sábado, 14 de noviembre de 2009

REVISTA CONÉCTATE 20 AÑO 2002


¿Alguna vez has querido tener las respuestas a todos los interrogantes y las soluciones a todos los problemas? Me imagino que no hay quien no haya sentido alguna vez esa curiosidad y ese apetito. Satisfacerlo, en todo caso, no está tan lejos de la realidad. Si tienes a Jesús, tienes acceso a las respuestas y soluciones que te hagan falta, pues Él se las sabe todas. Nada escapa a Su conocimiento. Es más, te sorprendería saber hasta qué punto está dispuesto —y aun deseoso— de poner a tu alcance gran parte de Su caudal de sabiduría. La única condición es que se lo pidas con fe. Puede que no te revele los secretos del cosmos ni te diga el número ganador de la lotería, pero sí puede —y quiere— darte las soluciones a los problemas que afrontas, así como también muchos otros datos que contribuirán a hacer más llevadera tu vida cotidiana y que a la vez te ayudarán a alegrar la vida de quienes te rodean. Él además te dirigirá palabras de ánimo y cariño que solo Él es capaz de pronunciar, y te descubrirá Su corazón de formas que probablemente jamás imaginaste. Todo eso y mucho más está a tu alcance por medio del prodigioso don de profecía. Pero ¿cómo puedes obtener ese don si aún no lo posees? De la misma manera que se recibe cualquier otra gracia del Señor: simplemente pidiéndola y aceptándola por fe. No es preciso que seas superespiritual, ni un santo inmaculado. Basta con un simple acto de fe: pide y recibirás (Mateo 7:7). Miles de cristianos de todas las latitudes —personas comunes y corrientes como tú y yo— han descubierto lo extraordinario y a la vez sencillo que es el manejo de este don. En el presente número de Conéctate algunos de ellos nos cuentan sus experiencias y nos ofrecen atinados consejos. Sin duda que estos artículos te infundirán fe para que tú mismo escuches directa y explícitamente al Señor. Oramos que, cuando lo hagas, Él bendiga y enriquezca tu vida. Gabriel Sarmiento En nombre de Conéctate

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