miércoles, 2 de diciembre de 2009

REVISTA CONÉCTATE 93 AÑO 2008


Nuestra vida tiene mucho que ver con las decisiones que tomamos, y nuestra salud también. Hasta los riesgos que nos parecen ineludibles —como el de contraer la gripe en un ascensor repleto de gente— o las predisposiciones hereditarias a padecer ciertos tipos de cáncer pueden contrarrestarse hasta cierto punto. Con frecuencia hay precauciones que podemos tomar para mantenernos saludables. Volviendo a los ejemplos anteriores: en la época de mayor incidencia de gripe podemos subir y bajar por las escaleras; o seguir una dieta sana en el caso de males heredados. La verdad de la verdad es que la mayor parte de las dolencias que sufrimos —entre ellas la terrible gripe— son perfectamente prevenibles sin caer en extremismos. En la mayoría de los casos, vivir sano consiste simplemente en seguir con asiduidad unas cuantas normas elementales que nos ayuden a conservar la vitalidad y mantener altas las defensas. ¿Por qué, entonces, no nos esmeramos más por cuidar nuestra salud? Cada cual tiene sus motivos, pero por lo general esgrimimos el pretexto de que estamos muy ocupados o de que es muy difícil. Con eso no hacemos otra cosa que subestimar los peligros y sobrestimar nuestra resistencia. —El último virus que corrió por ahí no lo contraje. —Estoy en mejores condiciones que la mayoría de la gente de mi edad. —Eso a mí no me va a pasar. Lo lamentable es que tarde o temprano sí nos pasa, y deploramos no haber dado más importancia a nuestra salud y no haber hecho más esfuerzos en ese sentido. A veces no llegamos a enfermarnos, sólo nos sentimos cansados; pero el hecho de que nuestras facultades y fuerzas estén mermadas no nos permite disfrutar tanto de la vida y afecta nuestra capacidad de entrega. Como es de esperar, lo bueno de todo esto es que Dios está de nuestra parte. Nos dotó de un cuerpo notablemente resistente, con mecanismos intrínsecos de defensa, alerta precoz y curación. También contamos con nuestro sentido común, la experiencia colectiva y las pautas generales de salud que Él puso en Su Palabra. Por si fuera poco, ha llevado a los científicos a hacer descubrimientos que esclarecen muchos detalles. Y eso no es todo. Quiere trabajar con cada uno de nosotros y ser nuestro preparador físico y consultor de salud. Sólo hace falta que se lo pidamos y cumplamos lo que nos indique. ¿Quieres potenciar tu estado de salud, rendir más, lucir mejor y vivir más años? El presente número de Conéctate te dará el envión inicial.GabrielEn nombre de Conéctate

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