lunes, 2 de noviembre de 2009

Él no te decepcionará


Él no te decepcionaráNorma C. (Brasil)
¡El Señor me libró cuando yo tenía todas las circunstancias en contra!
Hace casi un año me sometí a unos exámenes médicos, y me diagnosticaron cáncer de pecho. Luego de descubrir un tumor en uno de mis senos, los médicos dijeron que tenían que operar para extraérmelo. Ni siquiera podían garantizarme que la operación fuera a tener éxito. Mi madre había muerto de cáncer de pecho, y todas mis radiografías y análisis revelaban sin duda alguna que el tumor era maligno. Cuando me enteré de esto, me sentí preocupada, aunque no abrumada, pues como he recibido a Jesús y estudio la Palabra de Dios, sé a qué atenerme cuando me toque dejar esta vida. Por otra parte, tengo hijos pequeños que todavía me necesitan. Conversé con unos entrañables amigos que me han enseñado a tener fe en el Señor y me han instruido en la Palabra de Dios. Juntos rezamos por mi curación. Hicimos una ferviente oración que nos conmovió mucho a todos. De hecho, nunca había sentido la necesidad de rezar con tanto ahínco, y ahora que lo cuento creo que fue un poco egoísta de mi parte. Mi estado de salud me impulsó a adoptar una actitud más seria con el Señor, cuando en realidad había tenido oportunidades de elevar plegarias igual de fervientes por otras personas. En todo caso, rezamos juntos con mucho afán, y en ese momento nos emocionamos profundamente. Después de la oración, mi fe se fortaleció estudiando la Palabra de Dios, sobre todo escuchando cintas de hermosos versículos de la Biblia sobre la curación, la fe y la confianza en el Señor. Cuando ingresé en el hospital llevé conmigo libros de inspiración cristiana para estudiarlos durante ese período de prueba. Necesitaba la Palabra de Dios para mantenerme fuerte. Cuando me extirparon el tumor, los médicos se llevaron una gran sorpresa, ¡pues resultó que no era maligno! A pesar de todo lo que parecían indicar los análisis anteriores, era benigno. Estamos convencidos de que fue una respuesta maravillosa de Dios a nuestras sentidas oraciones. ¡El Señor me libró cuando yo tenía todas las circunstancias en contra! ¡Qué experiencia más hermosa.
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