sábado, 5 de diciembre de 2009

REVISTA CONÉCTATE 96 AÑO 2008


Los productos y las terapias para tratar el estrés son hoy un negocio multimillonario. Han surgido ejércitos de especialistas que ofrecen los más variados consejos. Hay quienes afirman que la clave está en un mejor manejo del tiempo: reducir el estrés aprendiendo a hacer malabarismos para cumplir con todas nuestras obligaciones. Otros sostienen que la clave está en la paciencia: ser ambicioso, pero fijarse metas menos intimidantes a corto y mediano plazo. Otros nos aconsejan replantearnos nuestro orden de prioridades, poniendo el acento en la calidad de vida y concentrándonos en lo que más importa. Otros más ofrecen una solución de corte espiritual: aliviar el estrés por medio del yoga, la meditación y distintas disciplinas. ¿A quiénes debemos hacer caso? El dilema me recuerda la fábula de los cinco ciegos a los que se les pidió que describieran a un elefante. Cada uno palpó una parte distinta del animal antes de emitir su juicio. Uno tomó al paquidermo por la cola y dijo: —El elefante se parece a una soga. Otro lo agarró por una pata y declaró: —Nada que ver; el elefante es como un árbol. El tercero le palpó el costado: —¡Qué va! Para mí que el elefante es como un muro —aseguró. Otro lo agarró por la trompa y afirmó: —De ninguna manera, el elefante se parece a una serpiente. Y el último deslizó su mano por una de las orejas del animal y anunció: —No señores, el elefante es semejante a una hoja. Resultó que todos tenían algo de razón, pero ninguno acertó del todo. Cuando de nuestra vida se trata, el único que tiene una visión global es Dios. Él sabe exactamente qué necesita cada uno de nosotros para llevar una vida feliz, bien equilibrada y libre de estrés. Pero eso no es todo: Quiere además mostrarnos cada día y hasta cada momento los pasos que podemos dar en esa dirección, y es perfectamente capaz de hacer por nosotros lo que nos resultaría imposible por voluntad propia. Todo eso está dispuesto a hacer para ayudarnos, prodigándonos Su amor. Lo único que nos pide es que acudamos a Él, le expresemos nuestras pobrezas y le agradezcamos Su ayuda. «La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará nuestros corazones y nuestros pensamientos en Cristo Jesús» *1.GabrielEn nombre de Conéctate*1 Filipenses 4:7

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