viernes, 13 de noviembre de 2009

El nuevo amigo de Emilia


«¿Alguien me prestará atención hoy?», se pregunta Emilia. Pronto llegará el invierno, y le resultará mucho más difícil arreglárselas con su magra pensión equivalente a menos de cinco dólares por mes. En épocas mejores Emilia fue enfermera. Pese a vivir en un país comunista, la vida le había sonreído. El dinero le alcanzaba. Los precios eran bajos. La gente la respetaba y gustaba de conversar con ella. Le agradecía sus servicios de enfermera y todo que lo que hacía por los demás. Ahora está anciana, y no tiene a nadie más que a una hermana mayor postrada en cama. Se ve obligada a mendigar frente a una tienda de clase alta para mantener a ambas. Allí pasa todo el día esperando que alguien se apiade de ella y se digne a darle unas monedas. El invierno pasado llegó a creer que se moriría de hambre. ¿Será mejor este año? Mientras Emilia piensa en esas cosas, no advierte que se le acerca un niñito con dinero en la mano, seguido a pocos pasos por una joven. Emanuel, de tres años, quiere darle el dinero a Emilia porque la chica, de nombre Rebeca, le ha dicho que la anciana es muy pobre y necesita ayuda. —Y hay algo más que puedes darle —le dice Rebeca a Emanuel—, más importante aún que el dinero: puedes darle a Jesús. Emanuel ama a Jesús y sabe que Jesús lo ama a él. Aunque es la primera vez que ve a la anciana, se da cuenta de que tiene cara de buena persona. —Repite esta pequeña oración —le dice después de darle la limosna—: Jesús, entra en mi corazón... Emilia se sorprende tanto de que un niñito le dé una limosna y luego quiera rezar con ella que sin darse cuenta siquiera se pone a repetir la plegaria de Emanuel. Entonces sucede algo de lo más extraño. Enseguida se siente más optimista. Se siente amada. Emanuel está fascinado. Ha visto a sus padres rezar con otras personas para que acepten a Jesús, pero esta es la primera vez que él dirige la oración. Emilia tiene deseos de conocer mejor a Emanuel y Rebeca, así que los invita a su humilde apartamento e insiste en prepararles algo de comer. Se hacen buenos amigos. De vez en cuando Emanuel vuelve a visitar a Emilia, a veces con Rebeca, otras con su madre, Priscila. En cada ocasión llevan un poco de comida y dinero a Emilia y su hermana. En cada visita, les hablan de Jesús y rezan con ellas. Ahora Jesús es también el mejor amigo de Emilia. Este invierno será mucho mejor.

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