lunes, 30 de noviembre de 2009

Al rescate


La Biblia dice que Dios está cercano a los quebrantados de corazón (Salmo 34:18) y que es nuestro pronto auxilio en las tribulaciones (Salmo 46:1). Él es mucho más que un paño de lágrimas y hace más que darnos la mano. Es capaz de penetrar hasta los rincones más recónditos de nuestra alma. Puede aliviar nuestro dolor y sufrimiento, y colmarnos de amor, paz, consuelo y hasta alegría. Todo eso lo hace por medio de Sus palabras. Al proyectar sobre tus lágrimas la luz de Su Palabra, éstas adquieren los colores del arco iris. Es como cuando sale el sol después de la lluvia, o como la luz al final de un túnel. Jesús te ama entrañablemente. Quiere expresarte Su amor; pero no puede a menos que tú se lo permitas. Quiere ayudarte a entender por qué ha permitido que te sobrevengan ciertas contrariedades; sin embargo, para eso necesita que lo escuches. Quiere que comprendas por qué te sientes así y enseñarte a salir del laberinto; pero para eso debes anhelar Sus soluciones. En los momentos más difíciles, Sus palabras —tanto las que están registradas en las Escrituras como las que Él te hable al pensamiento— cobrarán vida para ti. Basta con que hagas el esfuerzo de recibirlas.
* * *Si quieres conocer el amor, la alegría y la paz que brinda Jesús, comienza por aceptarlo como tu Salvador y por invitarlo a formar parte de tu vida. Para ello haz la siguiente oración:Jesús, creo que eres el Hijo de Dios y que moriste por mí para que pudiera recibir el perdón de mis pecados y obtener vida eterna. Te abro ahora mi corazón y te ruego que entres en mí y satisfagas mis anhelos más profundos. Amén.

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