jueves, 19 de noviembre de 2009

Reposo


«¡Qué presión tan tremenda! ¡No aguanto más! ¡Es insoportable!» La gente habla de la tensión a la que está sometida, la cual se le refleja en el rostro. Vivimos atrapados en la vorágine del tiempo. Nos movemos a una velocidad vertiginosa y a un incesante ritmo, que nos afecta física, mental y espiritualmente. Hoy intenté pasar unos momentos a solas y en silencio. Advertí hasta qué punto la inquietud, el estrés y las tensiones habían hecho presa de mí. Pero sé dónde puedo hallar reposo y sosiego. La definición de reposo, según el diccionario, es: «Quietud, falta de actividad». A su vez, el verbo reposar significa: «Permanecer en quietud y en paz». Eso suena muy bonito. Pero más de uno se preguntará cómo se alcanza ese estado. ¿Cómo encuentra uno ese reposo si siempre vive aprisa y corriendo? Cuando paso unos momentos a solas, en presencia de Dios, cuando leo y estudio Su Palabra, cuando examino mi corazón y dedico tiempo a la oración, recupero la paz que Jesús promete, el grato descanso que únicamente Dios puede dar. Ese es el remedio que alivia del todo el estrés que agobia nuestro espíritu y el bálsamo que despeja la inquietud del alma y las tensiones que nos aquejan físicamente. Mucha gente hoy en día se ve obligada a tomar tranquilizantes para aliviar el estrés causado por el trajín de la vida moderna. Hace poco leí una anécdota sobre un señor que llegó a su casa apresuradísimo. Venía del trabajo y le comentó a su mujer: «¡Es increíble todo lo que pasó hoy en la oficina! Dame uno de esos tranquilizantes. Estoy bajo tanta presión y tanto estrés que no aguanto más». La esposa le dio la pastilla, y en ese momento lo llamaron por teléfono para que volviera a la oficina porque un cliente importante quería hacer un pedido grande. El hombre preguntó a su mujer: «¿Dónde están las otras píldoras, las estimulantes? ¡Necesito una!» Hay quienes toman estimulantes para rendir más y luego calmantes para tranquilizarse. Son tantas las presiones que algunos no tienen más remedio. Sin embargo, los cristianos disponemos de otros recursos. Podemos dedicar ratos a la meditación y así, en la presencia de Dios, aminorar el frenesí de la vida moderna. Tenemos que hacer la parte que nos corresponde para buscar al Señor en silencio. Veamos algunos versículos que corroboran este principio: «Moisés les respondió: "Esperad y oiré lo que ordena el Señor acerca de vosotros"» (Números 9:8). Tuvo que pedir a los israelitas que aguardaran para poder oír lo que el Señor les quería decir. 1 Samuel 9:27: «Dijo [el profeta] Samuel [al rey] Saúl: "Di al criado que se adelante [...]; mas espera tú un poco para que te declare la Palabra de Dios"». Cuando ofrezco asesoramiento y oración, a veces resulta difícil conseguir que una persona haga una pausa suficiente para escuchar la Palabra de Dios. En 1 Samuel 12:7 tenemos un ejemplo magnífico de eso. En ese pasaje el profeta exhorta al pueblo: «Ahora, pues, aguardad, y discutiré con vosotros delante del Señor». Job 37:14: «Detente, y considera las maravillas de Dios». El rey David habló de meditar y comulgar con Dios de noche: «Meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad» (Salmo 4:4). Amén de todo ello, Dios dice: «Estad quietos y conoced que Yo soy Dios» (Salmo 46:10). Si buscamos a Dios en el silencio y leemos Su Palabra, puede refrescarnos el alma, aclararnos los pensamientos y librarnos del estrés. Algunos consideran una pérdida de tiempo hacer una pausa para meditar o detenerse a orar. Sin embargo, millones de personas de todas las épocas han descubierto que solo en presencia de Dios encuentran descanso, paz y alivio de las presiones de la vida. La oración hace posible que nos beneficiemos del poder de Dios, el cual disipa el estrés de la vida. Reflexiona en lo que te digo. La Palabra de Dios nos enseña que los que creen descansan en el Señor. «Los que hemos creído entramos en el reposo» (Hebreos 4:3). Y a continuación dice: «Queda un reposo para el pueblo de Dios» (Hebreos 4:9). No hace falta esperar a llegar al Cielo para gozar de ese reposo. Puedes contar con él ahora mismo. Que Dios te bendiga y te conduzca a Su remanso de perfecta paz.

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