jueves, 26 de noviembre de 2009

Algo a partir de la nada


Estando de visita en casa de mi padre el día en que él cumplía ochenta y cinco años, vimos algunas viejas películas de la familia. Nos divertimos mucho con mi hermano cuando tenía un año de edad, viéndolo gatear, jugar con los cachorros y comer del plato de los perros. Pensar que aquel tierno bebito había de convertirse en un distinguido profesor universitario y conferencista de talla internacional. Eso me hizo pensar en cómo Dios crea personas singulares a partir de la nada. Venimos al mundo desnudos y completamente desvalidos, y por medio de nuestras experiencias y decisiones, Dios nos transforma en seres únicos.Se dice que Dios se complace en crear de la nada. Yo lo creo. Es más, estoy convencido de que Dios lo hizo todo de la nada. Por lo visto, el Dr. Arno Penzias —ganador del Premio Nobel de Física— concuerda conmigo. Lo expresó en los siguientes términos: «Si no conociera más que los primeros capítulos del Génesis, algunos Salmos y otros pasajes de las Escrituras, habría llegado esencialmente a la misma conclusión en cuanto al origen del universo que con la ayuda de los mejores datos científicos de que disponemos. Fue un momento único de creación a partir de la nada».Los escépticos argumentan: «¿Cómo pudo crearse el universo a partir de la nada? Las leyes de la ciencia afirman que nada puede crearse ni destruirse, solo reordenarse. En nuestro mundo físico, es preciso empezar con algo». Quizá la respuesta más clara y convincente que he encontrado para rebatir ese argumento la formuló James Perloff en Tornado in a Junkyard1:• «Según la teoría más aceptada sobre el origen del universo, en determinado momento toda la masa y energía se hallaban comprimidas en un diminuto “huevo cósmico”. Entonces, hace unos quince mil millones de años, el huevo explotó y creó el universo. Fue el Big Bang. […]• »El problema es que el Big Bang viola las leyes naturales. Según las leyes de la física, ni la materia ni la energía pueden crearse ni destruirse. Esa es la primera ley de la termodinámica, el principio de conservación de la energía. Como escribió el conocido físico Paul Davies en su libro The Edge of Infinity, el Big Bang “representa una suspensión instantánea de las leyes de la física, un abrupto momento de caos que permitió que algo saliera de la nada. Fue un verdadero milagro, pues trasciende los principios de la física”2.• »Si uno acepta que ocurrió un suceso que trascendió las leyes naturales —en palabras de Davies, un “verdadero milagro”—, sería incongruente excluir la posibilidad de que se hayan producido sucesos similares, tales como la creación del mundo por parte de Dios. Si en efecto hubo un “huevo cósmico”, ¿quién lo puso ahí? ¿Una gallina cósmica? Los científicos siempre han coincidido en que todo efecto tiene una causa. ¿Cómo puede ser, entonces, que el mayor de todos los efectos —el universo mismo— surgiera sin mediar causa alguna?» • Estoy convencido de que esa causa fue la orden de Dios. Dios habló y —¡BANG!—, se creó el universo.1 James Perloff, Tornado in a Junkyard, Refuge Books, Arlington, EE.UU., 1999, pág.29.2 Paul Davies, The Edge of Infinity, Simon and Schuster, Nueva York, 1981, pág.161.Curtis Peter van Gorder es misionero de La Familia Internacional en Oriente Medio.

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