martes, 26 de enero de 2010

¿Conoces el futuro?


¡Así lo describe la Palabra de Dios, la Biblia! La Biblia y las palabras de los profetas de Dios son los únicos verdaderos noticieros o publicaciones de noticias del mundo. Todos los demás periódicos relatan lo que ya pasó, lo ocurrido el día anterior. En realidad no dan noticias. Se limitan a referir hechos históricos. La Biblia, en cambio, nos anuncia lo que va a ocurrir en el futuro. Contiene un sinnúmero de profecías detalladas que con miles de años de antelación describen de forma específica personas, lugares, momentos, situaciones y acontecimientos. (Isaías 34:16; 42:9; 2 Pedro 1:19-21.)* Muchas de estas profecías tratan del período final de la historia del mundo, poco antes que regrese Jesús para poner fin a la iniquidad que impera hoy en día y establecer Su Reino de amor y paz en la tierra. A esta última etapa de los reinos del hombre en la tierra la Biblia la denomina el tiempo del fin, el fin de los días, los postreros días, etc., ¡y es justamente la época en que vivimos actualmente! (Daniel 2:28; 8:23; 12:4.) *Las referencias entre paréntesis que aparecen a lo largo del texto indican los libros, capítulos y versículos de la Biblia que describen los acontecimientos a los que alude la correspondiente porción de texto.
1. Las señales de los tiempos Cuando los discípulos de Jesús, deseando conocer el futuro, le preguntaron: "¿Qué señal habrá de Tu venida y del fin del mundo?", Él no respondió con una sola señal, ¡sino con toda una lista! Es más, la Biblia menciona cientos de "señales de los tiempos", indicaciones y acontecimientos a los que debemos estar atentos para saber con exactitud cuán cerca estamos del fin mismo. (V. Mateo, capítulo 24.) Entre estas señales se cuentan un incremento notable de la cantidad de "pestes, hambres, y terremotos en diferentes lugares" (Mateo 24:7); que "será predicado el Evangelio en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones" (Mateo 24:14); un considerable aumento en la frecuencia de los viajes internacionales, dado que "muchos correrán de aquí para allá, errantes de mar a mar, y la ciencia aumentará notablemente" (Daniel 12:4; Amós 8:11,12); una gran "apostasía" (2 Tesalonicenses 2:3) en que la gente se apartará del Señor, conforme "los hombres malos y los engañadores vayan de mal en peor, engañando a muchos" (2 Timoteo 3:13); y que "el amor de muchos se enfriará" (Mateo 24:12), ¡lo que generará "angustia de las gentes en la tierra", de manera que estarán "desfalleciendo los hombres por el temor!" (Lucas 21:25,26). ¡Todas esas señales se están cumpliendo actualmente con más claridad que nunca!
2. ¡Un gobierno mundial único! Una de las señales más importantes que se observará al final mismo de esta época, y que fue predicha por numerosos profetas, es el acceso al poder de un gobierno mundial unificado completamente impío, encabezado por un dictador demoniaco al que la Biblia denomina la Bestia o el Anticristo, que estará poseído y controlado por el propio Satanás. Este hombre asumirá el poder por medio de un tratado o pacto de 7 años -que podría estar ya en vigencia secretamente- con el que prometerá al mundo paz y libertad de culto, y resolverá la crisis de Oriente Medio al lograr un acuerdo entre árabes y judíos que permita a éstos últimos reanudar el oficio religioso tradicional del templo de Jerusalén (Daniel 8:23-25; 2 Tesalonicenses 2:1-4; Daniel 9:27). Además, no cabe duda de que desempeñará un papel protagónico en el saneamiento de la economía mundial luego del inminente colapso del sistema monetario internacional.
3. ¡Israel será invadido! Dado que habrá traído paz, saneado la economía mundial, resuelto la crisis de Oriente Medio, etc., por un tiempo la mayor parte del mundo se convencerá de que este personaje -el Anticristo- es un hombre extraordinario. De pronto, hacia el final de su gobierno, tras haber declarado la nulidad del acuerdo de paz, invadirá Israel desde el norte. ¡Acto seguido prohibirá y abolirá todo culto religioso tradicional, se autoproclamará Dios y exigirá la veneración incondicional del mundo entero! (Daniel 9:27; 8:9-12; 11:21-24, 28-31,36; 2 Tesalonicenses 2:3,4,8,9.) En ese momento erigirá en el templo de Jerusalén un ídolo o imagen de sí mismo, la abominación desoladora de la que hablan las Sagradas Escrituras, que muy bien podría ser una suerte de ordenador cibernético o sistema de telecomunicaciones del que se servirá su régimen. Dicha imagen será capaz de hablar y hasta tendrá poder para liquidar a todo el que se niegue a rendirle culto. Jesús mismo dijo que cuando viéramos esa imagen, esa abominación desoladora, instalada en el templo comenzaría un período de gran tribulación. (Daniel 11:31; 12:11; Mateo 24:15-21; Apocalipsis 13:14,15.)
4. ¡La marca de la Bestia: el 666! Durante la última fase del régimen del Anticristo ya no circulará papel moneda. Su gobierno establecerá un sistema internacional de crédito. A los que respalden dicho régimen, que rindan pleitesía al Anticristo y rechacen a Jesús, se les asignará un número de crédito. Éste les será grabado en la mano derecha o en la frente: ¡el 666! La dictadura del Anticristo se valdrá de ese nuevo sistema crediticio para obligar a la gente a venerar a su mandatario, ya que al no poder comprar ni vender sin ese número o marca de la Bestia, muchos se verán ante la perspectiva de morir de inanición. De todos modos, los hijos de Dios no claudicaremos. Nos negaremos a recibir su marca. ¡Y el Señor velará por nosotros, aunque tenga que enviar maná del cielo para sustentarnos! (Apocalipsis 13:16-18; 12:6,14.)
5. ¡Plagas y protección divina! Cuando el Anticristo y sus adeptos persigan a los hijos de Dios y se empeñen en acabar con ellos, ¡el Señor enviará pestilencias, plagas y hasta extraños insectos que atacarán a los perversos seguidores de Satanás! Ese período de tribulación será como los últimos tiempos que pasaron los hijos de Israel en Egipto. ¡Los profetas de Dios harán grandes y portentosas señales, prodigios y milagros para defender el Evangelio y a los hijos del Señor! (Apocalipsis 7:3; 9:1-11; 11:3-6.)
6. ¡Guerra nuclear! Hacia el final del período de gran tribulación, habrá diez reyes que se aliarán con el Anticristo para destruir y devorar con fuego a Babilonia, la gran ramera. Castigo final que, a juzgar por muchos pasajes de las Escrituras, podría ocurrir cuando las diez naciones principales de Europa, aliadas con el Anticristo, se vean enfrentadas a los EE.UU. y lancen un ataque nuclear sorpresivo que destruiría a ese país en una hora. (Daniel 11:38,39; Apocalipsis 17:12,16, 17; 18:1-10,17-19; Isaías 25:2-5.) La represión y persecución a escala mundial de todos los que se nieguen a doblegarse ante el Anticristo, a la que se sumarán los horrores de la guerra nuclear, convertirán dicho período de gran tribulación en el más turbulento de la historia. Tanto es así que Jesús dijo: "Si aquellos días no fuesen acortados [si no llegasen a su fin], nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos [los cristianos], aquellos días serán acortados" (Mateo 24:21,22).
7. La segunda venida de Cristo Al cabo de siete años de gobierno, cuando el Anticristo piense que el mundo está en sus manos, se producirá de forma repentina y totalmente inesperada el regreso de Jesús para rescatar a todos Sus hijos de este mundo. Será un acontecimiento esplendoroso al que se conoce como el arrebatamiento. ¡Momentos después de la hora más oscura de la historia del mundo, presenciaremos el amanecer más glorioso: Jesús retornará para rescatar a los Suyos, a Su Iglesia, a Su pueblo, a todos los que lo amen, lo conozcan y lo tengan en su corazón! (Mateo 24:29-31.) Todos los cristianos difuntos, que ya se hayan ido con el Señor, regresarán con Él para recoger sus cuerpos resucitados totalmente restituidos. Y "la tierra dará sus muertos" (Isaías 26:19). Luego nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado, los que hayamos sobrevivido milagrosamente y dado testimonio de Jesús durante el régimen de terror del Anticristo, seremos instantáneamente transformados, transfigurados. ¡Se nos dará un flamante cuerpo glorioso, dotado de poderes sobrenaturales, a semejanza del de Jesús luego de la Resurrección! Levantaremos vuelo para "recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor" (1 Tesalonicenses 4:14-17; 1 Corintios 15:51-57; Filipenses 3:21). Nuestros enemigos anticristo se espantarán al ver venir al Señor en las nubes del cielo con poder y gran gloria, iluminando totalmente el firmamento como si se tratara de un relámpago continuo. ¡Serán presa de consternación cuando las potencias de los cielos se conmuevan y el Señor descienda con voz de mando! ¡Se llenarán de temor al oír la trompeta de Dios, que sonará estruendosamente, y al percatarse de que las tumbas de los santos se abren, de que los muertos resucitan, y de que todos los hijos de Dios que todavía estén vivos se transforman delante de sus ojos y montan vuelo para reunirse con Jesús! "¡Todo ojo le verá, y todos los linajes de la tierra harán lamentación por Él!" (Mateo 24:27-31; Apocalipsis 1:7.)
8. ¡Festín en el Cielo e infierno en la tierra! Jesús regresará para arrancar de las garras del Enemigo a Su Esposa, a Su pueblo, y llevarnos a la celebración más espléndida y conmovedora que se haya visto jamás: la gran cena de las bodas del Cordero, que tendrá lugar en el Cielo. En ese momento presenciaremos una escena pasmosa: los castigos que Dios hará llover sobre el mundo impenitente y perverso. Inmediatamente después que el Señor nos haya arrebatado para llevarnos junto a Él, Dios derramará sobre el Anticristo y sus seguidores las copas de Su gran ira, unas plagas espantosas, cuales nunca ha habido en el mundo. (Apocalipsis 19:6-9; 14:14-20; 16:11-21.)
9. ¡La batalla de Armagedón! Dios castigará merecidamente con cantidad de plagas horrorosas al Anticristo y sus fuerzas, y al final ¡derramará la última copa de Su ira sobre los impíos cuando éstos converjan en Armagedón (Israel) para acabar con las naciones que aún se resistan a la cruel tiranía del Anticristo! En aquel momento, el propio Jesús y Sus gloriosas huestes celestiales -formadas por los cristianos resucitados- descenderán sobre la tierra montados en majestuosos caballos blancos para aniquilar definitivamente al Anticristo y sus fuerzas en una batalla devastadora y de características sobrenaturales. Esas huestes divinas rescatarán así a quienes todavía no se hayan salvado espiritualmente y que aún opongan resistencia al régimen satánico del Anticristo. A pesar de que hasta ese momento esa gente no habrá creído en Jesús y no lo habrá aceptado en su corazón, ¡el Señor misericordiosamente le permitirá llegar con vida al Milenio, la futura Edad de Oro, a fin de que tenga ocasión de conocerlo y creer en Él! (Apocalipsis 9:13-21; 19:11-21; 17:14; 16:12-21.)
10. El nuevo orden mundial de Dios Luego nosotros, los hijos de Dios, junto con Jesucristo nuestro Rey, nos adueñaremos del mundo, lo organizaremos y lo gobernaremos tal como hubieran debido hacerlo los hombres, como lo habrían hecho si se hubieran sometido a Dios. ¡Estableceremos el Reino de Dios en la tierra y haremos que este planeta recobre la belleza que tuvo en tiempos del paraíso del Edén! Ese fascinante período durará mil años, por lo cual se conoce como el Milenio. (Daniel 2:44; 7:18,26,27; Apocalipsis 20:4.) El Señor dice: "Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección [el arrebatamiento]; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con Él mil años" (Apocalipsis 20:6.) Jesús también prometió a los que le sean fieles: "Al que venciere y guardare Mis obras hasta el fin, Yo le daré autoridad sobre las naciones [de los supervivientes no salvos], y las regirá con vara de hierro [un gobierno firme pero benigno]" (Apocalipsis 2:26,27).
11. El Diablo será sujetado El Diablo será encadenado y confinado al abismo durante dicho período de mil años. La autoridad de Dios será incuestionable entonces. Jesús reinará en todo lugar, y nosotros gobernaremos con Él. Los que hayan quedado con vida al comenzar el Milenio aprenderán en el transcurso de esos mil años a obrar bien. Sólo entonces acabarán por fin todas las guerras, cuando se instaure el supremo y omnipotente régimen de Jesucristo y de los hijos de Dios. ¡El mundo será finalmente bien gobernado, con equidad y verdadera justicia, libertad, paz, abundancia y felicidad para todos! (Apocalipsis 20:1-3; Isaías 2:2-4; Salmo 22:27,28; 47:2,3,7,8.)
12. No habrá más contaminación La tierra volverá al estado en que se encontraba cuando Adán y Eva habitaban el Edén: "¡Nada hará mal ni dañará en todo el santo Reino de Dios!" ¡Ya no habrá automóviles que despidan gases tóxicos por sus tubos de escape, ni grandes fábricas que contaminen el aire con el apestoso humo de sus chimeneas! ¡El mundo volverá a movilizarse por medios de tracción animal -carretas, carruajes- y en espléndidos barcos de vela propulsados por el viento! (Isaías 11:6-9; 65:20-25.)
13. ¡Poderes sobrenaturales! Durante el Milenio, todos los creyentes salvos, todos los que hayamos resucitado, tendremos cuerpos nuevos de características sobrenaturales, dotados de asombrosos poderes y capaces de obrar milagros. Seremos invulnerables e inmortales, no sentiremos dolor ni sufriremos enfermedades, seremos capaces de aparecer y desaparecer a voluntad, volar y comunicarnos por telepatía, mentalmente, y muchos otros prodigios. Gracias a ello nos resultará bastante fácil gobernar a los no salvos de la tierra con la sabiduría, el poder, la justicia y el amor de Jesús y Su dirección personal.
14. El mundo entero será creyente Pero el resto del mundo, las personas que hayan obtenido la gracia y bendición de entrar con vida en el Milenio, aún tendrán su mismo cuerpo natural. Todos los habitantes de la tierra verán el glorioso poder de Dios y Su reino, por lo que todos creerán en Él. De modo que no quedarán incrédulos. Sin embargo, todavía habrá algunos que se negarán a aceptarlo, que no se someterán a Su autoridad ni le obedecerán y tendrán una actitud obstinada, rebelde y desafiante. Esa gente perversa que lo rechace probablemente se trasladará a zonas remotas de la tierra para llevar una vida independiente del gobierno benigno de Jesús. Siempre y cuando no moleste a los que acepten al Señor -los buenos ciudadanos del Reino de Dios-, la abandonaremos a sus propios pensamientos (Habacuc 2:14; Isaías 29:18,19; 32:1; 40:5).
15. La prueba final Luego, a modo de prueba y tría final, al concluir el Milenio Satanás será soltado de su prisión en el corazón de la tierra por "un poco de tiempo", suficiente para engañar a los impíos que no se hayan convertido, que hayan rechazado el Reino de amor de Cristo. Esos contumaces volverán a seguir a Satanás de lleno en declarada rebeldía contra el Señor y Su gobierno, y atacarán el "campamento de los santos", es decir, a las personas que se hayan convertido en ciudadanos leales del reino milenario de Jesús. Dicho ataque desembocará en la cataclísmica batalla de Gog y Magog. Esta vez Dios ya no tendrá más paciencia con los rebeldes: ¡rescatará a todos los fieles y hará llover fuego del Cielo para consumir a los impíos! (Salmo 2:1-12; Isaías 26:9-11; Apocalipsis 20:7-10.)
16. ¡La superficie de la tierra será consumida! ¡La lluvia de fuego que hará descender Dios será tan pavorosa que consumirá completamente toda la superficie de la tierra! ¡La atmósfera se desvanecerá como un pergamino que se enrolla, con gran estruendo! En una gigantesca explosión, todo se consumirá, y la totalidad de la superficie del planeta se fundirá. Cuando el mundo haya sido íntegramente purificado, Dios creará una tierra nueva, un lugar bellísimo en el que no habrá mares. (2 Pedro 3:10-13.)
17. El juicio final Después de la culminante batalla de Gog y Magog, todas las personas no salvas de todos los siglos resucitarán a fin de presentarse ante el gran trono blanco para el juicio final. Todos los muertos que no se hayan salvado resucitarán por fin para comparecer ante el propio Dios en el juicio final. Entonces "los libros serán abiertos", cada cual recibirá su sentencia definitiva según sus obras, y a cada uno se le asignará el lugar definitivo que deba ocupar en el otro mundo (Apocalipsis 20:11-15).
18. La ciudad del espacio Seguidamente, la magnífica ciudad celestial de Dios descenderá de lo alto a la esplendorosa tierra nueva, que será como el Paraíso del Edén, y Dios mismo morará con nosotros aquí en la tierra, donde se restablecerá como Rey de reyes para siempre. Digamos que se apoderará del mundo invadiéndolo desde el espacio exterior. Esa magnífica ciudad del espacio tiene 2.400 km tanto de largo como de ancho y de alto. Será el vehículo interestelar más grandioso que se haya creado, la nave espacial más increíble que jamás se haya concebido. ¡Ha sido construida por el Señor y ya viene rumbo a la tierra! (Capítulo 21 del Apocalipsis.)
19. Las maravillas del mundo venidero "La Ciudad entera es de oro puro, semejante al vidrio limpio" (Apocalipsis 21:18). Está hecha de una especie de vidrio transparente de color dorado, ¡oro cristalino de una belleza extraordinaria! Así, a través de las paredes transparentes de la ciudad se divisará la espléndida tierra nueva, completamente reconstituida y regenerada. Allí habitarán naciones nuevas, reyes y pueblos que aunque moren fuera de la urbe de oro y de sus muros de piedras preciosas, aprenderán la justicia y conocerán la bondad y el amor de Dios. (Apocalipsis 21:24-26.) Habrá entonces un mundo mejor habitado por hombres de espíritu más puro, que habrán aprendido a vivir según la ley del amor de Dios. Serán los seres humanos más felices de la historia del universo, ya que finalmente habrán sido limpiados y purificados de sus pecados de rebeldía contra Dios y sanados por las hojas de los árboles de la vida, las cuales nosotros mismos les llevaremos desde donde crecen, a orillas del río de la vida que corre por la ciudad. (Apocalipsis 22:1,2)
20. No habrá más impíos Únicamente los más viles de todos, como Satanás, el Anticristo, su falso profeta y sus más devotos seguidores, que habrán rechazado a Cristo, serán arrojados al lago de fuego para ser castigados y expurgados de su diabólica rebeldía. De arrepentirse allí, puede que se les deje en libertad y se les permita vivir en la superficie de la tierra nueva. En caso contrario, ¡es posible que Dios opte por aniquilarlos! (Apocalipsis 21:8; 22:14,15; Filipenses 2:10,11; 1 Timoteo 2:4; Efesios 1:10; 2 Pedro 2:12.)
21. ¡Estás invitado! Puede que algunas de estas cosas te resulten inverosímiles, ¡pero son la verdad revelada por la palabra de Dios! Las puedes leer tú mismo en la Biblia si quieres, si realmente te interesa saber lo que sucederá dentro de poco, si anhelas la justicia de Dios y tienes sed de las aguas vivas que proporcionan vida eterna por medio de Su amor y el sacrificio de Su Hijo Jesucristo. Él ha prometido que si eso ansías, ¡serás llenado y saciado hasta rebosar sobre otros que también necesitan a Jesús! (Hechos 17:11; Mateo 5:6.) Si deseas vivir una vida nueva en un mundo mejor, gobernado por el propio Dios, un mundo en que haya paz, abundancia y felicidad para todos... es más, si te gustaría ayudar a dirigirlo, ¿por qué no pides hoy a Jesús que entre a tu corazón? Luego únete a nosotros y participa en la tarea de propagar Su amor. Puedes enseñar a todos el mundo maravilloso que nos aguarda valiéndote de la Biblia, de tu sonrisa y expresión de felicidad, y conviviendo en armonía celestial, una muestra del Cielo venidero. (Juan 1:12; Apocalipsis 3:20; Mateo 5:16.) ¡Comienza a prepararte para el futuro recibiendo a Jesús ahora mismo! Haz simplemente esta oración: "Jesús, te ruego que entres en mi corazón y perdones todos mis pecados. Ayúdame a amar a los demás y vivir para Ti, a anhelar Tu verdad, a aprender Tu palabra y a hablar de Tu amor. En el nombre de Jesús, amén."

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