domingo, 25 de octubre de 2009

Ya estaba escrito. Tercera Parte


En el presente artículo continuamos con nuestro estudio de las pasmosas predicciones que hiciera Jesús acerca de los acontecimientos que tendrían lugar poco antes de Su retorno a la Tierra.
El gran remezón
«Y habrá terremotos en diferentes lugares...» (Mateo 24:7.) El Almanaque Universal dice que entre los años 1000 y 1800 no se produjeron sino 21 terremotos de gran magnitud. En contraste, entre 1800 y 1900 tuvieron lugar 18 convulsiones sísmicas de consideración. En los 50 años siguientes, entre 1900 y 1950, hubo 33 movimientos telúricos de grandes proporciones, casi tantos como los ocurridos en los 850 años anteriores.1 Entre 1950 y 1991 el número se elevó a 93, casi el triple que en el medio siglo anterior. En total esos terremotos cobraron la vida de un millón trescientas mil personas. Este espectacular incremento en los sismos de gran intensidad ha llevado a numerosos científicos a predecir que estamos entrando en una nueva fase de grandes trastornos telúricos. El profeta Isaías predijo igualmente monstruosos terremotos para los últimos tiempos: «Temblarán los cimientos de la Tierra. En gran manera será la Tierra conmovida. Temblará la Tierra como un ebrio, y será removida como una choza [...] el día de la gran matanza, cuando caerán las torres.» (Isaías 24:18-20; 30:25.)
El violento mundo de hoy
Jesús dijo también que justo antes de Su regreso la sociedad se caracterizaría por una violencia desenfrenada: «Como en los días de Noé, así será la [segunda] venida del Hijo del Hombre» (Mateo 24:37). ¿En qué estado se hallaba el mundo en los días de Noé? El libro del Génesis explica que «se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia» (Génesis 6:11). Todos hemos visto con dolor infinidad de titulares sobre luctuosos y violentos sucesos carentes de toda razón o sentido. En Estados Unidos, las estadísticas relativas a los delitos violentos son escalofriantes. Según el FBI, por término medio cada 22 minutos muere asesinada una persona; cada 4 se produce una violación, y un asalto cada 26 segundos.2 El diario La Época de Santiago de Chile informa: «Los barrios marginales de Río de Janeiro, São Paulo, Bogotá, Caracas y Lima, en los que se hacinan inmigrantes del campo que acuden en aluvión fascinados por la gran ciudad, son caldo de cultivo para la violencia». Las cifras de homicidios de ciudades como Medellín o Río de Janeiro son de las más altas del mundo. En Río, continúa el matutino, «se cometen 61 asesinatos al año por cada 100.000 personas, frente a 30 en la ciudad de Nueva York». La escalada violentista tampoco es desconocida en México. En el estado de Guerrero la tasa de homicidios es de 46 por cada 100.000 habitantes.3
¡Qué mundo el del espectáculo!
¿A qué obedece este aumento sin precedentes de la violencia entre los jóvenes? Los estudiosos de la conducta humana han determinado que una de las principales causas es el mal llamado entretenimiento o espectáculo, sobre todo las imágenes que diariamente llegan a cada hogar por cortesía de la televisión. En otras épocas, era preciso encontrarse en el lugar de los hechos para presenciar un acto de violencia. En la actualidad no. Al cumplir quince años, un joven norteamericano común y corriente ha visto por televisión la muerte violenta de más de 35.000 seres humanos y otros 200.000 actos brutales de agresión. Ni «en los días de Noé» se veía la gente sometida a las megadosis de violencia que se nos dan a consumir en nuestra época. Es innegable la relación que existe entre la violencia fílmica y la callejera y doméstica. El Dr. Leonard Efron, profesor de sicología de la Universidad de Illinois, que estudió los hábitos de más de cuatrocientos telespectadores por espacio de 22 años, observa: «Ya no queda duda de que el alto consumo de violencia televisiva es uno de los detonantes de la agresividad, el crimen y la violencia en la sociedad». Arnold Kahn, de la Asociación Norteamericana de Sicología, añade: «El debate sobre los efectos de la violencia en la pantalla chica es semejante al que tiene lugar sobre la relación entre fumar y el cáncer».4 Para determinar «qué opina la propia juventud sobre el mundo sumamente volátil en que vive», la revista Newsweek y el Fondo de Defensa de la Infancia organizaron una encuesta entre escolares norteamericanos de 10 a 17 años de edad. Respondieron 758. La revista resume así el resultado: «El cuadro que emerge del sondeo es el de una generación que vive presa del temor. [...] Muchos de los jóvenes encuestados abrigaban inquietudes que sus padres jamás habrían imaginado, relacionadas con las armas de fuego, las drogas, el divorcio, la pobreza. En las entrevistas se hizo patente hasta qué punto ha calado la violencia -o el temor de la misma- en el ánimo de los niños, no sólo en los núcleos de las grandes urbes, sino en pueblos pequeños y en barrios residenciales.» Pese a la violencia reinante, no tenemos por qué vivir atemorizados. Recordemos que la Escritura llama a Jesús Príncipe de Paz (Isaías 9:6). A todos los que lo aman y creen en Él, les promete: «La paz os dejo, Mi paz os doy; Yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.» (Juan 14:27.) Si deseas contar con más documentación acerca de las profecías cumplidas comentadas en esta serie, y con una explicación de las que aún han de cumplirse, pide hoy mismo un ejemplar de Ya estaba escrito. Encontrarás los detalles pertinentes en el formulario de pedido adjunto. 1. Almanaque Universal, Kansas City, Mo., Andrews and McMeel, 1993 2. AP, 20 de mayo de 1994 3. La Época, 11 de noviembre de 1994 (Santiago, Chile) 4. Don Feder, A Jewish Conservative Looks at Pagan America, Lafayette, LA., Huntington House Publishers, 1993 5. Growing Up Fast and Frightened, Newsweek, 22 de noviembre de 1993, p.52 (Pasajes seleccionados de Ya estaba escrito,de Michael Roy.)

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