sábado, 7 de noviembre de 2009

Cómo construir un mundo mejor aplicando una simple regla


¿No sería fantástico que la gente hiciera simplemente lo que dijo Jesús: «Ama a tu prójimo como a ti mismo» (Mateo 22:39)? Cuando la gente trata desconsideradamente a los demás, se acarrea problemas. En efecto, todos los males del mundo actual son causados por la falta de amor de los hombres para con Dios y sus semejantes. El sencillo amor a Dios y al prójimo sigue siendo la solución divina aun en una sociedad tan confusa y sumamente compleja como la actual. El amar a Dios nos hace capaces de amarnos unos a otros y hasta de respetarnos mutuamente como criaturas Suyas. Podemos entonces seguir Sus preceptos sobre la vida, la libertad y la felicidad, con lo que todo se arregla y todos nos sentimos satisfechos en Él. Pidamos, pues, a Dios que nos ayude a amar a nuestros semejantes con el amor que Él que nos entrega. Y recordemos que el prójimo no son sólo aquellos seres que están muy unidos a nosotros. Es cualquiera que se cruza en nuestro camino y necesita nuestra ayuda, sin consideración a su raza, credo, color o nacionalidad.

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