viernes, 27 de noviembre de 2009

El Paraíso Donde reina el amor


¿Alguna vez te has puesto a pensar qué sucede después que uno muere? ¿Existen el Cielo y el Infierno? ¿Existe Dios? No tienes por qué tener miedo de morir, pues hay en efecto un reino bellísimo llamado el Cielo al que están destinados todos los que aman a Dios. Si pudieras echar un vistazo a la dimensión celestial —como han hecho algunos que han tenido experiencias cercanas a la muerte—, sabrías sin asomo de duda que hay vida después de la muerte, que el Cielo existe. Es un paraíso en el que viven y reinan Dios, Jesús y el Espíritu Santo, un mundo de amor, de hermandad y felicidad en el que están proscritos el dolor, la tristeza, el hambre y la injusticia. Así lo detallan los últimos dos capítulos de la Biblia, Apocalipsis 21 y 22. El lugar que ocupes en el mundo venidero depende de las decisiones que tomes en esta vida terrenal. Lo mismo vale para todos. Los que eligen amar a Dios y vivir conforme a Sus designios, los que procuran hacer el bien y amar al prójimo, gozarán de amor, de felicidad y de todas las bondades de ese paraíso. Por otra parte, los que obran movidos por el odio y hacen daño al prójimo recibirán su castigo y pagarán las consecuencias de las decisiones erróneas que tomaron y de su falta de amor (Mateo 16:27; 2 Corintios 5:10). Sólo tienes que creer en el reino divino del amor. Sólo tienes que aceptar que Dios es bueno y amoroso, que desea amarte, bendecirte, cuidarte y ampararte. No tengas duda de que es capaz de resolver todos tus problemas, de enjugar todas tus lágrimas, de cambiar tu tristeza en gozo y alegría. Todo eso está a tu alcance, pero tienes que desearlo y recibirlo con los brazos abiertos. Es facilísimo optar por el bien. Abrirse a Jesús no presenta complicación alguna. Toma un momento nada más. Basta con hacer una oración, con desear sencillamente lo bueno, lo justo y lo hermoso. Si buscas amor y paz interior, no tienes más que acudir a Jesús. Haz a un lado tu orgullo y tus vacilaciones sobre lo que piensas que puedes perder, y verás que saldrás ganando, pues todo lo que te encanta, todo lo que te gusta hacer, todo lo que anhela tu corazón puedes hallarlo en el Cielo. El Cielo supera nuestros sueños más aventurados. Es muy parecido al mundo en que vivimos actualmente, sólo que mucho mejor. Reina el amor, la gente se ríe, y no falta la diversión. También hay retos que enfrentar. Se trabaja. Se conoce gente y hay mucho que aprender. El ambiente hierve en actividad. Es una vida intensa, muy parecida a la que llevas hoy. La diferencia radica en que todo lo que se hace proporciona alegría y satisfacción. No te lo pierdas. Anímate. Acepta hoy mismo el amor de Dios manifestado a través de Jesús. Él es Rey de reyes y Señor de señores, la imagen viva del propio Dios. Está dispuesto a descender a nuestro plano para amarnos. Incluso accede a vivir en nuestro interior y a fundirse con nosotros. ¡Qué gran amor! ?¿Estás seguro de que irás al Cielo cuando te mueras? Es posible tener esa certeza. Sólo necesitas hacer una oración para abrirle tu corazón a Jesús y aceptarlo como Salvador. Jesús, gracias por venir y morir por mí para que yo pueda alcanzar el perdón de mis pecados, conocer Tu amor aquí en la Tierra y tener la promesa de la vida eterna en el Cielo. Te abro mi corazón y te invito a entrar en él. Amén.

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