miércoles, 20 de abril de 2011

Ángeles

¿Qué origen tienen los ángeles?


Fueron creados por Dios.

En Él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los Cielos y las que hay en la Tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de Él y para Él


(Colosenses 1:16).






Los ángeles ya existían desde antes de la creación del mundo.


El Señor le respondió a Job [...]: «¿Dónde estabas cuando puse las bases de la Tierra, mientras cantaban a coro las estrellas matutinas y todos los ángeles gritaban de alegría?» (Job 38:1-7, NVI).






¿Qué características presentan?


Son sabios.


Sea ahora de consuelo la respuesta de mi señor el rey, pues que mi señor el rey es como un ángel de Dios para discernir entre lo bueno y lo malo (2 Samuel 14:17).


El [arcángel] Gabriel […] habló conmigo, diciendo: «Daniel, ahora he salido para darte sabiduría y entendimiento» (Daniel 9:21,22).






Son innumerables.


Millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de Él (Daniel 7:10).


Os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles (Hebreos 12:22).


Miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones (Apocalipsis 5:11).






Son inmortales.


No pueden ya más morir, pues son iguales a los ángeles


(Lucas 20:36).






Algunos tienen alas.


Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban (Isaías 6:2).






Algunos se aparecen con aspecto humano.


No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles (Hebreos 13:2)1.






¿A qué se dedican?


Nos amparan y nos liberan.


A Sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos (Salmo 91:11).


Mi Dios envió Su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen daño (Daniel 6:22).


Estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel. Y he aquí que se presentó un ángel del Señor; y le despertó, diciendo: «Levántate pronto». Y las cadenas se le cayeron de las manos. Le dijo el ángel: «Envuélvete en tu manto, y sígueme». Y saliendo, le seguía. Habiendo pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma; y salidos, pasaron una calle, y luego el ángel se apartó de él (Hechos 12:6-10).






Proveen para nuestras necesidades.


Un ángel le tocó, y le dijo: «Levántate, come». Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y una vasija de agua (1 Reyes 19:5,6).






Son mensajeros de Dios.


A esta mujer apareció el ángel del Señor, y le dijo: «He aquí que tú eres estéril, y nunca has tenido hijos; pero concebirás y darás a luz un hijo» (Jueces 13:3).


Respondiendo el ángel, le dijo: «Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas» (Lucas 1:19).


El ángel les dijo: «No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor» (Lucas 2:10,11).






Combaten por nosotros contra el Diablo y sus demonios.

Entonces [el ángel] me dijo: «Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido. Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme» (Daniel 10:12,13).

Después hubo una gran batalla en el Cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles (Apocalipsis 12:7).




Alaban a Dios y se alegran por lo que hace.

Repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: «¡Gloria a Dios en las alturas, y en la Tierra paz, buena voluntad para con los hombres!» (Lucas 2:13,14).

Adórenle todos los ángeles de Dios (Hebreos 1:6).

Hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente (Lucas 15:10).





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