martes, 12 de abril de 2011

REVISTA CONECTATE 126 -Abril de 2011: Angeles, Milagros, El Cielo


A veces las personas más insospechadas nos sorprenden con su perspicacia. Una de ellas fue el centurión romano que le suplicó a Jesús que sanara a su criado:—Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo —le dijo a Jesús—; solamente di la palabra, y mi criado sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: «Ve», y va; y al otro: «Ven», y viene; y a mi siervo: «Haz esto», y lo hace.Luego de esa contundente expresión de fe, el centurión consiguió lo que pedía: su criado se curó en el acto, sin necesidad de que Jesús fuera a verlo en persona (Mateo 8:5-13).Jesús se maravilló de la gran fe del centurión. Lo que a mí me sorprende también es su clarividencia. Comprendió algo que pocos captan, y es que Dios delega en otros Su poder y autoridad.El centurión recibía órdenes de sus superiores; Jesús recibía instrucciones de Su Padre celestial. El centurión tenía subordinados que llevaban a cabo sus órdenes; Jesús tenía —y tiene aún— otros seres en la esfera espiritual que ejecutan lo que Él dispone.Si Dios es omnisapiente, omnipotente y omnipresente, ¿por qué no lo hace todo Él mismo? ¿No sería así todo más rápido y más sencillo? ¿No se optimizarían los resultados? Quizá. Pero al mismo tiempo atentaría contra la misma naturaleza de Dios y contra el plan que Él concibió. Dios no es ni huraño ni autócrata. Su creación es interactiva y sumamente diversa; presenta una parte física y otra espiritual. Además estableció las leyes de la física, y un orden natural que regula la esfera material. En el terreno espiritual también delegó autoridad y estableció una cadena de mando. A nosotros nos puso en un punto intermedio.La ciencia ha descubierto muchos de los secretos del mundo físico; sin embargo, sigue siendo un gran misterio cómo funcionan exactamente las cosas en el terreno del espíritu. Lo interesante es que la Biblia nos da algunas pistas, que constituyen un fascinante estudio.GabrielEn nombre de Conéctate

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