jueves, 12 de noviembre de 2009

Respuestas a tus interrogantes


P : Cuando converso con personas que buscan la verdad y el auténtico sentido de la vida, muchas veces me plantean preguntas difíciles. Por ejemplo: «¿Cómo puede alguien saber a ciencia cierta que Dios existe, o que Jesús es —como tú dices— el camino, la verdad y la vida?» ¿Cómo hago para responderles? Muchas personas que afirman no creer en Dios en realidad no son ateas. Simplemente no se han decidido ni en uno ni en otro sentido por no haber tenido aún una clara ocasión de conocer la verdad. Aunque abriguen dudas o preguntas que querrán que les respondan antes de convencerse, si son gente sincera que anhela respuestas y quiere conocer a Dios, Él les mostrará la verdad y se les revelará. Es más, Jesús mismo nos hace una promesa sobre eso en la Biblia: «Todo aquel que pide [a Dios], recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá» (Mateo 7:8). Con que admitan la posibilidad de que Dios exista y que Jesús es quien dice ser, ya están dando oportunidad a Dios. Eso demuestra que relumbra en ellos una pequeña chispa de fe. Dios premiará esa fe dejándoles que vean y perciban la prueba, la demostración. Quizá no de inmediato, pero sí en algún momento posterior. Así que la próxima vez que te hagan esa pregunta, prueba a responderla de la siguiente forma: «Puedes poner a Dios en un tubo de ensayo y demostrar que existe. Tú eres el tubo de ensayo. Pon a Dios dentro de ti y espera a ver lo que sucede. Ora sinceramente para que Dios se te revele y Él lo hará a través de Su Hijo, Jesús». Muchos que afirman no creer en Dios también aducen no saber rezar; pero el hecho de que tú estés conversando con ellos del tema demuestra que se han hecho oír de Dios, y que Él quiere darles las respuestas que buscan. Muéstrales, repíteles o incluso parafraséales la promesa hecha por Jesús en Apocalipsis 3:20: «He aquí, Yo estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye Mi voz y abre la puerta, entraré a él». Luego ofrécete a hacer con ellos una sencilla oración del estilo de la que reproducimos a continuación: Dios mío, no te conozco, pero quisiera llegar a conocerte. Y también quiero conocerte a Ti, Jesús. Te abro la puerta de mi corazón y te invito a entrar en mí. Te ruego que me perdones todo lo malo que he hecho, que me des Tus dones de amor y vida eterna y que me lleves a conocerte más íntimamente. Amén. Una vez que la persona haya orado para aceptar a Jesús, Él se le hará patente ayudándola a experimentar Su amor, respondiendo a sus oraciones y efectuando cambios positivos en su vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario