspiración y aliento, habría podido mejorar mi país. Y ¿quién sabe? Tal vez hasta habría podido cambiar el mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario