miércoles, 18 de noviembre de 2009

APUNTES SOBRE EL TIEMPO DEL FIN


Las 70 semanas de Daniel, 2ª parteJoseph Candel
El noveno capítulo del libro de Daniel contiene una de las profecías más extraordinarias de la Biblia, toda vez que especifica períodos de tiempo relacionados con la primera y la segunda venida de Cristo. Fue recibida por el autor del libro hacia el año 538 a.C. Como expusimos en la primera parte de este artículo, el pasaje de la profecía referente a la primera venida de Jesús (69 de las 70 «semanas» o hebdómadas) se cumplió con total precisión. Esta segunda parte explica lo relativo a Su segunda venida, concretamente los últimos siete años antes de Su retorno. A excepción de la última de las 70 semanas o hebdómadas de la profecía de Daniel, todas tienen que ver con la primera venida de Cristo. La hebdómada que se menciona en el versículo 27 es la restante, es decir, los últimos siete años. Por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador (Daniel 9:27). El sujeto tácito de la primera oración de este pasaje es «el príncipe que ha de venir» del versículo 26. Dado que en Daniel 11:22 se hace referencia al Anticristo como «el príncipe del pacto», sabemos que el sujeto al que alude este pasaje es precisamente el Anticristo. El «pacto» del que se habla en este pasaje es un acuerdo formal. La firma del mismo señalará el inicio del septenio en que gobernará el Anticristo, es decir, los últimos siete años antes del regreso de Cristo. En varios otros pasajes de las Escrituras se hace referencia a ese tratado. Tomando en cuenta que en Daniel 11:28,30 se lo denomina el «pacto santo», todo parece indicar que se trata de una suerte de acuerdo religioso —al menos en parte— que posiblemente aborde la espinosa cuestión de la coexistencia entre judíos, musulmanes y cristianos. Es probable también que el acuerdo conlleve la internacionalización de Jerusalén y posibilite el libre acceso a la ciudad a las personas de toda fe. Presumiblemente allanará también el camino para que los judíos reconstruyan por fin su templo en el Monte Moriá, en Jerusalén, y reanuden los sacrificios de animales en su altar. Pero «a la mitad de la semana» —es decir, transcurridos tres años y medio del septenio en que estará en vigor el pacto— el Anticristo renegará del acuerdo: Se levantarán de su parte tropas que profanarán el santuario y la fortaleza, y quitarán el continuo sacrificio, y pondrán la abominación desoladora (Daniel 11:31). Este es un versículo clave, pues nos señala que en ese momento, tres años y medio después de confirmar el pacto de siete años, el Anticristo entrará por la fuerza en el templo judío —«el santuario»—, que para entonces habrá terminado de construirse, puesto que hoy en día no existe. Pondrá fin al sacrificio diario y colocará en el templo la denominada «abominación desoladora». Más de 500 años después de haber dado Daniel esta profecía, Jesús hizo referencia a ella en Su disertación sobre las señales de Su segunda venida y del fin del mundo tal como lo conocemos hoy en día: Cuando veáis en el lugar santo [el templo judío en Jerusalén] la «abominación desoladora» de que habló el profeta Daniel [...] habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá (Mateo 24:15,21). ¿Qué es exactamente esa «abominación desoladora»? Jesús dijo que la veríamos «en» el templo judío. En Daniel 11:31 dice que las fuerzas del Anticristo la «pondrán» allí. En el libro del Apocalipsis descubrimos que la abominación desoladora es una imagen del propio Anticristo (Apocalipsis 13:15), a quien la Biblia denomina también «la Bestia» (Apocalipsis 13:1-7). El asesor principal del Anticristo, el «falso profeta», será el gestor de esa imagen, la cual tendrá la facultad de hablar y de algún modo podrá causar la muerte de quienes no la adoren (Apocalipsis 13:11-15). Ese poder se instrumentará por medio del sistema monetario electrónico que instituirá el régimen del Anticristo. Se obligará a todos a someterse a él y a rendirle culto, toda vez que con ese sistema nadie podrá comprar ni vender a menos que tenga un número de cuenta personal —«la marca de la Bestia»— en la mano derecha o en la frente (Apocalipsis 13:16-18). De todos modos, algunos se negarán a adorar al Anticristo o a aceptar su marca, y el Señor velará por ellos (Apocalipsis 12:6,14). Pero volvamos a Daniel 9:27: El Anticristo gobernará «hasta que venga la consumación». El término hebreo que en este pasaje se tradujo por consumación es el vocablo kalah, que tiene dos acepciones: completar y consumir, extinguir. No queda claro cuál de ellas se aplica en este caso. Pudiera ser que se refiera al cumplimiento del último aspecto de la profecía, o bien al aniquilamiento total del Anticristo y sus fuerzas. En todo caso, ambas encajan, pues los dos hechos serán simultáneos. La profecía se terminará de cumplir y el Anticristo será aniquilado poco después de la segunda venida de Cristo, durante la ira de Dios y la Batalla de Armagedón. El versículo 27 termina diciendo: «y lo que está determinado se derrame sobre el desolador». La ira de Dios caerá sobre el Anticristo y sus seguidores. Entretanto, los hijos de Dios, los salvos, estarán fuera de peligro, en el Cielo, disfrutando de la cena de las bodas del Cordero, Jesús (Daniel 12:11,12; Apocalipsis 14:9,10; capítulos 15,16 y 19). Las primeras 69 semanas o hebdómadas se cumplieron exactamente como predijo la profecía de Daniel. No hay razón para dudar de que la última hebdómada —los últimos siete años antes del retorno de Cristo a la Tierra— no se vaya a cumplir también tal como se predijo en ese asombroso pasaje. ¿Estás listo para el regreso de Cristo? Si no, más vale que te prepares. Los acontecimientos se están dando a un ritmo vertiginoso. Acepta a Jesús sin más demora.

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