sábado, 5 de diciembre de 2009

Compañero constante


Deseo ser tu compañero, tu consejero, tu pronto auxilio, no alguien a quien solo conoces por referencias, o del que rara vez te acuerdas, o con quien hablas muy de tanto en tanto. Tampoco me interesa ser un simple asesor al que acudes cuando estás en un apuro o te aprestas a tomar una decisión importante. Deseo ser una presencia amorosa y constante en tu vida. Quiero comunicarme personal y directamente contigo. No deseo una relación distante, fría o mental, sino profunda y sincera. Quiero que comulguemos íntimamente, que conversemos, que tomemos decisiones juntos y que a veces nos comuniquemos sin decir palabra. Deseo que cultivemos un vínculo de amor más fuerte del que has entablado con persona alguna, algo que ahora ni siquiera eres capaz de imaginar. En toda relación de amistad hace falta tiempo y práctica para entrar en confianza con la otra persona, sincerarse y actuar con naturalidad y espontaneidad. Lo mismo sucede cuando quieres aprender a conversar libremente conmigo. Puede que venir ante Mi presencia y reconocer Mi voz te parezca un poco extraño o hasta trabajoso al principio; pero si haces el esfuerzo, te hablaré. Quizá las primeras veces pensarás que esa vocecita que oyes en lo profundo de tu ser proviene de tu mente, pero con el tiempo sabrás que es Mía. Puede que te dé ideas o respuestas a tus interrogantes; o tal vez te infunda una sensación de paz y bienestar; o quizá simplemente te diga lo mucho que te aprecio y cuánto disfruto de tu compañía. Estoy lleno de sorpresas; nunca sabrás con qué te vas a encontrar. Pero te prometo una cosa: jamás te defraudaré.

No hay comentarios:

Publicar un comentario