viernes, 27 de noviembre de 2009

El misterioso Jack


Una madrugada en que estaba entre dormida y despierta tuve un sueño que me pareció ser algo más que una simple fantasía. Más bien fue una experiencia. Estaba en el Cielo, con algunas personas de la rama materna de mi familia que ya han pasado a mejor vida. No vi a mi madre, que había fallecido poco tiempo antes, pero percibí que ella también estaba presente. Yo me hallaba semirreclinada en un sillón y todos mis familiares estaban en círculo conversando. Por lo visto yo no participaba de lo que decían; más bien era una observadora de lo que sucedía entre ellos. Se relacionaban tan bien y había tal clima de paz y armonía que lo tomé como un indicio más de que estábamos en el Cielo. El punto focal de aquella experiencia —al menos para mí— fue un muchacho que dirigía la conversación y parecía ser el orientador espiritual de los demás, a pesar de que era más joven que algunos de ellos. Tendría cerca de 30 años y era bastante apuesto. De vez en cuando me miraba y me sonreía. En una ocasión hasta me guiñó el ojo, cosa que me hizo ruborizarme. Aunque estaba en la dimensión espiritual, mis reacciones seguían siendo humanas. Ese vino a ser el sueño. Yo no dejaba de preguntarme quién era aquel joven. Nunca lo había visto, pero tenía la certeza de que era de la familia de mi madre. En el instante en que concluía la experiencia, escuché que alguien decía: «Ese es Jack». Estaba tan segura de que aquello había sido más que un sueño que escribí a mi padre para preguntarle si conocía a alguien de la familia de mi madre llamado Jack. En su respuesta me contó que había hecho averiguaciones sobre «el misterioso Jack», como lo llamó él, y había descubierto que la madre de mi madre —es decir, mi abuela— había tenido un hermano menor, que murió en la Segunda Guerra Mundial. Se llamaba John, pero todo el mundo le decía afectuosamente Jack. «Todos afirman que era el mejor de la familia», decía mi padre en su carta. Ello me confirmó —por lo menos así lo entendí—que efectivamente había tenido un encuentro con mi tío abuelo Jack. Creo que el Señor dispuso que sucediera para animar a mi padre, para hacerle ver la realidad del mundo espiritual y la vida en el más allá.Ana Fields es miembro de la Familia Internacional.

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