miércoles, 11 de noviembre de 2009

Si yo lo logré, cualquiera puede


Si yo, que sufría de celos enfermizos, logré superarlos con la ayuda del Señor, cualquiera puede. Lo creo firmemente. Antes de mi transformación, cuando oía hablar de alguien que había superado los celos, pensaba que había sido posible porque esa persona tenía alguna cualidad o virtud que yo no poseía. Sin embargo, ahora me doy cuenta de que es totalmente obra del Señor, y que Él puede ayudar a cualquiera. En el ínterin el Señor me enseñó cosas muy valiosas. En primer lugar aprendí a tener más compasión de las personas que lidian con defectos similares. Antes solía ser bastante egoísta con los tesoros que me ha dado Dios. Tenía todo lo que quería, pero no me esforzaba mucho por brindarme a los demás y tener en cuenta sus necesidades y su felicidad. También tuve la enorme bendición de poder acudir a Jesús a cada paso en busca de ayuda. Él siempre tenía unas palabras para animarme y consolarme. No tuve más remedio que depender de Él, y Él no me defraudó. Algo más que me ayudó fue aprender a comunicarles franca y sinceramente a mi cónyuge y a varios buenos amigos lo que me pasaba. Tuve que obrar con humildad y pedirles que orasen por mí. Pero por medio de esa experiencia me di cuenta de lo estupendo que es rezar con otras personas. Cada vez que le pedí ayuda al Señor, Él respondió a mis oraciones y me sacó adelante. Tomando en cuenta todo lo que me enseñó a lo largo de aquella etapa, en realidad agradezco haber pasado por eso. Aunque a veces todavía tengo que batallar con los celos, no me debilitan tanto como antes. Ahora sé que con la ayuda del Señor no son imposibles de superar.

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