lunes, 16 de noviembre de 2009

14 hitos del tiempo del fin


Compilado por Joseph Candel a partir de los escritos de David Brandt Berg
Perspectiva general de las profecías bíblicas SOBRE EL TIEMPO DEL FIN, 1ª parte La Biblia no solo nos habla de tiempos pasados, sino que nos da a conocer el futuro. Contiene miles de profecías detalladas sobre personas, lugares, momentos, situaciones y acontecimientos muy precisos. Muchas de esas profecías giran en torno a las postrimerías del reinado de los hombres en la Tierra, una época a la que se ha dado en llamar el Tiempo del Fin, el período histórico en que vivimos actualmente. 1. Señales de los tiempos La Biblia nos ofrece numerosas «señales de los tiempos», indicaciones a los que debemos estar atentos para saber exactamente cuán cerca estamos del retorno de Cristo. Entre esas señales cabe mencionar un alarmante incremento en la frecuencia, magnitud y gravedad de fenómenos como las guerras, las hambrunas, las pestes y los terremotos (Mateo 24:7); que el Evangelio se predicará en todo el mundo (Mateo 24:14); un espectacular aumento de los viajes internacionales y los conocimientos científicos (Daniel 12:4); una gran «apostasía» de la fe en el Dios verdadero, pues «los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando a muchos» (2 Tesalonicenses 2:3; 2 Timoteo 3:13); la propagación del egoísmo y de la falta de afecto natural, que alcanzan cotas sin precedentes hoy en día (Mateo 24:12; 2 Timoteo 3:1—4), señales todas estas que generan «angustia de las gentes», que llevan a los hombres a «desfallecer por el temor» (Lucas ­ 21:25,26) y que evidentemente se vienen cumpliendo hoy en día como nunca en la Historia. 2. El Anticristo y su ascenso al poder Uno de los signos más destacados del fin de los tiempos es el acceso al poder de un gobierno mundial completamente ajeno a Dios, encabezado por un dictador poseído por el propio Satanás, un dirigente de talla internacional al que se denomina el Anticristo. El mundo, desesperado, irá en pos de ese súper estadista con la esperanza de que posea el ingenio para resolver sus más acuciantes problemas, poner fin a sus crisis económicas, armonizar las relaciones políticas internacionales, terminar con las disputas religiosas y desactivar la bomba de tiempo nuclear (Daniel 8:23—25; 11:21,24; 2 Tesalonicenses 2:3,4). 3. Firma del pacto El Anticristo firmará un pacto por siete años, un acuerdo conciliatorio entre las principales religiones, mediante el cual el mundo gozará de cierta medida de paz (Daniel 9:27a). De algún modo se valdrá de dicho pacto para solucionar la actual crisis de Oriente Medio y lograr un acuerdo entre árabes y judíos. Gracias a este arreglo éstos últimos podrán reconstruir su ansiado templo y reanudar el antiguo sacrificio ceremonial de animales (Daniel 8:11; 9:27; Mateo 24:15; 2 Tesalonicenses 2:4). Durante la primera mitad del septenio en que gobernará el Anticristo, el mundo se maravillará de él. Habrá conseguido hasta cierto punto la pacificación del planeta, el repunte de la economía mundial, una justa redistribución de las riquezas, una mayor asistencia a los pobres, la solución de la crisis de Oriente Medio y un compromiso a favor de la libertad de culto (Daniel 11:21—24,39). 4. Violación del pacto No obstante, y sin previo aviso, a la mitad de esos siete años romperá el pacto (Daniel 9:27b), invadirá Israel desde el norte (Daniel 11:28—31), suprimirá toda forma tradicional de culto religioso (Apocalipsis 13:7,8), se declarará Dios (2 Tesalonicenses 2:4) y exigirá que todo el mundo le rinda culto y adore su «imagen», la cual podría ser una suerte de robot. El falso profeta —principal asesor del Anticristo— encandilará a la opinión pública y será el creador de dicha imagen (Apocalipsis 13:11—14). La erigirá en el recinto del reconstruido templo judío (Daniel 11:31). El profeta Daniel se refirió a ella como la «abominación desoladora». Será una efigie que hablará y de algún modo tendrá la capacidad de aniquilar a todo el que se niegue a rendirle culto (Apocalipsis 13:14,15). Jesús dijo que en el momento en que veamos esa abominación desoladora en el templo, sabremos que han dado comienzo los últimos tres años y medio del dominio de los hombres en la Tierra, época que, según Él nos advirtió, será de «gran tribulación» (Mateo 24:15,21). 5. Gran tribulación Durante los últimos tres años y medio de su régimen, el Anticristo instaurará un sistema de crédito global, con lo cual eliminará el papel moneda. Su régimen se valdrá de ese nuevo sistema crediticio para obligar al mundo a rendirle culto y someterse a sus dictados, toda vez que nadie podrá comprar ni vender sin contar con un número de crédito personal, la «marca de la Bestia», en la mano o en la frente (Apocalipsis 13:16—18). No obstante, los hijos de Dios y muchas otras personas se negarán a adorar al Anticristo y a permitir que les implanten su marca, y el Señor cuidará de ellos (Apocalipsis 12:6,14). Mientras el Anticristo y los suyos persigan y traten de liquidar a sus enemigos, Dios desatará plagas y pestes que los atormentarán (Apocalipsis capítulo 8; 9:1—11; 11:3—6). La Tribulación será semejante a los últimos días del cautiverio de los hijos de Israel en Egipto, antes que Moisés los condujera en su éxodo. Los profetas de Dios van a obrar grandes señales, portentos y milagros en defensa del Evangelio y de los hijos de Dios. Mientras tanto, Dios dejará caer plagas sobre sus enemigos (Apocalipsis 11:3,5,6). Una serie de guerras y la persecución a escala planetaria desatada por el Anticristo contra todos los que se nieguen a rendirle culto harán de la Tribulación una época de crisis «cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá» (Mateo 24:21). Sin embargo, en diversos pasajes y mediante datos corroborativos la Biblia aclara cuánto va a durar la Tribulación: tres años y medio, o 42 meses, o 1260 días1 desde el momento en que el Anticristo ponga su imagen en el templo. Dios nos reveló esas cifras para animarnos a seguir fieles a Jesús y aguantar durante una época que para los cristianos será de extremas dificultades (Daniel 7:25; 12:7; Apocalipsis 13:5; 12:6,14; 11:3). Durante ese lapso, «el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará. Y los sabios del pueblo instruirán a muchos» (Daniel 11:32,33). Los habitantes de la Tierra buscarán la verdad con más afán que nunca. Quienes conozcan la Palabra de Dios y sean fieles testigos Suyos instruirán y alentarán a millones. A pesar de todas las tentativas de las fuerzas del Diablo para detenerlos, millones de hijos de Dios seguirán adelante por Él hasta el fin mismo. 6. Guerra nuclear En algún momento, probablemente hacia el final de la Gran Tribulación o incluso después del arrebatamiento (hito nº7), 10 «reyes» se aliarán con el Anticristo para destruir con fuego a «Babilonia, la gran ramera». Varios versículos sugieren que podría tratarse de los principales países de Europa, o quizás representen globalmente a la Unión Europea, que junto con Rusia se volverá contra los Estados Unidos y lanzará por sorpresa un ataque nuclear que destruirá a la nación americana en «una hora» (Apocalipsis 17:12,13,16,17; Apocalipsis 18:2,7,8). Los detalles de esto todavía no están muy claros; pero a medida que se acerque el momento, iremos viendo exactamente cómo se cumplen esos versículos. 7. El arrebatamiento Al final de los tres años y medio —«inmediatamente después de la tribulación de aquellos días»—, cuando el Anticristo crea que tiene al mundo en su poder, Jesús retornará para rescatar de este mundo a todos Sus seguidores. Las fuerzas del Anticristo quedarán perplejas al ver al Señor viniendo en las nubes del Cielo con poder y gran gloria (Mateo 24:29—31; Apocalipsis 1:7). Al regreso de Cristo, todos los hijos de Dios salvos resucitarán gloriosamente en lo que se conoce como el arrebatamiento. El apóstol Pablo escribió: «He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados» (1 Corintios 15:51,52). Los sepulcros de todos los cristianos que ya hayan muerto se abrirán. Se les dotará entonces de nuevos cuerpos gloriosos, como el de Jesús después de resucitar. «Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor» (1 Tesalonicenses 4:16,17).

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