lunes, 23 de noviembre de 2009

Apuntes sobre el tiempo del fin


Más datos sobre el ascenso al poder del AnticristoInicialmente el Anticristo dará la impresión de ser el superestadista que el mundo entero lleva tiempo esperando, dado que forjará la paz en el mundo y generará estabilidad económica. La mayoría de la gente lo verá como un pacificador, un dirigente con gran poder de convocatoria. «Estando la provincia en paz y en abundancia, entrará» (Daniel 11:24) y «tomará el reino con halagos», o «con intrigas», como se traduce a veces el vocablo hebreo chalaqlaqqoth (Daniel 11:24,21). Pero para que el mundo acepte un régimen global y un gobernante supremo, la situación tendrá que ponerse desesperante; y la gente no se desespera cuando hay paz y seguridad. Las guerras, el terrorismo, los colapsos económicos y las catástrofes contribuirán a crear el clima propicio para que el Anticristo acceda al poder pacíficamente. El Anticristo y sus agentes se esfuerzan por provocar caos en el mundo. Preparan así el terreno para la presentación triunfal de ese falso salvador. Tiran en esa dirección utilizando en beneficio propio los efectos de las crisis económicas y políticas y las catástrofes naturales. ¿Por qué nadie pone fin al sufrimiento y las guerras de África, al hambre y las masacres de Sudán, Somalia, el Congo (RDC), Uganda y otros lugares? ¿Por qué Haití se tambalea de catástrofe en catástrofe? ¿Por qué los ricos son tan ricos, y los pobres tan pobres? ¿Cómo es posible que ciertos países ataquen a otras naciones u opriman a su propia población sin tener que afrontar consecuencia alguna? ¿Se dará alguna vez con una solución para evitar las matanzas sin fin de Oriente Medio? ¿Cómo pueden las religiones del mundo aunar esfuerzos para impedir que sus fieles se maten unos a otros? Por medio de la incesante cobertura que los medios de difusión dan a esos conflictos, la humanidad se plantea constantemente esos interrogantes. Y en todos estos casos, los países del mundo, así como las Naciones Unidas, han demostrado su incompetencia. ¿Qué pasará, entonces, cuando el mundo se encuentre una vez más al borde de una guerra mundial o de un colapso económico de tremendas proporciones? Con cada crisis, la población del planeta se siente cada vez más movida a clamar: «¿Quién nos sacará de este lío?» Cuando llegue el momento propicio, el Anticristo ofrecerá sus soluciones. «Tenemos que unirnos más —dirá—. ¡Tengo el plan ideal para ello!» El tsunami que hubo en Asia en diciembre de 2004 fue una de las muchas señales del Fin que dijo Jesús que precederían a Su segunda venida: «Oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores» (Mateo 24:6-8). «Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la Tierra perturbación de las naciones, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la Tierra» (Lucas 21:25,26). Al igual que otras catástrofes que concitan la atención del mundo, el tsunami contribuyó a allanarle el camino al Anticristo, pues suscitó la demanda generalizada de mejores sistemas de advertencia y de un mayor seguimiento de los fenómenos atmosféricos. Si bien los sistemas que se instalen serán útiles para esos propósitos, muchos de ellos cumplirán una doble función. Quienes procuran unir al mundo bajo un solo gobierno no reparan en usar la tecnología para vigilar más de cerca a sus habitantes. Así, lo que brinda un servicio puede también emplearse para controlar. Poco a poco, el Anticristo se prepara para el día ineludible en que se revelará a la población mundial. «Con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con Él, [...] nadie os engañe en ninguna manera; porque [ese día] no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado [el Anticristo], inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos» (2 Tesalonicenses 2:1,3,9). «Cuando los transgresores lleguen al colmo, se levantará un rey [el Anticristo] feroz de rostro y entendido en enigmas. Y su poder se fortalecerá, mas no con fuerza propia; y causará grandes ruinas, y prosperará, y hará arbitrariamente, y destruirá a los fuertes y al pueblo de los santos. Con su sagacidad hará prosperar el engaño en su mano; y en su corazón se engrandecerá, y sin aviso destruirá a muchos; y se levantará contra el Príncipe de los príncipes [Jesús], pero será quebrantado, aunque no por mano humana» (Daniel 8:23-25). Entretanto, cualquier cosa que provoque miedo e inquietud generalizados favorece al Anticristo y sus secuaces. Quien cree estar a punto de ahogarse acepta cualquier salvavidas que le ofrezcan, aunque se trate de un gobierno mundial encabezado por un semidiós. Por trágicos y horrorosos que sean los acontecimientos actuales, forman parte del plan divino para el Tiempo del Fin; y cuanto antes ocurran, antes podrá regresar Jesús para acabar con todo el sufrimiento, el pesar, el dolor y el mal. Sólo entonces prevalecerá la justicia. Al fin «la Tierra será llena del conocimiento de la gloria del Señor, como las aguas cubren el mar» (Habacuc 2:14).

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