sábado, 21 de noviembre de 2009

REVISTA CONÉCTATE 55 AÑO 2005


Siempre que oigo a alguien lamentarse del calamitoso estado en que se halla el mundo, me viene a la memoria una frase que oí hace años: «Si no formas parte de la solución, eres parte del problema». Por entonces yo era un joven idealista, y si bien aquellas palabras me estimularon, no me aclararon de qué modo podía convertirme en parte de la solución. Lo que sí me resultaba evidente era que de ningún modo podía hacer la vista gorda ante la problemática. Más adelante llegó a mis oídos una frase afín: «El que no es conmigo, contra Mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama» (Mateo 12:30). En aquel tiempo acababa de descubrir la Biblia y estaba empezando a desentrañar sus misterios. Cuanto más la leía, más obvia me parecía la solución. No era otra que «amar a tu prójimo como a ti mismo» (Mateo 22:39). Y en la medida en que aumentaba mi fe en esa solución, Jesús me iba impulsando a llevarla a efecto. «Todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de Mí y del Evangelio, la salvará» (Marcos 8:35). Esas palabras constituyeron un tremendo acicate, un llamado a la acción. Entonces tomé conciencia de una extraordinaria verdad: que Jesús me daría las fuerzas y la facultad para hacer lo que Él me pidiera. Años después, puedo dar fe de que, a pesar de mis errores y limitaciones, he sido un instrumento Suyo. Jesús también tiene necesidad de ti. ¿Estás con Él? Él no te exige que transformes el mundo entero, sino que cada día pongas de tu parte para mejorar el rinconcito que te incumbe. ¿Le darás una oportunidad de amar y ayudar a otras personas por intermedio de ti? ¿Te atreverás a formar parte de la solución? Gabriel En nombre de Conéctate

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