martes, 17 de noviembre de 2009

Apuntes sobre el Tiempo del Fin


Estudio de Daniel 7Joseph Candel
Las cuatro bestias y el cuerno pequeño Las profecías bíblicas ya cumplidas demuestran que la Biblia es de inspiración divina. Además, nos infunden fe en que las predicciones que aún han de cumplirse también se harán realidad exactamente como lo vaticinan los textos sagrados. De ahí la enorme relevancia del libro de Daniel, que contiene profecías ya cumplidas con toda certeza y claridad, así como otras acerca de acontecimientos de capital importancia que muchos estudiosos de la Biblia y otros cristianos creen que se cumplirán en vida nuestra. El capítulo segundo del libro de Daniel narra que en el año 602 a.C. Nabucodonosor, rey de Babilonia, soñó con una gran imagen. Turbado, el rey ordenó llamar al profeta Daniel para que le explicara el significado de tan imponente sueño. El profeta interpretó que el sueño simbolizaba sucesivos imperios mundiales desde su época hasta el momento en que Jesús regresara para establecer Su reino en la Tierra. Casi 50 años más tarde, en 553 a.C., Daniel mismo tuvo un sueño en que estaban representados cuatro de esos mismos imperios, además del venidero gobierno mundial del Anticristo: En el primer año de Belsasar rey de Babilonia tuvo Daniel un sueño, y visiones de su cabeza mientras estaba en su lecho; luego escribió el sueño, y relató lo principal del asunto. Daniel dijo: «Miraba yo en mi visión de noche, y he aquí que los cuatro vientos del cielo combatían en el gran mar. »Y cuatro bestias grandes, diferentes la una de la otra, subían del mar. »La primera era como león, y tenía alas de águila. Yo estaba mirando hasta que sus alas fueron arrancadas, y fue levantada del suelo y se puso enhiesta sobre los pies a manera de hombre, y le fue dado corazón de hombre. »Y he aquí otra segunda bestia, semejante a un oso, la cual se alzaba de un costado más que del otro, y tenía en su boca tres costillas entre los dientes; y le fue dicho así: "Levántate, devora mucha carne". »Después de esto miré, y he aquí otra, semejante a un leopardo, con cuatro alas de ave en sus espaldas; tenía también esta bestia cuatro cabezas; y le fue dado dominio. »Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes grandes de hierro; devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y era muy diferente de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos. »Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos, y delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros; y he aquí que este cuerno tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas» (Daniel 7:1-8). Las cuatro bestias del sueño de Daniel representan los primeros cuatro imperios simbolizados por la gran imagen que el rey Nabucodonosor vio en su sueño años antes, tal como consta en el segundo capítulo de Daniel. «He aquí, los cuatro vientos del cielo combatían en el gran mar» (v.2). Los cuatro vientos representan las fuerzas espirituales por medio de las cuales Dios determina quién rige los destinos de los reinos de los hombres (Daniel 4:25). En la Biblia, el mar en muchos pasajes simboliza las masas humanas (Lucas 21:25; Apocalipsis 17:15). «Cuatro bestias grandes, diferentes la una de la otra, subían del mar» (v.3). A lo largo de la Historia, las naciones han adoptado cuadrúpedos, aves y otros animales como emblemas nacionales: el águila estadounidense, el oso ruso, el dragón chino, el león británico, etc. Resulta notable la fidelidad con que esos emblemas caracterizan a las naciones que los adoptan, ¿no es cierto? «La primera era como león, y tenía alas de águila» (v.4). La Biblia simboliza a Babilonia por medio de un león (Jeremías 4:7) y un águila (Jeremías 49:22). El león alado era también un motivo corriente en el arte babilónico. El rey de las bestias y la reina de las aves: una imagen de fuerza y agilidad. «Sus alas fueron arrancadas, y fue levantada del suelo y se puso enhiesta sobre los pies a manera de hombre, y le fue dado corazón de hombre» (v.4). Aquella bestia poderosa fue humillada y luego redimida. Eso representa el período de demencia de Nabucodonosor, la humillación que sufrió a raíz del mismo y el cambio positivo que se operó en él como consecuencia, todo lo cual se relata en el capítulo 4 de Daniel. «Y he aquí otra segunda bestia, semejante a un oso» (v.5). El oso es un animal lento, torpe y pesado, y depende de la fuerza bruta. Así fue precisamente cómo llegó a ser Persia el imperio predominante: sus principales recursos fueron la fuerza bruta y la superioridad numérica. Los historiadores modernos estiman que el número de guerreros que integraban las fuerzas terrestres y navales de Jerjes —el cuarto rey del Imperio Persa— oscilaba entre doscientos y trescientos mil hombres, una cifra descomunal para el siglo vi a.C. «Se alzaba de un costado más que del otro» (v.5). Este detalle es representativo del hecho de que los persas —en una época subyugados por los medos— pasaron a dominar la alianza después del ascenso de Ciro el Grande al trono en el año 550 a.C. «Tenía en su boca tres costillas» (v.5). Las tres costillas simbolizan los tres grandes imperios anteriores: Egipto (c. 2100 a.C. a 1481 a.C.), Asiria (c. 1100 a.C. a 606 a.C.) y Babilonia (606 a.C. a 538 a.C.). «He aquí otra, semejante a un leopardo, con cuatro alas de ave en sus espaldas; tenía también esta bestia cuatro cabezas (v.6). El leopardo, que aquí representa al Imperio Griego, es la más ágil de las bestias salvajes y extremadamente feroz. Sus cuatro alas denotan la rapidez con que Alejandro Magno —rey de Macedonia y dirigente de los griegos— conquistó el Imperio Persa. En apenas ocho años los griegos marcharon desde Grecia hasta la India conquistándolo todo a su paso. Las cuatro cabezas representan la división del imperio de Alejandro después de su muerte repentina a causa de una fiebre en 323 a.C., a la edad de 32 años, cuando se hallaba en la cúspide de su poder (Daniel 8:1-8,20-22; 11:1-4). «He aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes grandes de hierro; devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y era muy diferente de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos» (v.7). Babilonia, Persia, Grecia y otros imperios impusieron su dominio por medio de la fuerza; sin embargo, el mundo nunca había visto nada como el Imperio Romano. Un rápido repaso de la Historia nos confirma que Daniel presagió acertadamente las características de los tres imperios que sucederían a Babilonia, la potencia dominante en la época en que él tuvo el sueño. Ahora bien, ¿qué le reveló Dios sobre nuestro futuro? «Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos, y delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros; y he aquí que este cuerno tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas» (v.8). Ese «cuerno pequeño» que tenía «ojos como de hombre» y «una boca que hablaba grandes cosas» es el dictador mundial que pronto aparecerá y al que se conoce como el Anticristo, el Diablo encarnado, también denominado «la Bestia» en el capítulo 13 del Apocalipsis. En el versículo 17 da comienzo la interpretación: «Estas cuatro grandes bestias son cuatro reyes [representativos de reinos] que se levantarán en la Tierra». «Entonces tuve deseo de saber la verdad acerca de la cuarta bestia [...]; asimismo acerca de los diez cuernos que tenía en su cabeza, y del otro que le había salido, delante del cual habían caído tres; y este mismo cuerno tenía ojos, y boca que hablaba grandes cosas, y parecía más grande que sus compañeros» (v.19,20). Aquí se nos presentan algunos rasgos del Anticristo, para que lo reconozcamos cuando aparezca en la escena internacional. «La cuarta bestia será un cuarto reino en la Tierra. [...] Y los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes» (v.23,24). Los diez cuernos representan diez reyes, a los que se hace referencia también en el libro del Apocalipsis en conexión con el Anticristo (Apocalipsis 17:12,13). Una interpretación de esta figura es que se trata de naciones o potencias integrantes del imperio del Anticristo que surgirá en el Tiempo del Fin de los vestigios del antiguo Imperio Romano, dado que el reino de 10 cuernos del Anticristo emerge de la bestia romana (Daniel 7:7), la cual dominaba gran parte de lo que hoy es Europa. De ser correcta esa interpretación, la Unión Europea podría cumplir la profecía de los diez cuernos y desempeñar un papel importante en el Tiempo del Fin. «Tras ellos se levantará otro. [...] Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo [tres años y medio]» (v.24,25). Una vez más, se trata de una descripción del régimen tiránico del Anticristo. Llegará al poder «pacíficamente y tomará el reino con halagos» (Daniel 11:21), pero a la mitad del septenio que durará su gobierno dará a conocer su naturaleza verdaderamente perversa (Daniel 9:27) y desatará una persecución de todos cuantos se le opongan. Ese período de tres años y medio se conoce como la Gran Tribulación (Mateo 24:15,21; Daniel 7:21; 11:31; Apocalipsis 13:5-7). Al final, sin embargo, las tentativas de dominación mundial del Anticristo fracasarán, toda vez que entonces Cristo retornará y «los santos del Altísimo [...] poseerán el reino [después de la batalla de Armagedón] hasta el siglo, eternamente y para siempre» (v.18). ¡El final feliz! ¿Eres consciente de los tiempos que corren? ¿Reconocerás las señales del surgimiento del Anticristo y de su tiránico gobierno mundial? ¿Estarás preparado? Si no, acepta a Jesús ahora y estudia Su Palabra.

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