lunes, 30 de noviembre de 2009

Cómo reaccionar ante las pruebas de la vida


El Señor permite los disgustos y las circunstancias adversas a fin de fortalecernos. Nos prueba para ver cómo vamos a reaccionar. Los desengaños y las contrariedades no tienen por qué deprimirnos ni desanimarnos, porque lo que determina el efecto que tengan en nosotros es nuestra fe y nuestra actitud. Con frecuencia la fe y la confianza en el Señor pueden transformar por completo las circunstancias, pues Él obra en favor nuestro. Todo depende de cómo se miren las cosas, de la actitud con que se tomen. Las circunstancias no tienen por qué ejercer control sobre nosotros. Si contamos con la ayuda del Señor y conservamos una actitud positiva, podemos ser felices a pesar de las vicisitudes o decepciones que nos toque afrontar. Con frecuencia las pruebas de la vida hacen surgir las mejores cualidades de una persona, siempre y cuando ésta lo permita. El Señor tiene todo el poder y las fuerzas que necesitamos para cualquier situación. Basta con que pongamos los ojos en Él, saquemos de Él esas fuerzas y le pidamos que intervenga. Y si a causa de las decisiones adoptadas por otras personas no puede cambiar las circunstancias, por lo menos puede ayudarnos a hacer frente a ellas. David Brandt Berg (1919-1994), fundador de La Familia Internacional.

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