miércoles, 11 de noviembre de 2009

¿A qué prestas atención?


Un naturalista que caminaba con un amigo por las concurridas calles de una gran ciudad de pronto se detuvo y preguntó: —¿Has oído ese grillo? —Claro que no —respondió su amigo riéndose—. Jamás podría escuchar un grillo con el ruido de todo este tráfico. —Pues yo sí lo escucho —insistió el naturalista. Y al voltear una piedra, descubrió el insecto. —¿De veras podías oír ese grillo a pesar del barullo de la calle? —preguntó su amigo sorprendido. —Claro —dijo el naturalista—. Me paso el tiempo escuchando la naturaleza, ya sea que me encuentre en el bosque, en el campo o en la ciudad. Cada cual oye los sonidos a los que está atento. Tomando una moneda, la dejó caer en la vereda, y todos los transeúntes metieron la mano en el bolsillo para ver si se les había caído a ellos. ¿De qué estás tú pendiente, del tintín de las monedas, o de la voz de Dios? Tus oídos están afinados para captar determinadas señales, así como una radio está acondicionada para sintonizar un programa de una emisora distante. Los oídos de Dios están pendientes de nuestras oraciones. ¿Están los nuestros atentos a Sus instrucciones?

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