miércoles, 18 de noviembre de 2009

La fe en acción


Una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó Su manto. Porque decía: «Si tocare tan solamente Su manto, seré salva». Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote. Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de Él, volviéndose a la multitud, dijo: —¿Quién ha tocado Mis vestidos? Sus discípulos le dijeron: —Ves que la multitud te aprieta, y dices: «¿Quién me ha tocado?» Pero Él miraba alrededor para ver quién había hecho esto. Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de Él, y le dijo toda la verdad. Y Él le dijo: —Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote. Marcos 5:25-34

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