miércoles, 18 de noviembre de 2009

«¡Por fe andamos, no por vista!» (2 Corintios 5:7).


En boca de muchos anda hoy en día el viejo refrán: «Ver para creer». Pero ese no es el principio que rige la fe. Para el cristiano, el refrán funciona al revés: «Creer para ver». Dios quiere que primero confiemos en Él y creamos; luego veremos la solución. Nos hace pasar por un periodo de fe, de creer y confiar, para comprobar que lo amamos y estamos dispuestos a confiar en Él. Quiere ver si es verdad que tenemos fe. Aprecia mucho que tengamos fe para creer en lo invisible. No podemos esperar que Dios nos dé fe para afrontar las circunstancias si estamos abstraídos en nosotros mismos o pendientes de las condiciones imperantes en vez de poner los ojos en Él. El hombre dice: «Quédate en el puerto. No intentes lo imposible, o te hundirás». Dios dice: «Sal a navegar. Echa las redes, y Yo te daré una pesca tan grande que no tendrás donde ponerla toda». El hombre dice: «Mira en qué condiciones está tu barca. No puedes hacerlo». En cambio Dios dice: «Mírame a Mí. Para los hombres es imposible, mas para Dios nada es imposible, y al que cree todo le es posible» (Lucas 5:4-9; Mateo 14:29-31; Lucas 1:37; Lucas 18:27).

No hay comentarios:

Publicar un comentario